España ya tiene pase en el selecto club de países que posee toda la cadena de valor para diseñar, desarrollar, fabricar y operar constelaciones de satélites. Solo a falta de ponerlas en órbita, una hazaña que acaricia la empresa alicantina PLD Space con sus cohetes reutilizables … y que se prevé comercializar en 2027. Lo que estaba reservado para grandes misiones con descomunales presupuestos de miles de millones de euros y que pocas naciones podían acometer, se ha democratizado. Ahora el espacio tiene un enorme uso civil y para defensa. Desde allí se prestan servicios de telecomunicaciones, posicionamiento, observación de la Tierra… con aplicaciones en los sectores más variados como agricultura, ganadería, infraestructuras, seguridad, inteligencia, meteorología… Solo como ejemplo: las rutas que nos guían de Google Maps llegan de los satélites.
Pues bien, en ese nuevo universo España se está posicionando como un referente europeo con una innovadora industria de los satélites. Contamos con actores que van desde grandes multinacionales tractoras con sedes y plantas en nuestro país como Airbus y Thales, a empresas puramente españolas que toman altura como Sener, GMV o Indra (para ello ha creado Indra Space) y operadores líderes como Hispasat e Hisdesat.
El New Space
Además, ha nacido un emergente ecosistema de startup y pymes que se mueve como pez en el agua en el conocido New Space, como Santlantis, Sateliot, Fossa System, Alén Space, Arquimea, Aistech, Pangea Propulsion, Open Cosmos… y que están llevando al mercado verdaderas innovaciones satelitales, a veces incluso pioneras.
Se trata de una industria que participa en consorcios de proyectos estratégicos de la UE; entre sus clientes figuran las principales agencias espaciales del mundo, grandes multinacionales y operadores del sector aeroespacial, ministerios de defensa y empresas y organismos de toda índole. «La industria satelital española posee tecnologías de última generación y sus productos son fiables y reconocidos a nivel mundial. De hecho, la mayor parte de sus ventas son exportaciones. Y en los programas de la Agencia Espacial Europea (ESA), España está sobre retornada, es decir, las empresas españolas ganan contratos de mayor cuantía que los fondos que suscribe nuestro país en la ESA», asegura Raquel González, responsable de Airbus Espacio en España.
Es un nuevo sector rico y dinámico. Un análisis realizado por PWC para Tedae (Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio) señala que la facturación consolidada en el sector espacio de las industrias representadas por esta organización alcanzó 1.293 millones de euros en 2024. Detalla el estudio que bajo ese concepto se engloba el desarrollo de satélites, lanzadores, segmento terreno (estaciones en tierra, antenas, software para controlar los satélites…), operadores… tanto de uso civil como en defensa (una partida que ha ganado peso, duplicando su facturación). En total, supuso un 14,4% más de facturación que en 2023.
Inversiones
Un segmento que se ve impulsado por la recién creada Agencia Espacial Española (AEE), un Perte Aeroespacial que movilizará unos 4.500 millones de euros y la ambición de Europa por aumentar su soberanía y gasto en defensa. Por ahora España es el cuarto país de la UE en inversión gubernamental en espacio por detrás de Francia, Alemania e Italia. Pero Tedae considera que estamos en un momento estratégicamente crítico. «Tenemos tecnología, los mejores ingenieros y empresarios capaces de competir a nivel global. Ahora es cuando el New Space empieza a tomar volumen, hay que escalarlo y necesita inversión. No los 60.000 millones de dólares que ha invertido la administración americana en SpaceX de Elon Musk, pero sí unos centenares de millones en compañías seleccionadas para que puedan competir a nivel global», propone Jaume Sanpera, cofundador y CEO de la empresa Sateliot, un operador de satélites que ofrece conectividad IoT a través de 5G.
Esta industria facturó el año pasado 1.293 millones de euros, un 14,4% que en 2023
Un satélite tiene unas capacidades tecnológicas de alta complejidad. Hay que diseñarlo, producir lo que se denomina el bus, el cuerpo principal que alberga todos los demás componentes como el sistema energético y la propulsión. También la carga útil, es decir los dispositivos que se necesitan para cumplir la misión: cámaras de alta definición y térmicas, antenas de comunicaciones, sensores… Y después desde un centro de control en tierra se gestiona y opera ese satélite en órbita: son necesarias redes de comunicación, antenas y software para procesar todo lo que el satélite envía y recibe…
«Estamos en todo. En los grandes proyectos como Copernicus, para la exploración de la Tierra, financiados por la UE, y donde Airbus España ha sido seleccionada como el fabricante de la familia de satélites LSTM (que monitorizarán la temperatura de la superficie terrestre), de bastante envergadura. Fabricamos nanosatélites, microsatélites y medianos con tecnologías que nos permiten competir en ese sector. Destacamos en antenas activas y comunicaciones gubernamentales, en mecanismos y estructuras avanzadas (mecatrones), en cargas útiles ópticas, electrónica de potencia y procesado de señal, en estructura de lanzadores…», afirma Potti.
Un hito histórico
Donde sobresalimos es a la hora de operar los satélites. «Somos una potencia mundial -defiende Potti- en establecer centros en tierra que nos permiten recibir la señal, vigilar el estado de salud de los dispositivos, reconfigurar la misión, procesar datos…». Y nuestras empresas lo hacen en cualquier lugar del mundo.
Y luego está el programa SpainSat NG, que ha marcado un antes y un después. Se trata de dos satélites súper avanzados que ya están en órbita y garantizarán las telecomunicaciones y una conectividad segura y robusta para las Fuerzas Armadas españolas, para Europa y la OTAN durante los próximos 15 años. «Es el proyecto más ambicioso de la historia de España y el sistema de comunicaciones gubernamentales más avanzado de Europa», valora Raquel González. Airbus Defence and Space lideró y realizó este desarrollo «junto a otras empresas españolas y europeas. Nos ha permitido implementar el sistema de antenas activas de recepción y transmisión en banda X más potente del continente», prosigue.
Nuestras empresas están en multitud de proyectos de la ESA como Copernicus, Galileo, Celeste…
En este caso, el 45% de la tecnología se ha desarrollado en España. «Y esto nos ha posicionado mejor», asegura Potti. Por ejemplo, ahora «la Agencia Espacial Europea (ESA) ha colocado a Hispasat en el consorcio que va a gobernar y desarrollar el programa IRIS2». Será una constelación multiorbital de 290 satélites que garantizará comunicaciones resilientes, seguras y rápidas a los gobiernos, las empresas y los ciudadanos europeos. Así el Viejo Continente tendrá menos dependencia de infraestructuras controladas por otros actores, en especial por la empresa SpaceX de Elon Musk y su constelación Starlink.
Tejido empresarial
Airbus es una de las grandes compañías tractoras en nuestro país, no solo de la industria sino también contando con centros tecnológicos y universidades. Aquí desarrolla capacidades para satélites con un alto componente tecnológico. «Nuestra especialización en materiales compuestos nos ha permitido participar en el desarrollo y producción de estructuras para lanzadores europeos como Ariane y Vega, así como otros americanos y japoneses. También son relevantes las tecnologías desarrolladas para instrumentos de microondas con aplicaciones en observación de la tierra, meteorología y ciencia, y las antenas activas», cuenta Raquel González.

Lanzamiento del SpainSat NG-I, fabricado por Airbus, desde un cohete Falcon 9 (SpaceX) en Cabo Cañaveral (Estados Unidos)
Todo eso lo hacen en los enormes hangares de la planta de Airbus en Getafe (Madrid), que tiene una línea industrial altamente automatizada «y una de las áreas limpias más grandes de Europa para la integración de satélites. Tenemos todas las capacidades necesarias para la producción en serie de satélites». Y en la planta de Tres Cantos (Madrid), Airbus Crisa cuenta con capacidades en electrónica de gran relevancia. «Sus unidades de control térmico, de potencia y de control de instrumentos, entre otras, se encuentran en muchos satélites europeos, en el programa Artemis de la NASA e incluso en la superficie de Marte, recogiendo datos sobre su meteorología», indica González.
Entre otros proyectos Airbus está inmersa en la nueva generación de satélites de observación de la Tierra para España Paz-2 y en una misión conjunta de la ESA y la Academia China de las Ciencias para desarrollar e integrar en un satélite varios instrumentos con los que estudiar la interacción del viento solar con la magnetosfera terrestre (el escudo protector del planeta).
5G desde el espacio
Otra de las innovaciones más punteras está en manos de la empresa barcelonesa Sateliot. Sus satélites de telecomunicaciones ofrecen conectividad 5G para dispositivos IoT de forma que no es necesario acudir a otros sistemas de navegación por satélite como el GPS americano. Una solución muy interesante para sectores de defensa y seguridad ya que permite mantener la autonomía tecnológica de Europa, y también la operación.
Sateliot ya ha puesto en órbita terrestre baja (a 650 kilómetros) su primera constelación, formada por cuatro satélites LEO, que dan la vuelta al planeta cada 90 minutos, garantizando una cobertura para los dispositivos de IoT en cualquier parte del mundo. «Esta primera generación son nanosatélites (hasta 10 kilos). Y el pasado 20 de septiembre conectamos por primera vez en la historia un satélite en baja órbita a un equipo estándar y común para todos los operadores móviles, lo que ha permitido reducir los costes y digitalizar las zonas rurales donde las redes terrestres no llegan, una de nuestras aspiraciones desde nuestros comienzos», explica Jaume Sanpera, cofundador y CEO de Sateliot.
El próximo año lanzarán otros cinco satélites hasta completar una constelación de 16. «Los agricultores nos piden estos servicios para sensorizar los campos. Por ejemplo, ganaderos de Argentina y Brasil tienen miles de reses en medio de la montaña que pueden vigilar y controlar con nuestros satélites. Las empresas necesitan revisar infraestructuras como gasoductos, oleoductos, torres de alta tensión… Hemos firmado con empresas de 58 países para conectar 10 millones de cosas, dos veces el mercado actual», destaca Sanpera.
Sateliot trabaja en la segunda generación de satélites, de mayor dimensión (de unos 150 kilos), destinados a defensa y seguridad. «Enviarán señales de audio, video y datos en tiempo real a cualquier punto del mundo. Conectarán a soldados, drones, fragatas… con seguridad y capacidad. Una constelación así, con sede en España, es fundamental para la soberanía europea en defensa. Y dará a España un papel muy importante en el mundo como proveedor de este tipo de servicios en asuntos estratégicos para países amigos», cree Sanpera.
Imágenes térmicas
También la catalana Aistech Space está desarrollando su propia constelación. Tiene tres satélites en el espacio que opera ella misma y espera lanzar otros seis el próximo año, hasta que lleguen a 48. La idea es contar con gran capacidad de observación de la Tierra por encima del paralelo 30 hacia el Polo Norte, la zona geográfica donde se encuentran los potenciales clientes. «Nos dedicamos a la carga útil. Hemos diseñado y fabricado nuestro propio telescopio infrarrojo térmico (TIR) de alta resolución para pequeños satélites. Nos permite observar la Tierra mediante imagen térmica y controlar los cambios de temperatura. Junto a otras empresas desarrollamos la plataforma, los paneles solares, los sistemas de propulsión y navegación.. Y una vez en órbita, tenemos el control y operamos el satélite», explica Carles Franquesa, fundador y CEO de Aistech.

El satélite que Aistech Space lanzará al espacio el próximo 5 de enero para formar una constelación que tendrá 48 unidades con el fin de observar la Tierra por encima del paralelo 30 a través de imágenes térmicas
Esta startup participa en el programa Copernicus de la ESA y se ha aliado con Telespazio Ibérica y Kreios Space para impulsar un proyecto pionero: conseguir detectar, controlar e incluso predecir los incendios forestales desde el espacio. Para ello, ya trabaja «en la siguiente generación de telescopios que queremos poner en órbita en 2027», dice Franquesta.
Entre los clientes de Aistech figura la Guardia Civil. «Para esta institución monitorizamos los movimientos marítimos en el Estrecho de Gibraltar y así podemos detectar movimientos sospechosos. Con nuestras imágenes también proporcionamos datos a aseguradoras, energéticas, empresas del sector agro, para controlar flujos hidrológicos…», expone Franquesa.
La empresa gallega Alén Space nació como una spin-off de la Universidad de Vigo, de la mano de un grupo de investigadores que participó en el diseño y fabricación de Xatcobeo, el primer CubeSat (un nanosatélite de 10 centímetros de arista) español de la historia. Hoy esta startup forma parte del grupo español GMV y se dedica al diseño, fabricación y operación de nanosatélites (menos de 10 kilos) y microsatélites (entre 10 y 100 kilos). «Las posibilidades de estos pequeños satélites son enormes y los desarrollamos para muchos tipos de aplicaciones, aunque las misiones más habituales en las que trabajamos tienen que ver con comunicaciones, Internet de las Cosas (IoT), observación de la Tierra y validación de tecnología en órbita. Ponemos a disposición de nuestros clientes hardware y software para que puedan obtener los datos que necesitan desde el espacio», destaca Guillermo Lamelas, cofundador y CEO de Alén Space.
Su catálogo de productos es largo: plataformas para satélites, cargas útiles de comunicaciones y cámaras, subsistemas como ordenadores de a bordo y radios definidas por software, estaciones en tierra, propulsión y sistemas de control orbital… «Nos encargamos de todos los elementos en casi todas las misiones y el cliente puede aportar en algunos casos la carga útil, que puede ser de otro proveedor o desarrollada por ellos mismos», detalla Lamelas.

Alén Space nació de la Universidad de Vigo. Está especializada en el diseño, fabricación y comercialización de pequeños satélites, como los de la imagen
Misiones innovadoras
Entre sus misiones más innovadoras, Alén Space participa en el diseño y fabricación de la constelación de satélites que ofrece conectividad IoT a través de 5G de Sateliot. Es uno de los principales socios del grupo de empresas que diseñarán y desplegarán la misión Celeste/LEO-PNT de la ESA, una constelación de 10 satélites para dar servicios de posicionamiento, navegación y sincronización. También participa en el proyecto IVSEN (de la ESA) para desarrollar microsatélites de última generación que monitoricen redes e infraestructuras de energía.
Una dinámica industria que ha llamado la atención fuera de nuestras fronteras. Por ejemplo, la empresa finlandesa Iceye (un fabricante y operador de microsatélites) llegó hace cinco años a Murcia atraída por el talento de los ingenieros españoles. Este año ha ampliado su presencia abriendo un centro de investigación, desarrollo y fabricación en Paterna (Valencia). «Queremos seguir apostando por el mercado local. La capital del Turia es un polo de atracción de talento nacional e internacional. Los costes son también una ventaja competitiva», explica Gonzalo García Muñoz, CEO de Iceye España y vicepresidente de operaciones globales de Iceye.

Recreación de la constelación de satélites de la finlandesa Iceye que ha abierto un centro de I+D en Paterna.
La apuesta de la finlandesa es desarrollar íntegramente en el centro de Paterna (de unos 5.000 m2) dos proyectos clave de I+D. Uno de ellos es Signit, un sistema de inteligencia de señales para satélites que permite identificar ondas de radiofrecuencia desde el espacio. Estará listo en dos años. «Si un buque en alta mar emite ondas de radio, el satélite lo localizará. Una vez hecho, puedo apuntar otros satélites ópticos y de radar para ver qué tipo de buque es, hacia dónde se dirige… Es un sistema que permite encontrar activos», cuenta García Muñoz. Y tendrá múltiples aplicaciones. La idea es desarrollar todo el satélite y sus sistemas en el centro de Paterna. «Incluso el bus (el cuerpo principal) que será más pequeño y barato, lo que permite mejor maniobrabilidad», apunta. Lo que llevará a la contratación de más personal, cree García Muñoz. «Nuestros equipos están formados por 40 profesionales. Y creemos que en 18 meses seremos cien personas».
Iceye es una empresa puramente New Space. «Nuestra apuesta es democratizar el uso del satélite, de forma que lo que antes costaba 500 millones de euros, pesaba una tonelada y media y se desarrollaba en tres o cinco años, hoy cueste una décima parte, pese una décima parte y se desarrolle entre 6 y 12 meses. Y Gobierno y empresa privadas pueden tener acceso a tecnologías que antes no tenían», considera García Muñoz.
La constelación de satélites de observación de la Tierra que Iceye tiene ahora en órbita, y ha sido desarrollada en su planta de Finlandia, está especializada en la utilización de radar de apertura sintética (SAR) para captar imágenes de alta resolución, independientemente de las condiciones meteorológicas o la iluminación. Estos satélites son capaces proporcionan datos precisos durante 24 horas y en tiempo real para una variedad de aplicaciones, que incluyen monitoreo ambiental, respuesta a desastres, y seguridad nacional.
Así se pone en órbita una industria española de los satélites que ha conseguido elevarse como un referente europeo en el sector.