Febrero del 2023. Una instrucción del Institut Català de la Salut obliga a los hospitales y otros centros sanitarios a ofrecer un 75% de productos saludables en las máquinas de vending . Los establecimientos tenían un plazo de seis meses para adaptarse a una regulación que pretende contribuir a una alimentación saludable y sostenible de los pacientes, familiares y profesionales.

Hoy, más de dos años después, las máquinas expendedoras siguen siendo monumentos a las calorías, las grasas saturadas, el colesterol y a todas las enfermedades asociadas. Un recorrido por centros hospitalarios de diferente nivel revela un prácticamente nulo cumplimiento de la instrucción impulsada por Salut durante la época de Manel Balcells al frente del Departament.

Salut afirma desconocer el grado de cumplimiento de una norma que tiene más de dos años

Al parecer, nadie se ha ocupado de velar por el acatamiento de una norma presuntamente destinada a reforzar el papel de los hospitales como referentes en la adquisición de buenos hábitos de salud e higiene.

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Botellas de agua, refrescos y aperitivos en una máquina expendedora.
EUROPA PRESS
  (Foto de ARCHIVO)
15/07/2019

La Administración, tan rigurosa en el control de algunos deberes de los ciudadanos, se muestra extraordinariamente elástica a la hora de velar por una reglamentación que responde a la preocupación expresada por el personal sanitario por la baja calidad nutricional de la oferta de alimentos y bebidas.

De manera que no se aprecia ningún cambio de la insana oferta de las máquinas expendedoras. En una de ellas, situada en un hospital comarcal, se exponen hasta tres modalidades de patatas fritas (en torno al 30% de grasas) en una oferta de 27 productos sólidos capitalizada por galletas en infinidad de presentaciones y diversas marcas de barritas de chocolate, además de pastelitos industriales (los Phoskitos siguen en liza, con un 11% de grasas saturadas en su composición), tres tipos de emparedados… Todo el menú está compuesto por ultraprocesados, salvo, en una esquina, unas bolsitas de almendras (fritas).

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La máquina expendedora

El expositor en cuestión también contiene bebidas, en una proporción de dos botellas de refrescos azucarados por cada botella de agua. Botella que debe adquirirse en la máquina porque en el hospital no existen surtidores de agua potable como los que obliga a instalar instrucción del CatSalut.

Entre los ultraprocesados más habituales encontramos cereales refinados y bollería, galletas, snacks, patatas fritas, golosinas, postres lácteos azucarados y buena parte de la comida precocinada iStock

El consumo de ultraprocesados es perjudicial para la salud 

iStock

En un hospital del ICS de Barcelona coinciden dos clientes frente a una expendedora, que escupe, respectivamente, una bolsa de chucherías y un paquetito de galletas de chocolate. Su contenido sigue a años luz de la instrucción de Salut que, en cuanto a productos sólidos, recomienda que el 75% de la oferta se componga de fruta fresca, hortalizas frescas (palitos de zanahoria, etcétera), frutos secos en todas sus variedades, frutos desecados, tortitas de arroz o maíz, palitos de pan, bocadillos de pan, sándwiches, leche, yogures y otros lácticos fermentados caldos o purés de tomate y otras hortalizas y zumos 100%.

Las máquinas expendedoras deben ofrecer al menos un 75% de alimentos saludables

Respecto a los líquidos, se priorizan las bebidas calientes (café e infusiones con y sin leche y siempre pudiendo regular su contenido en azúcar) y los refrescos sin azúcares añadidos.

En los centros, la distancia entre la norma y la realidad es tan sideral que da la impresión de que se trata de una regulación de imposible cumplimiento. “Aquí está prohibido fumar desde hace casi 30 años pero todo son trabas si la gente, que puede pasar muchas horas, busca comer algo saludable”, lamenta una enfermera.

“Preocupación del personal sanitario”

La instrucción de la Generalitat respecto al vending y las cafeterías de hospitales se fundamenta en que “muchos de los problemas de salud atendidos en el sistema sanitario se relacionan con una alimentación inadecuada” y alude a la “preocupación del personal sanitario por la baja calidad nutricional de la oferta de alimentos y bebidas de máquinas expendedoras y de cafeterías”. “Puede darse la paradoja de que la cafetería de un hospital donde está ingresada una persona con un problema de salud grave esté repleta de una oferta de alimentos relacionados con la génesis de esta enfermedad, y que han sido desaconsejados de forma activa en las consultas”, reflexiona el documento, que recoge experiencias de otras autonomías. La selección de alimentos propuesta se basa en la priorización de “productos con menos cantidad de azúcares añadidos y sal, cantidades más elevadas de fibra y mejor perfil lipídico (grasas saturadas)”.