Málaga es conocida por la Alcazaba, Gibralfaro o su Catedral. Si Hesperia y el fondo cataría Al Alfia logran sacar sus planes adelante, en no mucho tiempo lo será también por otro edificio, uno que marcará además su skyline: la Torre del Puerto. El proyecto no es nuevo (lleva años sobre la mesa) y ha generado una considerable controversia en la ciudad, pero sus promotores acaban de dejar claro que no se dan por vencidos: tras recibir luz verde del Puerto, las empresas que intentan sacarlo adelante han organizado un acto para deslizar fechas, datos e inversiones.

Su objetivo es demostrar que siguen empeñados en levantar una torre de 144 metros en un país, España, que destaca por su escasa afición por los rascacielos.

¿Qué es la Torre del Puerto? Un megaproyecto que lleva casi una década en los despachos de las administraciones y (sobre todo) generando debate en Málaga. Y lo de «mega» está más que justificado en este caso. Al menos si atendemos a los últimos datos desgranados por sus promotores. La idea es levantar un rascacielos de 144 metros de alto, 59 de ancho y 19 de flanco al final del dique de Levante, en pleno puerto, cerca de la estación marítima en la que recalan los cruceros. 

La torre actuará como un enorme hotel de 382 habitaciones, pero sus promotores insisten en que llegará acompañada de una infraestructura mucho más ambiciosa y útil para la ciudad que abarcará, en conjunto, 54.000 metros cuadrados. «El hotel estará ubicado en una zona deprimida actualmente, donde no hay nada, y vamos a recuperar ese entorno para la ciudad y los ciudadanos», deslizan desde Hesperia, pieza fundamental en su promoción junto al fondo qatarí Al Alfia.

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¿Se conocen más datos? Sí. Tanto del hotel en sí como del desarrollo urbanístico que lo acompañará. La guinda del pastel será el rascacielos: 144 metros de alto cuya pieza central será un alojamiento enfocado a la clientela de alto poder adquisitivo que llega a Málaga. El objetivo, de hecho, es que opere como un cinco estrellas Gran Lujo y lo gestione una cadena internacional (ya hay interesados).

Más allá del hotel, el complejo incluirá un auditorio de 2.500 m2, aparcamiento subterráneo, restaurante, una plaza y un bulevar de 1,3 km con miradores, carril bici, zonas verdes… Las empresas promotoras calculan de hecho que el conjunto abarcará alrededor de 54.000 m2. «No es un proyecto especulativo, tendrá un retorno para el promotor, pero sobre todo para la ciudad porque crea muchos espacios públicos», alegan los inversores en La Opinión de Málaga.

¿Cuánto costará? Se habla de una inversión de unos 200 millones de euros, aunque en un inicio la cifra era bastante inferior. Ese elevado importe (junto al estatus especial del terreno) explican que los promotores insistan en la dimensión «transformadora» y social del proyecto y el retorno que tendrá para Málaga. 

¿El motivo? Para empezar porque los promotores no descartan optar a fondos europeos y contar con apoyo de las administraciones. Antes incluso de pensar en la financiación, el proyecto debe conseguir sin embargo que el Consejo de Ministros despeje su futuro, para lo que es clave que se demuestre su utilidad pública.


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¿Por qué es noticia? La iniciativa no es ni mucho menos nueva. Llega una búsqueda rápida en la hemeroteca para comprobar que lleva años encadenando trámites, un camino complejo durante el que incluso cambió de arquitecto estrella: del valenciano José Seguí se pasó hace no mucho al londinense David Chipperfiel, ganador del Premio Pritzker (el Nobel de los arquitectos) en 2023. 

En las últimas semanas la torre ha vuelto a ser noticia sin embargo por dos razones. La primera llegó en octubre, cuando la Autoridad Portuaria dio luz verde al complejo y le permitió pasar a la siguiente parada de su tramitación: la mesa de Puertos del Estado. Allí deberán estudiarlo a fondo antes de que llegue al Consejo de Ministros, que deberá pronunciarse sobre si el complejo hotelero encaja en el dique de Levante. Es decir, si autoriza o no el uso hotelero de ese espacio.

La segunda razón por la que se habla estos días de la torre es porque sus promotores, Hesperia y Al Alfia, han organizado un acto para subrayar que no se dan por vencidos. De hecho la cita les sirvió para desgranar detalles del proyecto de Chipperfield y perfilar el cronograma que manejan las empresas: su objetivo es resolver las cuestiones pendientes «a medio plazo» para poner en marcha las obras ya en 2026. Según sus estimaciones, los trabajos se prolongarán unos tres años.

¿Será eso posible? Antes el proyecto debe superar ciertos escollos. Y no todos tienen que ver con la financiación. El proyecto necesita la luz verde del Consejo de Ministros y Óscar Puente, titular de Transportes, ya ha advertido que el Ejecutivo no moverá ficha hasta conocer la resolución judicial a los recursos presentados por la plataforma Defendamos Nuestro Horizonte y la Academia de Bellas Artes de San Telmo, críticos con algunos aspectos del proyecto. No son los únicos. ICOMOS, ligado a la UNESCO, ha advertido también del impacto paisajístico de la torre.

¿España, país de rascacielos? Aunque en España hay rascacielos como la Torre de Cristal, en Madrid, de 249 m, y en la propia Andalucía encontramos la Torre Sevilla (180,5 m), lo cierto es que nuestro país no destaca precisamente por las grandes construcciones. Hace un tiempo Skyscrapercenter elaboró un ranking con las naciones con mayor número de torres que superan los 150 metros y España ocupa el puesto 32, por detrás de otros países europeos, como Alemania, Francia o Reino Unido. La torre de Málaga es un recordatorio de una de las polémicas que generan esta clase de estructuras: su impacto en el paisaje que lo rodea. 

Imágenes | Autoridad Portuaria de Málaga

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