Llevaba tiempo sintiendo cierta fatiga con el modelo de suscripción para escuchar música en el móvil: migré de Spotify a YouTube Music. Para al final escuchar simplemente mis listas creadas. Buscando una alternativa que me devolviera el control —y evitar las suscripciones, claro está— me topé con una iniciativa que despertó mi interés: Funkwhale.
Es una plataforma de audio federada, libre y de código abierto que es posible alojar en nuestros propios dispositivos. Tras probarlo, la sensación de ser dueño de mi música es algo que no sabía que echaba de menos (más bien desde mi último MP3) hasta ahora.
Una instalación no apta para todos. Para este experimento, decidí no gastar dinero en un servidor externo y alojarlo en mi propio PC de escritorio usando Docker. He de advertir que la teoría no es igual que la práctica: en Windows tuve que sortear algunas curvas. Peleas con el firewall y configuraciones de red para que el resto de dispositivos vieran el servidor de música.
No es un proceso de «siguiente, siguiente y listo», requiere mancharse las manos con la terminal (bendita IA). Al terminar, ver la pantalla de inicio cargando por primera vez recompensó mi esfuerzo. Ahora sí, voy al grano para contar mi experiencia autoalojando un servidor.
Una interfaz limpia. Una vez dentro del navegador del PC con el servidor configurado y puesto a punto, Funkwhale me sorprende por su limpieza y simpleza. Se organiza en bibliotecas, lo que me ha permitido separar mis pruebas por géneros o calidad de audio.

Así es la interfaz de Funkwhale en el navegador
Y subir archivos es tan sencillo como arrastrarlos los archivos desde el administrador a la web; el servidor procesa los metadatos y las portadas automáticamente. Además de las tradicionales listas, tiene una función de «Radios» que me ha gustado mucho: genera mezclas aleatorias basadas en el contenido, pero sin inyectar sugerencias comerciales ni algorítmicas.
En el móvil. Es igual de sencillo y eficiente: para escuchar música desde el sofá, Funkwhale es compatible con el protocolo Subsonic, lo que abre un mundo a aplicaciones de terceros. En mi caso, he usado Ultrasonic, una app Open Source que conecta al instante con mi servidor (con un par de arreglos para el usuario por medio). Otras como Tempo —disponible en F-Droid también— tienen menos opciones pero son más modernas estéticamente, hay mucho dónde elegir.

Y así la interfaz de usuario de la app Ultrasonic para Android
La experiencia de uso es idéntica a la de cualquier servicio de streaming, con la diferencia de que los archivos FLAC o MP3 viajan directamente desde mi habitación a mi móvil, sin compresión y sin intermediarios. También funciona perfectamente desde Chrome para Android, adaptándose a la pantalla. Ahora bien, nada como la app que da mejores sensaciones.
Más allá de mi biblioteca. Aunque mi prueba ha sido en solitario, este sistema esconde una carta bajo la manga. Al igual que Mastodon, las instancias (pods en Funkwhale) pueden hablar entre ellas. Esto implica que, si convenzo a un familiar para que monte su servidor, podríamos compartir nuestras bibliotecas de forma privada. No es solo un reproductor de archivos, es una red social en potencia que permite elegir las reglas de moderación y quién entra en mi servidor.
Ojo con esta función: Funkwhale es una herramienta agnóstica. Es legal usarla como tu nube privada para la música que has comprado legítimamente. Sin embargo, usar sus funciones de red social para difundir música con copyright convierte tu servidor en una radio pública (e ilegal).
Siguiente paso. Mi configuración actual tiene una pega importante: si apago el PC o me salgo de la red Wi-Fi de casa, la música desaparece. Para solucionar esto de forma provisional el camino a seguir es volcar esta instalación en un VPS. Por unos cuatro o cinco euros al mes (más las compras de música con derechos), se puede alquilar un pequeño servidor en la nube con Linux.
Y casi que tengo seguro hacerlo: migrar a un servidor real simplificaría las cosas drásticamente. En un entorno Linux nativo, Docker (software necesario para el contenedor de Funkwhale) funciona nativo sin capas de Windows y no deberé pelearme con el antivirus ni puentes de red complejos. Pienso asociarle un dominio propio para acceder de forma cifrada desde cualquier lugar. Es el proyecto que tengo marcado para el siguiente fin de semana.
Imagen de portada | Alejandro Alcolea para Xataka (con edición)
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