El expresidente brasileño Jair Bolsonaro dijo el domingo que una “paranoia” inducida por medicamentos que lo llevó a intentar forzar su tobillera electrónica, según mostró un documento al que tuvo acceso Reuters, un día después de que la policía federal lo puso bajo custodia por posible riesgo de fuga.

El sábado, el juez del Supremo Tribunal Federal Alexandre de Moraes ordenó la detención del exlíder derechista antes de una vigilia prevista de sus seguidores frente a su casa, que según el magistrado podría socavar la supervisión policial de su arresto domiciliario. También tomó nota de un informe policial que indicó que la tobillera manipulada.

En una audiencia de custodia posterior a su detención, Bolsonaro negó cualquier intención de escapar del arresto domiciliario o de tratar de quitarse el equipo, según mostró el documento, ya que dijo que tenía una “alucinación” de que había un dispositivo de escucha dentro de la tobillera.

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Bolsonaro dijo al juez que la mezcla de medicamentos prescritos por diferentes médicos condujo al episodio. Según señaló, comenzó a tomar uno de ellos sólo cuatro días antes de su detención en la mañana del sábado.

El expresidente dijo que estaba solo durante el episodio, ya que todos los presentes en la casa -su hija, su hermano mayor y un asesor- estaban durmiendo en ese momento.

“El testigo declaró que, en torno a la medianoche, manipuló la tobillera, luego ‘recapacitó’ y dejó de usar el soldador, momento en el que informó a los agentes encargados de su custodia”, indicó el documento.

El juez que supervisó la audiencia decidió mantener la custodia policial, ya que se siguieron todas las normas legales durante la detención del exmandatario.

Un documento separado mostró el sábado que los funcionarios recibieron una alerta sobre una posible manipulación de la tobillera de Bolsonaro, mientras que los agentes de policía en su residencia encontraron el dispositivo con “daños claros y significativos” y marcas de quemaduras.

Bolsonaro fue condenado en septiembre a 27 años y tres meses de prisión por planear un golpe de Estado tras perder las elecciones presidenciales de 2022 frente al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.

Estuvo más de 100 días en arresto domiciliario en Brasilia por violar medidas cautelares en una causa separada por supuesta injerencia de Estados Unidos para frenar la causa penal en su contra.