Sitúese en la calle Bailén, en la confluencia con la calle San Quintín. Dejando el Palacio Real a su izquierda, encontrará una gran puerta de hierro. No es nueva, pero de conocerla, notará un aire fresco. En este punto, a sus pies descubrirá un mapa … en piedra, el ‘kilómetro cero’ de los jardines que tiene delante, los mismos que se construyeron entre 1933 y 1950 para sustituir el grandísimo cuartel de las caballerizas del rey, construido por Francesco Sabatini a finales del siglo XVIII para Carlos III. Usted se encuentra, por tanto, ante una de las entradas a los jardines de Sabatini, una zona verde histórica de la capital madrileña que si bien ha estado abierta al público desde los años 50, ha resultado, también, invisible al madrileño y al turista. Por ello, el Ayuntamiento ha dedicado los últimos dos años a levantar, literalmente, este espacio. Una gran obra de arquitectura para sacar del ‘hoyo’ a Sabatini.

Quienes también participaron en el proyecto de la remodelación de la plaza de España y sus alrededores cuentan en pocas palabras, que resumen en anastilosis, y de primera mano el «milagro» de la resurrección de este entorno. Porque no ha sido una obra al uso sino un trabajo minucioso que ha tratado de mantener la esencia, las piedras, los bancos, las farolas, las fuentes… y hasta los árboles originales del proyecto del siglo pasado. Todo ello al tiempo que se reanimaba el sistema de luz y drenaje, incorporando el sistema LED, se acababa con los grandes charcos que se generaban en los jardines con cada lluvia, y se mezclaba, en armonía, el material antiguo con el nuevo, incluso, incorporando piezas olvidadas del taller de cantería de Casa de Campo.

La obra se ha tropezado en varias ocasiones con el ‘muro’ de la Dirección General de Patrimonio, que como está estipulado ha tenido que ir dando su visto bueno a cada actuación. También, se ha dado con grandes dilemas, como es el de dejar a la vista los cimientos del antiguo cuartel que salían a relucir en cuanto se rascaba en el suelo o dejarlo enterrado y primar así el propio jardín, que fue por lo que finalmente se decantaron los expertos. El resultado, en todo caso, lo puede ver usted mismo.

Tres niveles con 74 farolas, 60 árboles nuevos, 42 muros enterrados y 6 fuentes

Desde el mismo punto de partida, en la calle Bailén, puede apreciar la principal actuación de la reforma. Pues los jardines que ahora se sitúan al nivel de la propia calle estaban bajo un precipicio de cuatro metros de altura. No obstante, con el anterior proyecto de remodelación de la plaza de España se acometió una suave pendiente desde la calle Bailén para dar acceso directo a los jardines que, de pronto, se abrieron a la ciudad. A través del proyecto también se eliminaron todas las vallas que lo cerraban y desaparecieron los obstáculos que impedían a la gente entrar sin dificultad.

En todo caso, se conservan los tres niveles del proyecto original. En el primero, la principal actuación ha consistido en levantar el suelo, lo que ha permitido situarlo al nivel de los bordillos y así evitar zonas inundadas de agua. También, han dejado algunas vías en forma de panza para ayudar a que el agua de las lluvias fluya hacia las zonas ajardinadas. En definitiva, un sistema de riego natural al tiempo que se da solución al problema de drenaje. Asimismo, en esta primera terraza se han recolocado todos los bancos originales de los años 50. Y, además, se han añadido 19 nuevos de madera, distribuidos por todo el jardín.

Si continúa el recorrido, de una forma espontánea, sin darse cuenta, se encuentra ya en la segunda planta. Una gran explanada reinada por una primera fuente y custodiada por dos caballos que permiten vislumbrar el gran estanque, que sirve de postal de Madrid por sus exclusivas vistas al Palacio Real.

La fuente mencionada ha sido rehabilitada por completo, dado que ni siquiera funcionaba porque tenía todas las tuberías rotas y la propia estructura se dio por irreparable tras cuatro intentos anteriores por ponerla a funcionar. Con este proyecto, en cambio, el agua vuelve a salir de esta histórica fuente, ya que se ha desmontado piedra por piedra, se ha construido un vaso nuevo, se ha diseñado un sistema de agua y de chorros que no afecta al centro de la fuente para no degenerarla del todo. El mérito está en haber conseguido un sistema hidráulico nuevo con un dibujo de aguas sutiles que, además, por la noche ofrece un elegante espectáculo de luces.

Asimismo, se ha sustituido el suelo por completo de la explanada, dado que la piedra estaba totalmente destrozada. De este modo, se ha mantenido el nivel que tenía y se ha recreado el dibujo original en una piedra más resistente. Del mismo modo, se han rehabilitado las dos alegorías ecuestres: se han desmontado por completo, pieza por pieza y se les ha construido un nuevo cimiento sobre el que ahora descansan sendos caballos de piedra.

De nuevo, si toma la escalera que de forma natural acompaña el recorrido, habrá alcanzado la planta baja, donde los protagonistas son cuatro fuentes y un gran estanque, entre estatuas, y con vistas al Palacio Real. Es tal la sensación de sitio histórico, que comienza a haber guitarristas abonados en algunas esquinas, parejas abrazadas en los bancos, deportistas y hasta pedidas de mano. Aquí, se han rehabilitado un juego de cuatro fuentes en forma de bellota, distribuidos por rincones de la tercera terraza y las estatuas de los grandes reyes que se ubican en el estanque. En su caso, han sido recolocadas, puestas erguidas, porque estaban inclinadas al haber cedido el suelo.

Unos jóvenes disfrutan de la nueva postal de la capital

Galería.

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BELÉN DÍAZ

A lo largo y ancho del jardín se han plantado 5.200 especies de arbustos y 60 nuevos árboles para revivir una zona devastada, más aún tras el paso de Filomena en 2021. Pero lo curioso es que son exactamente las mismas variedades que se plantaron con el proyecto original. También se han incluido nuevas gárgolas para permitir que salga el agua de las lluvias y 74 farolas del mismo diseño de los años 50. Además, se han instalado 25 papeleras nuevas y actuado en seis de los 42 restos de las caballerizas enterrados bajo el jardín. También se ha convertido una fuente en mal estado en jardinera.

El recorrido se cierra en esta última terraza. En un extremo, unas largas escaleras dan acceso a la Cuesta de San Vicente. Es la única zona del jardín donde Patrimonio no ha permitido intervenir por lo que, como ocurría en su día en la calle Bailén, se sigue apreciando un precipicio hacia la calle. No obstante, para resolverlo, los madrileños pueden bien tomar las antiguas escaleras o bien el nuevo ascensor que se ha instalado. Asimismo, para solucionar la estética de las vallas, se han plantado enredaderas que, previsiblemente, taparán el muro histórico.

En el extremo contrario, otra gran escalinata da acceso al punto de inicio del recorrido. Se trata de la original pero con 14 peldaños menos. Como la calle Bailén, en suave pendiente, había bajado su nivel, la escalera monumental de cuatro tramos se reformó, pasando a tener solo tres, con nueve descansillos. La puerta que culminaba esta escalera en lo alto, dando a Bailén se desmontó piedra a piedra y se colocó en su nueva cota mucho más baja.

Con todo esto, los madrileños y turistas recuperan en 2025 los jardines que cuentan con cuatro accesos abiertos 24 horas. Así, pueden pasear sobre un antiguo cuartel del siglo XVIII al tiempo que disfrutan de un jardín que comenzó a ser realidad en 1932, cuando, durante la II República se decidió demoler el gran edificio de las Caballerizas Reales para poner en su lugar un jardín idéntico al que se acaba de reabrir al público.

Otros arreglos en plaza de España

Los arquitectos e ingenieros han aprovechado para hacer los retoques que habían quedado pendientes de la anterior obra en plaza de España. Por ejemplo, se ha mejorado la señalización del carril de los ciclistas, se ha instalado un nuevo ascensor más o menos cerca de la entrada de la fuente del Cielo y se ha instalado, en un letrero grande, el nombre del Senado, cuyo edificio ahora se mimetiza con el entorno remodelado.

También se han realizado otros cambios, a petición vecinal. Como ha sido el de cambiar el sistema de ventilación y de luces de los pequeños miradores que se sitúan en la calle Bailén para poder observar los restos arqueológicos, ya que por el día se empañaban y por las noches apenas se disfrutaban con la oscuridad. Otro ejemplo es de la esquina que se ha erigido como favorita de los turistas e instagramers para sacarse fotografías. Ahora se han eliminado algunas zonas ajardinadas y se han instalado, en su lugar, vallas para que la gente no invada el césped.