Martiño Ramos Soto ya no está en fuga. Las autoridades cubanas lo han detenido este lunes en La Habana, según ha confirmado la Policía Nacional a este periódico.
El exlíder de En Marea y profesor condenado en firme a 13 años y medio de prisión por violar de manera «sádica» y continuada a una alumna de 12 años seguía en la capital cubana, aunque había abandonado la vivienda donde residía bajo identidad modificada.
La detención llega apenas 24 horas después de que EL ESPAÑOL publicara en exclusiva que Ramos Soto llevaba al menos seis meses viviendo en Cuba bajo el nombre de «Martín Soto»; integrado en el circuito cultural de la ciudad como fotógrafo, con un aspecto renovado y una vida completamente reconstruida.

Martiño, micrófono en mano, habla en una plaza de Orense ante la expectación de decenas de personas.
El Español.
Este lunes, la Policía Nacional lo había incluido en la lista de los diez fugitivos más peligrosos del país. Contrariamente a lo que se creyó en un primer momento, Ramos Soto no había salido de Cuba.
Fuentes del entorno cultural de La Habana explicaron a este periódico que el viernes abandonó su apartamento en la calle 27, en El Vedado —maletas incluidas—, pero que no llegó a tomar ningún vuelo.
Simplemente cortó su línea telefónica y se escondió en otro punto de la ciudad, alertado por un comentario que una mujer cubana residente en España lanzó al reconocerlo días antes.
La Policía española mantenía abierta la posibilidad de que hubiera escapado hacia México, Panamá o Nicaragua, países a los que hay vuelos directos desde La Habana sin necesidad de visado.
Sin embargo, finalmente habría permanecido en suelo cubano todo el fin de semana, moviéndose de forma discreta entre alojamientos mientras decidía sus siguientes pasos.
La nueva vida de «Martín»
Durante medio año, Ramos Soto llevó en Cuba una vida ajena a su condición de condenado por una de las causas de abuso infantil más graves de los últimos años.
Bajo el nombre de «Martín», con el pelo rapado, barba larga y ropa negra, se integró en la escena artística de La Habana, frecuentando la Fototeca, la Fábrica de Arte, pequeñas galerías y talleres de retrato.
Allí realizaba sesiones fotográficas a jóvenes artistas, hombres y mujeres, algunas de ellas abiertamente eróticas. Varias modelos han confirmado a este periódico que Ramos Soto les ofreció participar en series fotográficas íntimas y que “siempre huía de hablar de su pasado”.
Su círculo cercano desconocía quién era en realidad. La publicación de EL ESPAÑOL el domingo provocó que centenares de personas en la isla accedieran por primera vez a su nombre real, su condena judicial y su historial, generando un clima de alarma entre quienes habían posado para él o habían mantenido contacto.

Martiño Ramos Soto, también conocido en los círculos de izquierda como ‘Martinho o Minho’, en una imagen reciente utilizada para mostrarse como fotógrafo en Cuba.
E. E.
La viralización fue inmediata. Muchos de sus conocidos supieron ese mismo día que el hombre que firmaba como «Martín» era en realidad un prófugo condenado por violación infantil.
La detención en Cuba abre ahora un escenario complejo. España y Cuba no tienen tratado de extradición, aunque existen vías diplomáticas para gestionar entregas puntuales.
Fuentes de la investigación españolas consultadas por este periódico creen que existe margen para lograr su repatriación, dado que Ramos Soto ya está plenamente identificado, detenido y es un condenado firme.
La Policía Nacional había pedido este mismo lunes la colaboración ciudadana para localizarlo, situándolo en el grupo de delincuentes cuya detención es «prioritaria».
Galicia, epicentro
Martiño Ramos Soto fue condenado por violar en al menos diez ocasiones a una alumna a la que había tenido como estudiante durante siete cursos consecutivos. Según la sentencia, la sometió a prácticas «sádicas», bofetadas, puñetazos y manipulación emocional. En la última agresión, la dejó «desnuda y casi inconsciente» en un monte.
La víctima —que hoy tiene 20 años— arrastra secuelas graves: ingresos psiquiátricos, autolesiones, episodios de ansiedad y un largo proceso de recuperación.
El profesor, mientras tanto, mantuvo durante años una vida pública activa: militante de la izquierda local en Ourense, candidato, defensor del feminismo y la educación pública. Todo se derrumbó cuando la menor rompió el silencio en 2021.
La Habana fue su escondite durante medio año. Allí reconstruyó su nombre, su estética y su oficio. Allí se integró en un círculo de jóvenes artistas que desconocían quién era. Hoy ha sido detenido. Su fuga internacional parece haber terminado.