Santi Cazorla, futbolista del Real Oviedo, recibió este lunes en el Real Casino de Madrid el Premio MARCA al jugador preferido por la afición de manos de Margarita Rodríguez (Hyundai), un reconocimiento que confirma la dimensión emocional alcanzada por el centrocampista asturiano desde su regreso al Tartiere. La gala reunió a deportistas, directivos, patrocinadores y representantes de distintos clubes, pero el aplauso más prolongado estuvo reservado para el ‘8’ azul, convertido en símbolo generacional de una hinchada agradecida.

Cazorla, en la previa de la gala.

Cazorla, en la previa de la gala.PABLO MORENO

El de Lugo de Llanera regresó hace dos veranos, movido por amor al equipo y casi al arte, aceptando el salario mínimo permitido por LaLiga. Su vuelta coincidió con el impulso definitivo que devolvió al Oviedo a Primera y reabrió una puerta que llevaba veinte años cerrada. No vino a recoger homenajes, sino a competir, a sumar y a demostrar que el fútbol todavía puede escribirse desde la pertenencia. Su impacto continúa siendo visible. Su influencia aún es clave. Y la afición, tanto asturiana como del resto de España, lo valora.  

Cazorla, recibiendo el premio de manos de Margarita Rodríguez (Hyundai).

Cazorla, recibiendo el premio de manos de Margarita Rodríguez (Hyundai).

«Es una suerte que la gente me quiera tanto», dijo el asturiano antes de entrar a la sala donde recibió su premio. «Eres grande, pese a que eres bajito como yo», le dijo el alcalde Almeida. Después, ya en el escenario, Santi volvió a agradecer el galardón.

El premio entregado por MARCA no responde únicamente al rendimiento, sino a una relación sentimental construida durante dos décadas, incluyendo títulos europeos con España, lesiones superadas, viajes internacionales y homenajes repartidos por toda la Liga. Tras recoger el trofeo, Cazorla agradeció el cariño recibido. 

El oviedismo, mientras tanto, continúa disfrutando del privilegio. Porque ver a un ídolo eterno competir sin estridencias también explica por qué este deporte sigue emocionando a generaciones enteras. Su próximo reto: salvar al Oviedo de la quema.