El Gran Premio de Las Vegas dejó un escenario que estrecha la lucha por el campeonato tras un fin de semana condicionado por un cambio inesperado en el resultado final que alteró la clasificación y el reparto de puntos. La victoria de Max Verstappen, acompañado inicialmente en el podio por Lando Norris y George Russell, se produjo en un contexto marcado por la posterior descalificación del equipo McLaren, que modificó de forma significativa el orden definitivo. En este marco, la actuación de Carlos Sainz volvió a situarlo entre los nombres propios del evento por su regularidad y competitividad.

La cara

La cara del fin de semana fue, sin discusión, Max Verstappen, principal protagonista del Gran Premio. El neerlandés volvió a mostrar su carácter competitivo desde la salida, tomó el liderato en la primera curva y gestionó la carrera con firmeza hasta cruzar la meta en primera posición. Su actuación refuerza su presencia en la lucha por el título y confirma su capacidad para maximizar cada oportunidad.

Junto a él, también destacó Carlos Sainz, que firmó un fin de semana sólido. El piloto español mantuvo un rendimiento constante tanto en clasificación, donde logró un meritorio tercer puesto, como en carrera, mostrando solvencia en el trazado urbano de Las Vegas. Su resultado permite a Williams dejar prácticamente certificada la quinta plaza en el Mundial de Constructores.

La cruz

La cruz del fin de semana fue McLaren. Los monoplazas de Lando Norris y Oscar Piastri fueron descalificados tras la carrera por incumplir la normativa técnica relativa al desgaste del fondo plano. La sanción supuso la pérdida de todos los puntos obtenidos y un vuelco importante en la clasificación final.

En el caso de Norris, el impacto resultó especialmente significativo. El británico había finalizado segundo en pista, en un resultado que parecía dejar medio sentenciado el Mundial a su favor. Sin embargo, la exclusión le hizo perder una ventaja clave y abre nuevamente el escenario, con Max Verstappen convertido ahora en su principal amenaza en la lucha por el campeonato.

Premio a la constancia

El premio a la constancia vuelve a dejar una mención obligada para Max Verstappen, que una vez más mostró su agresividad competitiva y su determinación por mantenerse en la pelea por el título, sellando una nueva victoria y subiendo de nuevo al podio.

No obstante, el foco principal recae en George Russell, el llamado “hombre invisible” porque siempre está ahí sin darte cuenta. El piloto británico volvió a cumplir con su papel habitual: discreto, eficaz y siempre presente cuando surgen oportunidades. Su tercera posición final supone un nuevo podio construido sobre la constancia, la fiabilidad y la capacidad de aprovechar las circunstancias de carrera.

La decepción

La decepción fue Lewis Hamilton. El piloto británico no logró encontrar el ritmo en ningún momento del fin de semana. Clasificó último, algo que no sucedía para un piloto de Ferrari desde Luca Badoer en 2009. En carrera, pese a un inicio prometedor que lo situó en la 12.ª posición, su progresión se fue diluyendo hasta terminar en un discreto octavo puesto.

A esta sensación se suma la actuación de Oscar Piastri, que al margen de la sanción técnica, se mostró claramente por debajo del nivel de su compañero. En ningún momento del fin de semana tuvo el ritmo de Norris y su rendimiento dejó señales de falta de consistencia en un momento clave de la temporada.

Piloto del día

La mención de piloto del día recae en Max Verstappen. El piloto neerlandés logró una victoria que supone la número 69 de su trayectoria, reafirmando su capacidad para rendir en contextos de máxima presión, un escenario en el que históricamente ha mostrado su mejor versión.

Gracias a este resultado, reaviva sus opciones en el campeonato y reduce su desventaja a 24 puntos respecto al líder. Mientras Verstappen ya ha demostrado su solvencia en situaciones límite, queda por ver si Lando Norris será capaz de mantener ese liderato hasta el final de la temporada.

La sorpresa

La sorpresa fue Kimi Antonelli. El piloto italiano partía desde una posición retrasada tras una clasificación discreta y, además, recibió una penalización de cinco segundos por un error en la salida. A pesar de ello, protagonizó una remontada sostenida hasta situarse en la quinta posición en pista.

Su actuación se vio respaldada por una estrategia eficaz del equipo y una notable gestión de neumáticos, logrando completar un stint de 47 vueltas con el compuesto duro, más que ningún otro piloto en carrera. Posteriormente, la descalificación de los dos McLaren le permitió ascender hasta el tercer puesto final.

El dato

El dato destacado del Gran Premio refleja que lo que inicialmente apuntaba a una ventaja de 42 puntos para Lando Norris sobre Max Verstappen quedó finalmente reducida a 24 puntos, con dos carreras y una sprint aún por disputarse. En este contexto, vuelve a cobrar relevancia el precedente de 2010, cuando Sebastian Vettel, también con Red Bull, logró revertir una desventaja de 25 puntos a falta de dos pruebas para proclamarse campeón del mundo.