Núria Llansó (2004, Sant Julià de Cerdanyola) es una de las irrupciones más sorprendentes del trail running español. Criada en una familia muy ligada a la montaña, descubrió la competición casi de rebote y, en apenas dos años, ha pasado de ser «la chica del chándal» en una carrera local a convertirse en una de las grandes apuestas de futuro de Salomon.

Especialista en medias distancias y con una habilidad natural para las subidas, Llansó combina su progresión deportiva con tercero de Enfermería en la Universidad de Barcelona y largas jornadas de prácticas en el Clínic. Humilde, reflexiva y sin ganas de quemar etapas, se ha ganado un hueco en la escena nacional por su madurez y su forma de competir: cabeza fría, cero drama y un mantra claro —hacer su carrera y disfrutarla.

Tienes solo 20 años. ¿De dónde te viene esta pasión tan temprana por el trail?

Diría que es familiar. Me viene de casa, de mi padre. Siempre hemos hecho montaña, caminar… De pequeña siempre salíamos a hacer senderismo. Yo hacía baloncesto y el fin de semana que no tenía partido, algún día era: “va, ven a correr conmigo».

Y te acabó gustando más que el baloncesto…

Sí. Yo hacía básquet y en segundo de Bachillerato lo dejé por los estudios, porque el equipo se disolvió y otras cosas. Salía a correr con mi padre, me gustaba correr, siempre me ha gustado correr, y más por la montaña que por asfalto. No era que me hubiera planteado dedicarme y decir «quiero ser profesional».

Y por aquel entonces, en 2023, fichas por Salomon.

Sí. Tenemos una casa en Sant Julià de Cerdanyola. Allí organizaron un training camp con Miguel Heras y el Biel, un fin de semana aprendiendo técnicas de correr. Eso fue hace un par de años, saliendo ya de segundo de Bachillerato. Era para jóvenes, y mi padre, como se lo quería mirar, dijo: “es para jóvenes, quedaría raro si voy yo; ¿qué te parecería ir a ti?”. Yo pensé: bueno, paso un fin de semana, conozco gente… perfecto.

El primer día del training camp cada uno se presentaba. Yo estaba un poco asustada porque la gente decía que se preparaba ultras, que si UTMB, que si habían hecho muchas carreras… Yo no había hecho casi nada. El plan era salir de Bagà y correr hasta el refugio de Prat d’Aguiló. Al día siguiente hacíamos una ruta circular y acabábamos de nuevo en Bagà durmiendo en refugio. Yo pensaba: «correr dos días seguidos, no aguantaré».

¿Y cómo fue?

Al final aguanté. Nos repartieron en grupos. Yo me puse en el grupo de atrás para ver cómo iba, sin ir a seguir a Miguel ni nada. Íbamos en grupos diferentes, yo fui tirando y de golpe alcancé a Biel, que iba grabando imágenes con la cámara. Fui tirando, alcancé al grupo de delante sin darme cuenta y empecé a seguirle. Al cabo de un rato se giró y se quedó como: “¿me está siguiendo?”. “Sí, sí”, le dije. Seguimos y atrapamos al grupo de Miguel cuando estábamos por Sant Jordi, creo. Hicimos una pausa y me preguntó: “¿cómo te llamas?”. “Nuria”.

Al segundo día había dos opciones: una ruta de 10 km bajando para ir a comer o una de 20 km. Yo dije que haría la de 10, que ya me iba bien. Al principio del recorrido, en la primera subida, que era bastante fuerte y la hacíamos medio caminando, fue cuando Biel me propuso entrar en el equipo Salomon Next Gen y que en dos semanas, en la Nit Pirineu, corriera con ellos. Entré al training camp siendo una persona y salí siendo otra. A partir de ahí es cuando me dediqué más a correr.

Núria, durante uno de sus entrenamientos

Núria, durante uno de sus entrenamientos / SALOMON

¿En qué momento de tus estudios estabas entonces?

Ya había empezado la universidad. Era finales de septiembre, principios de octubre. Llevábamos una semana de clase, todo era muy nuevo.

Llevas dos años dentro del equipo. Una de las primeras carreras importantes, ¿fue quizá Montserrat?

Sí. La Montserrat Skyrace fue antes de entrar en Salomon. Antes de entrar había hecho dos carreras: una de Classmark, más local, y luego Montserrat, donde participamos todos en familia: mi madre, mi padre, mi hermana y yo. En la Classmark fui toda la carrera segunda y al final acabé tercera. La primera fue la Gabriela y la tercera la Marta, la mujer de Biel. De hecho, Biel me conoció allí.

Cuando nos vimos en el training camp me dijo: «yo a ti ya te conozco, te vi en Montserrat, mi mujer fue la que quedó tercera». Y siempre está la broma de que soy «la chica del chándal», porque allí iba con unas mallas de Decathlon y una sudadera de mi hermano de cuando tenía 12 años, no iba a competir. Todo el mundo decía «¿quién es esta?”. Biel aún me llama así, la chica del chándal. El «culpable» de que hoy esté en Salomon es él.

El año pasado ganas en Zegama. ¿Es tu primera gran victoria reconocible?

Sí, fue una victoria que me hizo mucha ilusión en la carrera júnior. Por el lugar y por lo que significa Zegama. Yo sabía que Zegama era un sitio especial. Es la catedral del trail en España. Si tengo que hacer una maratón será allí.

Núria, durante la Zegama del pasado año

Núria, durante la Zegama del pasado año / SALOMON

Precisamente, a nivel de recorrido, ¿cuál es tu distancia ideal?

La media maratón es la distancia que siempre me ha gustado hacer. La larga distancia, para nuestra edad, la considero ya bastante larga. La corta la veo muy explosiva, muy rápida, y yo todavía no llego a ese terreno. Es potencia pura y dura. En Zegama me sorprendió, porque eran 10 km y hablaba con Gabriela y decía: “aquí todo el mundo saldrá en sprint”. Yo no había corrido nunca así. Pero sí, mi top es la media.

¿Hay alguna carrera que te gustaría hacer “una vez en la vida”? ¿Sería Zegama?

Sí. Zegama 100%. La tengo como referencia.

¿Y fuera de España?

Fuera me gustaría una OCC de la UTMB y también la Sierre-Zinal.

¿Cómo os ayuda Salomon en el día a día?

Se adaptan a ti que tú a ellos. En lo logístico te ayudan en viajes, alojamiento y todo lo que se necesite para las carreras. El tema entrenador es completamente libre, cada uno se escoge el suyo.

En 2023 no tenías entrenador, ¿no?

No. El primer año no tenía entrenador. Era mi padre quien me enviaba un poco los entrenos.

Y en el 2024…

Tenía cuatro carreras marcadas y para mí ya era mucho. Al final salieron más. La familia decía: “primero miramos estas cuatro y ya veremos”. Mucha gente me preguntaba “¿quién es tu entrenador?” y yo respondía “no tengo, es mi padre”. La gente alucinaba.

Como a pesar de eso salieron buenos resultados, muchos me dijeron: “si has rendido así sin entrenador, imagina con uno”. Yo misma pensé lo mismo. El año pasado fue más de introducción, de ver de qué iba todo esto. Me salió mejor de lo que esperaba, vi que se me daba bien.

¿Cuál es tu mejor virtud en el trail? ¿Subidas o bajadas?

Mis puntos fuertes son las subidas, claramente. Mi hándicap son las bajadas. Siempre lo digo: me gusta más subir que bajar.

¿Tienes un lugar especial para entrenar, donde te sientas “en casa”?

Hay dos zonas que me gustan mucho. La Vall de Núria, que es espectacular. Pero así donde puedo ir más a menudo y me siento en casa, porque es mi casa, Sant Julià de Cerdanyola. Es una zona muy chula.

¿Te gusta controlar datos, ritmos, todo eso?

No soy muy friki de eso. Como empecé a correr hace relativamente poco, no tengo tanta experiencia. Muchas cosas las he ido aprendiendo a base de errores: el reloj, los ritmos por kilómetro… Son cosas que yo antes ni miraba. Tampoco soy muy calculadora con eso.

Con 20 años ya tienes resultados y se te ve muy madura, tranquila. ¿Cómo lidias con esa presión mediática de que la gente ya sabe quién eres en las carreras?

Me ha pasado un poco este año, al repetir algunas pruebas del año pasado. El año pasado todo era nuevo, nadie me conocía, yo iba a correr y a pasarlo bien. Este año no es la presión de un atleta profesional, pero sí que notas que la gente está más pendiente.

Imagino que la familia tiene un papel muy importante…

Mi padre y mi familia en general son un muy buen apoyo, no me ponen presión. Salomon tampoco: no me piden resultados ni marcas. Eso me hace sentir muy tranquila. Siempre salgo a hacer mi carrera, independientemente de los demás, y a disfrutarla al máximo. Ahora se ha puesto muy de moda salir “a reventar”. Yo prefiero planificar un poco la carrera: aquí iré más rápido, aquí más tranquila… Nunca en función de las otras, siempre pensando en mí. Si en algún momento me paso de frenada, vuelvo a levantar el pie.

Si tuvieras que resumir tu 2025 deportivo, ¿cómo lo harías?

El 2023 y 2024 fue el inicio de «la chica del chándal» sin salir como favorita. El 2025 lo resumiría como aprendizaje, claramente. Ya no es cualquier cosa, ahora es hacerlo más en serio, profesionalizarlo un poco dentro de mi mundo. Aprendizaje absoluto y ganas de seguir mejorando, de ir aprendiendo a base de errores.

Y este inicio de carrera en el trail lo compaginas con Enfermería. ¿Cómo se lleva?

Si consigo compaginarlo y disfrutar de las dos cosas, soy una persona superfeliz, porque son las dos cosas que más me gustan. Son como mis dos pasiones y, si las puedo hacer y compaginan bien, me encanta. El problema es encontrar el equilibrio, porque las dos cosas son muy demandantes. Ahora en tercero hay muchas horas de prácticas, ocho horas al día, como una jornada laboral. Yo digo que tengo tres vidas paralelas: la deportista, la estudiante (porque la universidad me exige clases y trabajos) y la enfermera. Hay momentos, como este año con el Campeonato de Canfranc en junio (acabó segunda sub23), que me coincidió con los exámenes finales.

Estás en tercero, son cuatro años. ¿Cuándo acabarías la base de la carrera?

Son cuatro años de base. La acabaría el año que viene, en junio de 2026. Luego ya vendría la especialización. Es una profesión en la que siempre hay trabajo y cuando acabas puedes empezar sin más.

De cara a la próxima temporada, aunque aún no esté definido, ¿tienes una idea mental de por dónde quieres ir?

Sí. A nivel de carreras, me gustan las de siempre: la Olla, Ultra Pirineu, Zegama… Me veo en maratón, pero en Zegama aún no me veo en maratón, y mucho menos ultra. Soy joven, me quedan muchos años por delante, no hace falta quemar etapas ni hacerlo todo rápido. En Zegama, para mí, el kilómetro vertical de momento. Y luego, seguir un poco los circuitos de la RFEA o de la FEDME si todo va bien.

Junto con esta nueva hornada con Jan, Lluís, Dalia, Gabriela… ¿Te consideras ya un referente de futuro?

Siempre he visto referentes, pero no me veo a mí como referente. La gente te empieza a ver así y cuesta de asimilar. Te paran por la calle, te dicen cosas… Yo en mi día a día sigo siendo la misma persona de siempre.

¿En quién te fijas tú?

Como referentes he tenido siempre en casa a Kilian Jornet por mi padre y también Núria Picas. Y ahora, los más cercanos, diría los de Next Gen: Gabriela y Jan porque por primera vez encontré gente de mi edad a la que le gustaba correr por montaña como a mí. No es tan habitual y me veo reflejada en ellos.

Núria, junto al resto del equipo de Salomon en la Ultra Pirineu

Núria, junto al resto del equipo de Salomon en la Ultra Pirineu / SALOMON

¿Te gustaría dedicarte solo al trail algún día?

Es muy difícil vivir del trail, hay poquísimas personas que lo consigan, pero el sueño está. Si algún día llega, perfecto. Y si no, también. Si puedo compaginar las dos cosas y encontrar el equilibrio, me sentiría supersatisfecha. Lo vivo con calma, con ganas de ver hasta dónde soy capaz de llegar, pero sin quemar etapas.

Núria Llansó representa a esa nueva generación de corredoras de montaña que combina talento, formación y una forma muy sana de entender la competición. Sin prisas, sin atajos y con los pies en el suelo, ha convertido aquel “fin de semana probando un training camp” en un proyecto deportivo ilusionante, que crece al mismo ritmo que su vocación como enfermera. Entre prácticas en el Clínic, clases en la universidad y kilómetros de desnivel positivo, la chica del chándal se ha ganado por méritos propios un lugar en el presente del trail y, sobre todo, en su futuro.