Durante la última década, la duración de las películas ha traído debates y polémicas entre espectadores y la industria. De The Brustalist, que el año pasado trajo de regreso el olvidado intermedio para hacer más soportables sus casi cuatro horas de duración a Wicked. Esta última, que se toma casi tres horas para adaptar el clásico de Broadway. Lo cierto es que la gran pregunta actual es si la duración de las películas se ha hecho innecesariamente más larga o hay más que contar. Una cuestión que nunca ha terminado por estar del todo clara.

Pero en realidad, no es un debate ni reciente ni tampoco uno que tenga que ver directamente con la meca del cine. De hecho, la película más larga de la historia no pertenece a Hollywood. Ni tampoco es una obra de autor contemplativa. Se trata de un experimento que desafía todas las reglas convencionales del cine. Por lo que, a pesar de que quizás no escuchaste de esta producción hasta ahora, Logistics o Logistics Art Project, ya pasó a la historia del mundo cinematográfico. El largometraje de 2012, concebido, creado y editado por el dúo de realizadores Erika Magnusson y Daniel Andersson, tiene la friolera de 51.420 minutos (857 horas o 35 días y 17 horas) de duración. Algo que la convierte en la película más larga jamás filmada hasta ahora. 

En efecto, su extensión es tan larga que, para verla entera, tendrías que dedicar un mes entero para hacerlo. Eso, debido a que el documental sueco es un experimento a gran escala que busca registrar el proceso de creación de un objeto en apariencia corriente. Por lo que la cámara sigue la construcción de un podómetro en orden cronológico inverso. De su venta en un establecimiento cualquiera de Estocolmo, de vuelta al proceso de ensamblar cada pieza, el origen de cada pieza utilizada y hasta una revisión de los materiales de minería. Logistics es una hoja de ruta a través del mundo de la ingeniería moderna y de los prodigios que hacen nuestra vida más sencilla.

Una forma por completo nueva de concebir el cine

Pero la película no se conforma con mostrar paso a paso y con minucioso detalle, cómo crear un aparato que pareciera ser especialmente complejo o tecnológico. Además, atraviesa Europa para mostrar todo el recorrido que cada producto de consumo debe atravesar hasta llegar a las manos del usuario. De modo que la película va de Estocolmo a Insjön, pasando por Gotemburgo, Bremerhaven, Róterdam y Algeciras. Finalmente, la travesía culmina en Shenzhen, China. Todo en un circuito en que la cámara es un observador silencioso de una larga línea de producción hasta ahora desconocida.

Lo más singular es que Logistics basa su interés en que fue filmada en tiempo real. Todo, durante un viaje a la fábrica e instalaciones que muestra el resultado final. Los creadores, concibieron la idea, al momento de ver un depósito de basura, en el que se acumulaban desde cajas intactas hasta todo tipo de objetos sin uso. Por lo que se cuestionaron, qué tanto de los aparatos, herramientas y utensilios de la vida moderna que damos por sentado, tienen un laborioso proceso de creación. 

Mucho más, la forma en que incluso la pieza más sencilla, involucra desde fábricas, conocimientos especializados, un amplio grupo de trabajadores y expertos. Tanto para Erika Magnusson como para Daniel Andersson, la idea consistía en un viaje a la cultura de consumo. Uno además, que pasara por sus puntos más singulares y poco conocidos. Por lo que imaginaron una cámara siguiendo a cada parte y elemento que formara parte del producto final. Lo interesante es que la película no tiene ninguna intención más que mostrar lo que ocurre detrás de la fabricación de tal o cual cosa. Pero aun así, se considera un registro único del poscapitalismo y la sociedad de consumo contemporánea. 

¿Qué cuenta en realidad ‘Logistics’, la película más larga de la historia?

Uno de los puntos más singulares — y el que ha provocado más cantidad de debates acerca de Logistics — es qué cuenta en realidad una película de semejante duración. Pero más allá de documentar y seguir a un sencillo podómetro en su viaje de la fábrica a la tienda, la película sin cortes ni edición solo quiere dejar constancia de algo obvio. La vida cotidiana y lo que damos por sentado, se sostienen sobre un complicado mecanismo industrial y comercial. 

Por lo que Logistics no se limita a solo ir y venir en fábricas, líneas de montajes, minas y mesas de ensamblaje. La cinta muestra el larguísimo viaje que emprende cualquier producto en la actualidad, que abarca travesías marítimas, por tierra y aire, hasta recorridos en bicicleta. Y claro está, en todos los puntos, hay un numeroso equipo humano encargándose de todo lo que necesita estar a punto para garantizar el resultado.

De modo que la cinta — que no tiene diálogos, entrevistas ni tampoco pausas — es a su manera singular, una reflexión complicada sobre el consumo masivo. También, la globalización y la noción de la vida moderna basada en complejos sistemas que se estructuran entre sí para crear el mundo tal y como lo conocemos. Por supuesto, no es un mensaje nuevo, pero Logistics logra poner el dedo en un punto interesante. La forma en que nuestra época depende de una tecnología que se extiende a lo largo de países, recursos y trabajadores casi sin darnos cuenta. 

‘Logistics’ no es la única

Claro está, la película sueca no es el primer intento de captar un tema abstracto a través de un minucioso trabajo cinematográfico. En el segundo puesto de películas más largas de la historia, se encuentra Modern Times Forever (2011), del grupo de artistas daneses Superflex. Con una duración de 240 horas (10 días), el largometraje sigue el deterioro y posterior derrumbe del edificio Stora Enso en Helsinki. Como dato curioso, la cinta se proyectó sobre la fachada del edificio.

Por último, se encuentra Beijing 2003 (2004), documental del director Zhang Yuan (China). Que, a lo largo de 150 horas (6 días y 6 horas), retrata la vida en Pekín durante varios días y puntos de la ciudad. Para lograr la sensación de tiempo fluido, el equipo de producción colocó dos cámaras en un vehículo que recorrió la ciudad sin pausa. Lo que permitió captar a la ciudad desde una óptica por completo nueva. 

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