MURCIA. Una casa en la pedanía murciana de Aljucer emerge entre los limoneros para hablar de muchas cosas, entre ellas de la reivindicación de las raíces y la identidad. Y es que, en este rincón de la huerta, quien lo habitó en un pasado aún puede revivir momentos de su infancia, habiendo decidido ahora recuperar este espacio para que sea tambien presente y futuro. Para rehabilitar esta vivienda donde se crió, este murciano ha contado con el trabajo y la sensibilidad exquisita de la arquitecta mazarronera Pepa Díaz, quien ha obrado esta serena transformación desde el respeto por el legado de la arquitectura popular, al tiempo que dejando su propio sello, en el que prima la sencillez al servicio del bienestar, así como el uso de materiales naturales en diálogo con el entorno.
Esta intervención, decíamos, habla de cosas. También de la necesidad de preservar la arquitectura de las casas de la huerta. «Recorrer los carriles, caminos, parajes… que tejen la huerta de Murcia, nos cuenta por un lado la maravillosa complejidad que trenza ésta y, por otro, el descuido por parte de todos a la que se ha visto sometida, la heterogeneidad de las construcciones, la desconexión de las raíces y la pérdida de identidad», reflexionó la arquitecta el primer día que visitó la casa que posteriormente intervendría.
Se trata, en concreto, de una vivienda original construida en el año 1958 en un carril de Aljucer a la que se le fueron anexando una serie de construcciones. Explica Pepa Díaz, que lo primero que hizo fue demoler esos añadidos, liberando la plataforma que existía junto a la vivienda original, para posteriormente rehabilitarla adaptándola a las necesidades del habitante y reorientando la casa hacia el patrimonio arbóreo que representa la huerta de Murcia. La construcción inicial, no obstante, se aprovechó completamente reduciendo así el impacto medioambiental en aras del cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.
Lenguaje propio
- Rehabilitación entre limoneros, un proyecto de Pepa Díaz –
- Foto: DAVID FRUTOS
Como suele hacer la arquitecta mazarronera, su intervención se convirtió finalmente en una reflexión sobre la relación de espacio que habitamos con el entorno. En este caso, tenía claro que había que «potenciar lo valioso y característico de la edificación original» (como recoge la Ley de la calidad de la Arquitectura), «preservando el lenguaje propio de la misma, humilde pero de claridad constructiva rotunda». Además, los elementos nuevos introducidos debían dialogar en armonía con este tipo de arquitectura.
El resultado, según palabras de Pepa Díaz, «es una casa que busca el equilibrio entre su pasado y su presente, dando una visión transformadora de la intervención sobre una arquitectura popular en abandono, que precisa de nuestro compromiso de recuperar este legado cultural de la sencillez y la mesura como respuesta eficaz».
También destaca que esta casa rehabilitada «resurge y reconecta a un habitante de vida y trabajo urbano con la serenidad que aporta la extensión de la huerta murciana, ejercicio marcado principalmente por un giro de noventa grados, en el que la casa genera nuevas aperturas en la medianera y texturas que arrastran hacia ella el lugar y contexto donde se ubica».
Terraza para una vida mediterránea
- Rehabilitación entre limoneros, un proyecto de Pepa Díaz –
- Foto: DAVID FRUTOS
En este sentido, cobra protagonismo el espacio de transición que se ha creado entre la casa y la huerta: una terraza que surge -tras la demolición de esos anexos descontextualizados- como espacio intermedio, «dónde se puede desarrollar la vida de carácter mediterráneo y el clima del que tanto disfrutamos los que habitamos en ella».
Respecto al interior, esta profesional de la Región añade que originalmente estaba tabicado con pequeñas estancias y que el habitante demandaba poder disfrutar de un concepto más contemporáneo del espacio. Para ello, «conectamos el espacio tanto en el plano horizontal como en altura. Dimos un nuevo uso en planta primera a lo que originalmente era la cámara de secado de embutidos y se conectó con la zona de día de la planta baja, enriqueciendo el espacio y desnudando la estructura de la casa«.
Con todo ello, esta rehabilitación ofrece una manera contemporánea de habitar la huerta, sin perder su esencia e identidad, como se declara en esa fachada tradicional que emerge entre los limoneros, para sorprender con un interior que sigue hablando el mismo lenguaje pero llevado al siglo XXI.
- Rehabilitación entre limoneros, un proyecto de Pepa Díaz –
- Foto: DAVID FRUTOS