Haruki Murakami vivió en Europa brevemente a finales de los años 70: tras terminar su trabajo en Japón y dirigir un pequeño club de jazz, se trasladó a Grecia e Italia alrededor de 1978–1979, donde escribió parte de sus primeras novelas y se inspiró en la cultura europea, que luego contrastaría con la vida en Japón.
Para el célebre escritor, sin embargo, la belleza del viejo continente y la coherencia de su arquitectura le resultaba, a menudo, sofocante: «Cuando volví a Japón, era feo, pero podía relajarme», comentaba a The Washington Post en 1989. «Puedes hacer cualquier cosa, construir cualquier tipo de hogar junto a cualquier otro, comer desde chino hasta japonés o italiano. Es el país más extraño.»
La biblioteca Haruki Murakami, un espejo arquitectónico de sus historias
Esa sensación de contraste entre lo foráneo y lo propio, lo extraordinario y lo cotidiano, es precisamente la que inspira la Biblioteca Haruki Murakami de la Universidad de Waseda, situada en el corazón de Tokio, inaugurada en 2021 y diseñada por Kengo Kuma, quien, además, fue profesor de la institución. En este proyecto, el equipo de Kuma conjuró el mundo de Murakami (también exalumno de Waseda) en el espacio, y se sirvió de túneles que actúan como metáforas del realismo mágico tan presente en la literatura del autor japonés.
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Desde la entrada al edificio principal, Kuma se hace eco de cuán influyente fue el trabajo de Murakami a la hora de concebir el proyecto. «El edificio original era normal y corriente, pero su normalidad es precisamente lo que hace que sea elegante. Descubrir lo ordinario es un tema importante, ya ves. Lo elegante e intrigante que puede ser nuestra vida cotidiana… ¿No se transmite este concepto a lo largo de la literatura de Murakami? El mismo concepto se aplica cuando se trata de arquitectura”, expresó Kuma en una entrevista para la revista japonesa ADF.
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Los elementos que materializan el realismo mágico murakamiano
El estudio arquitectónico neutralizó el edificio original pintándolo de blanco, y adicionó una estructura de madera en forma de dosel tridimensional que funciona como medio de conexión entre el exterior y el interior de la biblioteca. El resultado es un contraste de lo más interesante: frente al cemento frío de la obra original, la madera ofrece un contrapunto más cálido y un elemento orgánico que conecta directamente con el universo Murakami.
Esta estructura, precisamente, atraviesa todo el edificio “trascendiendo tiempo y espacio, una traducción a la arquitectura de los túneles de las novelas de Murakami que conectan diferentes dimensiones”, señala Kuma. Además del elemento poético, el túnel funciona no solo como pasaje, sino que también como estantería, espacio de teatro y sala de conferencias, materializando en el edificio la voluntad de crear un lugar de encuentro cultural y literario.
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En conversación con el portal de noticias de la propia universidad, Keita Watanabe, jefe del proyecto y supervisor de la obra, comentaba que la biblioteca “muestra la naturaleza amable de Murakami a través de elementos de diseño, como las barandillas o las estanterías”, y añade, “Al implementar características como curvaturas redondeadas, transmitimos la amabilidad de Murakami a través de una imagen flexible. Queríamos hacer algo diferente precisamente porque esta es la Biblioteca Haruki Murakami».