El próximo miércoles se entregan los premios Ondas 2025, y uno de los galardonados más celebrados es Versió RAC1, distinguido como mejor programa de radio. Su director y presentador, Toni Clapés (Barcelona, 1967), recibirá el galardón después de casi tres décadas al frente de un espacio que ha marcado la radio catalana. Clapés, que ya ganó un Ondas en 2014 por su trayectoria profesional, repasa con La Vanguardia la sorpresa del premio, la evolución del programa, su propio recorrido personal y profesional, y lo que espera decir en el discurso de agradecimiento.

¿Había perdido ya la esperanza de ganar un premio Ondas con Versió RAC1?

La verdad es que no me lo esperaba nada. Nos hemos presentado muchos años y nunca nos lo habían dado, así que esta vez tampoco tenía muchas esperanzas. Además, en la casa, cuando algún compañero recibe un premio, siempre acaba sabiéndose algo al mediodía… y esta vez nadie sabía nada. Me pilló totalmente desprevenido.

¿Cuál fue su primera reacción?

El primer pensamiento fue para los años de trabajo de todo el equipo, de toda la gente que ha pasado por el Versió. También pensé en mis padres, porque sé que les habría hecho mucha ilusión. Y después sentí algo muy simple: trabajo bien hecho. Esa sensación de que, después de tantos años trabajando en un proyecto, llega la guinda del pastel.

El programa combina actualidad y humor. Una fórmula aparentemente sencilla, pero con dificultades. ¿Cuáles son?

La principal es que haces dos programas en uno. Por un lado, el programa convencional de actualidad. Por otro, el programa de humor. Y cada día tienes que encajarlos para que suenen como una sola pieza coherente. Es como coser dos programas distintos y conseguir que todo tenga sentido.

Evolución personal
“Hace unos años había cosas que no me habría atrevido a decir por miedo a entrar en conflicto. Ahora ya no lo tengo”

El programa, con todas sus etapas, lleva casi 30 años en antena. ¿En qué ha cambiado desde la primera emisión?

Ha cambiado absolutamente todo: la sociedad, los tempos, la manera de comunicar… Cuando empezamos, al mediodía cogías los diarios y de ahí salía el programa de la tarde. Ahora, al mediodía a menudo tienes que recomponer medio programa porque todo evoluciona mucho más rápido. Las redes nos han cambiado la forma de hablar con los oyentes, que ahora es mucho más visual. Hacemos vídeos, contenidos específicos, buscamos nuevos públicos. El mundo entero ha cambiado y el programa ha ido evolucionando porque, si no lo hubiera hecho, estaría muerto. Pero la esencia es la misma: darle la vuelta a la actualidad con humor.

¿Y usted? ¿Qué evolución personal ha hecho durante todo este tiempo?

En algunas cosas sigo igual. Los nervios y el vértigo antes de empezar el programa los tengo igual que el primer día. Pero sí que el tiempo y las experiencias personales —y aquí incluyo haber superado un linfoma— me han hecho expresarme con mucha más libertad. Hace unos años había cosas que no me habría atrevido a decir por miedo a perder oportunidades, a enfadar a alguien, a entrar en conflicto. Ahora no. He cumplido mis objetivos, no necesito quedar bien con nadie y la empresa siempre me ha dado libertad. Es un lujo.

Siempre reconoce que Xavier Sardà ha sido su gran referente. ¿Por qué?

Yo empecé escuchándolo en La bisagra, en RNE, y más tarde tuve la suerte de coincidir con él en Radio Barcelona, cuando hacía La ventana. Me fascinaba la manera en que planteaba los temas y las entrevistas, la originalidad, la forma de jugar con los personajes. Era —y es— un genio. Para mí siempre ha sido un espejo. No creo haberlo superado, pero al menos he intentado acercarme.

Toni Clapés

Toni Clapés afirma que sigue sintiendo nervios y vértigo al comenzar cada programa 

NACHO VERA

¿Cree que usted mismo también se ha podido convertir en un referente para las nuevas generaciones de profesionales?

Sinceramente, no soy consciente. Sí me sorprende que haya gente muy joven que escucha el programa, porque siempre se dice que la radio convencional es cosa de boomers. Pero vienen jóvenes que te dicen que lo escuchan porque los padres se lo ponían en el coche, o que han aprendido catalán escuchándonos. Eso sí que me hace feliz. Y también la gente que pasa por enfermedades y te dice que el programa les ayuda. Eso lo es todo.

¿Le gustaría probar nuevas experiencias radiofónicas?

He tenido muchas propuestas a lo largo de los años: mañanas, tardes, otras cadenas… pero nunca acababan de cuajar. Y al final el destino ha querido que siguiera haciendo el Versió un año más, y otro, y otro… hasta convertirse en parte de la historia de la radio en Cataluña. Si no fuera así, hoy no estaríamos celebrando el Ondas. Si llegara una propuesta nueva, la analizaría, pero no tengo angustia por cambiar.

Tuvo éxito en la televisión, pero hace años que no lo vemos en la pequeña pantalla. ¿Es una espina clavada?

Un poco, pero no mucho. Este país es muy de etiquetas, y si haces un programa que no funciona, te cuelgan la de “en la tele no funciona”. Si llega una propuesta que me apetezca y me vea haciéndola, perfecto. Si no, no me quita el sueño. No necesito más popularidad ni más dinero ni más tele. Si lo hago, será porque me apetece.

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Toni Clapés, esta tarde, tras conocer que 'Versió RAC1' ganaba el Ondas a mejor programa de radio

¿Tenemos Versió RAC1 para rato?

Hay quien me dice: “¿Cómo puedes hacer tantos años el mismo programa?”. Pues igual que un cirujano opera cada día. Es mi trabajo, y tengo la suerte de que una empresa confía en mí y me deja hacerlo.

¿En casa es igual de gruñón que en la radio?

Puede que tenga fama de tener mala leche, pero en casa soy otra persona: crítico, sí, porque creo en la crítica constructiva, pero también alguien que disfruta de las cosas pequeñas. Un libro, una tarde tranquila, una puesta de sol en Calella… no necesito nada más.

¿Tiene ya pensado qué dirá cuando el miércoles le entreguen el Ondas?

Aún le doy vueltas, pero tengo claro que hablaré del trabajo en equipo. El último fin de semana veía castells y pensaba que son la metáfora perfecta del programa: yo puedo hacer de enxaneta y saludar, pero sin toda la piña y todo el tronco, no sube nada. Cada día construimos un castillo distinto. Y por eso el Ondas es de todos.