La compleja intervención registrada ayer en un piso de Puente de Vallecas, saldada con un joven de 18 años herido por disparos de la Policía tras abalanzarse con un cuchillo de grandes dimensiones sobre los agentes, fue tratada como un acto terrorista. Antes de … recibir los impactos de bala, el sujeto, de origen magrebí, amenazó a los funcionarios presentes con «llevárselos con él» y gritó en reiteradas ocasiones ‘Allahu Akbar’ (Alá es grande, una frase utilizada por multitud de islamistas radicales), por lo que los miembros de las Unidades de Intervención de Policial actuaron conscientes del grave riesgo que allí se corría.
De hecho, para acceder al domicilio se requirió la presencia del Subgrupo Operativo Antiterrorista de Reacción (SOAR), que en la práctica es una furgoneta de la UIP equipada con material antiterrorista para acudir a cualquier acto marcado por esta casuística, como todos los actuantes, incluidos los patrulleros de la Policía Nacional y Municipal que acudieron primero a la vivienda, tenían claro ayer. Es más, para entender la magnitud de la situación, los agentes entraron a la casa portando escudos y subfusiles MP5, un tipo de arma empleadas solo por unidades de élite como esta o el Grupo Especial de Operaciones (GEO).
Como adelantó ayer este periódico, los hechos se desataron a las 16:45 horas en la calle Peña de Atalaya, 69, cuando el hermano del joven alertó a los servicios de emergencia ante el estado de agresividad del sujeto en el interior del domicilio familiar. En la llamada, manifestaba que tenía un arma blanca entre las manos y presentaba sus facultades mentales totalmente alteradas. De inmediato, varias patrullas del barrio de San Diego acudieron al enclave, donde se entrevistaron con el hermano (quien para entonces ya no se encontraba en la casa) y trataron de reducir al sospechoso sin éxito.
Al abrir la puerta, el individuo mostró una actitud totalmente agresiva (con gritos de «Os voy a matar» dirigidos hacia los uniformados), hasta el punto de que un agente nacional y otro municipal tuvieron que hacer uso de sus pistolas táser. Pero fue en balde, ya que las descargas de 50.000 voltios (si el dardo perfora completamente la piel) ni siquiera lograron inmovilizarlo. Una circunstancia que seguramente viniera motivada por los efectos de las drogas ingeridas por un sujeto que, según ha podido saber este periódico, tiene problemas de consumo. «Ayer iba hasta arriba», apuntan a ABC las distintas fuentes consultadas.
Después, cerró la puerta de nuevo y siguió profiriendo todo tipo de amenazas, lo que llevó a los actuantes a pedir el refuerzo de las UIP, cuyo equipo desplazado fue el del citado SOAR. Una vez en el lugar, llamaron a la vivienda en reiteradas ocasiones, sin que el interpelado mostrara algún cambio de actitud, más bien todo lo contrario, por lo que los policías tomaron la determinación de entrar. Al reventar la puerta, y sabiendo en todo momento el posible escenario al que se enfrentaban, el joven se tiró sobre los agentes armado con un cuchillo mientras gritaba ‘Allahu Akbar’. Un movimiento de claro riesgo vital y en un espacio muy reducido (la entrada del piso) que obligó a los intervinientes a disparar contra él hasta en tres ocasiones, en la zona lumbar, tórax y cadera.
Tras comprobar que no había ninguna amenaza más en el domicilio, los agentes taponaron las heridas hasta la llegada del Samur-Protección Civil, cuyos facultativos consiguieron estabilizarle antes de trasladarlo en estado grave al hospital Gregorio Marañón. El tramo de la calle afectado fue acordonado para sorpresa de un vecindario azotado desde hace años por los narcopisos y el trapicheo de droga.