El uso de la inteligencia artificial se ha convertido en un elemento estructural para las startups españolas, que, según el Mapa del Emprendimiento 2025 elaborado por South Summit en colaboración con IE University, han incorporado estas tecnologías a un ritmo más acelerado del previsto hace un año.
El estudio sitúa en el 51% el número de compañías emergentes que emplean IA como herramienta habitual de trabajo, un salto llamativo si se compara con el porcentaje que figuraba en 2024, cuando apenas superaba el 30%. La tendencia refleja algo más que un cambio tecnológico: apunta a una modificación del modo en que los emprendedores evalúan riesgos, construyen productos y compiten en mercados que ya no distinguen entre digital e industrial.
El análisis sitúa este giro en un contexto de maduración creciente del ecosistema. Según el documento, al que la organización ha dedicado una década de seguimiento continuo, la edad media de los proyectos alcanza los 3,5 años. En 2021 era de 2,7, un intervalo que sugiere que más compañías sobreviven a la fase inicial y avanzan hacia modelos con cierta estabilidad. Lo curioso es que esta evolución convive con un aumento notable de los fundadores en solitario, un fenómeno que hasta ahora aparecía asociado a mercados muy concentrados o con acceso desigual a la financiación.
Esa figura del solopreneur crece 16 puntos en un año y explica el 23% de las nuevas startups. Aunque el grueso sigue formándose en equipos de dos o tres personas, que representan el 60%, la caída de los grupos de cuatro o más fundadores —del 38% al 17%— deja entrever tensiones distintas: desde la complejidad jurídica en etapas tempranas hasta la preferencia por ciclos de decisión más rápidos cuando la tecnología cambia cada pocos meses. Aun así, este tipo de interpretaciones tiene matices.
Pese al aumento de iniciativas individuales, el 30% de quienes emprenden procede de otra startup, bien como fundador previo o como empleado, lo que sugiere un flujo interno de conocimiento que todavía sostiene una cultura de colaboración.
South Summit presentó los resultados en Madrid con una comparecencia en la que su presidenta, María Benjumea, subrayó la aceleración del fenómeno. Señaló que “la revolución de la IA es impresionante y está emergiendo con mucha fuerza en las startups”, una lectura que enlaza con el lema previsto para la edición de 2026, Disruptive Convergence. La idea de que la IA actúa como un vector transversal en sectores productivos muy diferentes se repite en varias intervenciones públicas de la organización, aunque en esta ocasión se enmarca en un escenario donde la adopción no es solo técnica, sino también estratégica.
El informe coincide con la visión de IE University, cuyo CEO, Diego del Alcázar, recordó que el 30% del alumnado termina emprendiendo en algún momento de su trayectoria profesional. Mencionó que la institución opera “impulsada por emprendedores para emprendedores”, una descripción que complementa un dato menos visible: la implicación del centro en programas que permiten conectar proyectos en fases tempranas con redes de inversión privadas y oportunidades corporativas. Aunque a menudo se pasa por alto, la evolución del emprendimiento universitario suele anticipar tendencias de mercado, especialmente en áreas como la analítica de datos, el diseño de productos digitales o la gestión automatizada de procesos.
Madrid ha reforzado su papel en esta edición del Mapa. Durante la presentación, el concejal delegado de Innovación y Emprendimiento, Ángel Niño, destacó que el 40,3% de las iniciativas locales introduce innovaciones en tecnologías o procesos, una cifra que supera en más de dos puntos la media nacional. Esa diferencia puede parecer anecdótica, pero para los analistas indica algo relevante: la capital no solo aumenta su densidad de startups, sino que mantiene un ritmo de actualización tecnológica superior al de otras regiones. Es un contraste que, con el tiempo, acaba influyendo en la captación de talento y en la forma en que los emprendedores valoran su ubicación inicial.
La Comunidad de Madrid añadió otro elemento a la conversación. Según su consejera de Economía, Hacienda y Empleo, Rocío Albert, la región ocupa la primera posición europea en concentración de startups, con más de 2.100 empresas que suman más de 21.000 puestos de trabajo. También afirmó que ocupa la cuarta posición en número de oficinas tecnológicas y atracción de talento, y la quinta en fondos de capital. Aunque estas métricas suelen depender de múltiples fuentes y metodologías, la referencia subraya el efecto de medidas regulatorias como la Ley de Mercado Abierto, introducida para reducir fricciones administrativas. En realidad, este tipo de políticas ha pasado a ser una variable decisiva para quienes diseñan modelos de negocio basados en escalabilidad.
El lado estatal también se hizo visible. La secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, María González Veracruz, mencionó que la Ley de Startups ha permitido certificar 1.600 empresas emergentes a través de ENISA y resaltó el funcionamiento del Foro Nacional de Empresas Emergentes. En sus palabras apareció un tema que, aunque recurrente, sigue sin consolidarse del todo: la brecha de género en el emprendimiento. El estudio revela que la representación femenina en startups sube del 12% al 17% en un año. Es un avance, aunque todavía lejos de reflejar el peso académico y profesional de las mujeres en disciplinas técnicas. González Veracruz mencionó el programa ENISA Emprendedoras Digitales como ejemplo de medidas orientadas a corregir esa distancia y recordó que los equipos liderados por mujeres registran menor tasa de fracaso y mayor diversidad.
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En paralelo, el informe detalla que los motivos para lanzar una startup se mantienen estables, con ligeros ajustes. Identificar una oportunidad de mercado representa el 45%, frente al 42% del año pasado. El deseo intrínseco de emprender se sitúa en el 35%. No es habitual que estas cifras se modifiquen de forma abrupta; sin embargo, el peso creciente de la IA en procesos creativos y productivos puede estar reduciendo los costes percibidos de iniciar un proyecto, especialmente en sectores donde antes se requerían equipos amplios o ciclos de desarrollo más extensos.
El retrato del emprendedor español apenas varía. El estudio lo describe como un hombre de 38 años, con una formación académica superior a la media de otras regiones y un perfil técnico. La persistencia de este patrón, que se repite año tras año, llama la atención porque contrasta con la diversificación demográfica de los usuarios digitales y con la ampliación del acceso a herramientas de desarrollo. Aunque todavía es pronto para anticipar un cambio brusco, la tendencia al solopreneur y el aumento de fundadoras podrían modificar gradualmente esta fotografía.
Las prioridades del ecosistema completan el cuadro. Visibilidad (22%), inversión y alianzas estratégicas (20% cada una) encabezan la lista de preocupaciones. La jerarquía no sorprende, pero señala una paradoja: en un mercado que se percibe cada vez más competitivo, el desafío ya no consiste solo en obtener financiación, sino en acceder a redes que permitan validar productos y cerrar acuerdos comerciales tempranos. De hecho, uno de los puntos menos explícitos del informe apunta en esa dirección: el descenso de emprendedores en serie, que baja al 52%, sugiere que fundar una segunda o tercera startup es hoy más complejo que hace unos años, quizá por la presión sobre los costes iniciales, quizá por la saturación de determinados segmentos tecnológicos.
Pensando en su evolución, South Summit Madrid 2026 se celebrará del 3 al 5 de junio en La Nave. Contará con apoyo institucional del Gobierno de España, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, además del respaldo de compañías como Mutua Madrileña, Google for Startups, BBVA Spark, Wayra de Telefónica Innovation y BStartup de Banco Sabadell. Aunque aún faltan meses, la organización ha insistido en que el concepto de “convergencia disruptiva” será el hilo conductor, una elección que refleja el debate actual: cómo integrar tecnologías que avanzan a ritmos muy distintos sin perder claridad en los modelos de negocio.
La próxima edición coincidirá con un momento en el que el ecosistema español busca estabilizar su madurez, incorporar más talento femenino y resolver la tensión entre crecimiento rápido y sostenibilidad operativa. Si las cifras del Mapa del Emprendimiento mantienen su trayectoria, la IA seguirá actuando como un catalizador silencioso, presente en decisiones que, a primera vista, parecen ajenas a la tecnología.
