La semana pasada, por primera vez con público, Jorge Valdano, un tipo que domina la escena hasta el punto de haber acuñado lo de ‘miedo escénico’ y que es capaz de hacer una entrevista de más de una hora sin mirar un solo papel, tuvo como invitado por primera vez a alguien ajeno al deporte que lo encumbró. Su interlocutor era Rafa Nadal, que abordó los temas de su vida, sus pensamientos y un par de regates futbolísticos.
El campeón de 22 torneos de Grand Slam dijo haber ganado «tranquilidad» desde su retirada, pero no por una agenda que sigue siendo frenética –a la hora de emitirse el programa se encontraba en la Gala de MARCA– sino porque «no tienes la responsabilidad diaria que te exige rendir. Esto muchas veces te desgasta y terminas siendo no todo lo feliz que debería ser alguien tan afortunado como yo».
Cada reflexión del tenista encerraba una reflexión útil. «Apuré mis opciones de ser competitivo hasta el final. Y eso me dio el convencimiento de que tenía que tomar esa decisión. El tanque ya estaba sin nada. Para mí si tenía sentido. No me retiré cansado del tenis o sin motivación, pero el cuerpo no daba para más. Podría competir pero no al nivel que yo estaba acostumbrado».
El centenar de gente que llenó el hall del Edificio Telefónica de Gran Vía en Madrid aplaudió frases como «no he hecho grandes sacrificios por el tenis en mi vida, sino grandes esfuerzos», «intenté ser yo mismo y nunca me consideré nada especial», «nunca perdí el foco», «el más autocrítico fui yo» o secretos que derrochan humanidad como el reconocer que cuando levantó partidos imposibles, como la final contra Medvedev en Australia, «claro que pensaba que podía perder. Pero nunca me dejaba ir». «Eso es entender el deporte», apuntilló Valdano. «Intentar dar tu máximo, aún sabiendo que vas a perder».
Apareció la rivalidad actual de Alcaraz y Sinner, a lo que Nadal apostilló que quizás en lo único que les han podido influir es «en haber contribuido que se puede ser el más fiero rival sin perder la amistad». La convivencia del ‘Big Three?, Federer, Djokovic y Rafa, les hizo mejores. «porque en nuestra época cuando llegamos, Sampras era el que más grandes tenía con 14. Si no hubiesemos estado los tres, a lo mejor al llegar a lo máximo se hubiese frenado. Pero estando los tres no había margen para la relajación. Por eso acabamos en 24, bueno, de momento, 22 y 20».
Uno de los comentarios más extendidos en las tertulias de amigos siempre fue su rutina previa al saque, el alinear las botellas en la silla de juego… Rafa reveló que no es supersticioso. «Casi nada. Y fuera del tenis no tengo ni rutinas. Pero el tenis te exige concentración en todo momento. Casi cada día sales pensando que cada noche puedes estar volando a casa. Lo hacía para tomarme mi tiempo. Intenté reducir ese protocolo, pero como no me iba mal…»
«¿En qué ha cambiado el tenis desde que comenzó a ahora?», interrogó el campeón del mundo de 1986. «Ahora se golpea más fuerte», apuntó Nadal mientras revelaba que él no creció con el caudal de estadísticas que se manejan ahora. «El conocimiento es poder, pero yo sólo quería la información justita. Siempre fui más de la intuición. A Federer le pasaba igual, jugaba por sensaciones».
En esa línea, reivindicó el papel de los entrenadores de club de alguna manera. «Los jóvenes tienen que entender que por mucho que yo sea Rafa Nadal no les va a decir más cosas que un entrenador que se desviva por ellos. Nosotros podríamos ser buenos ayudantes, pero no podemos vivir con la necesidad que ellos necesitan. Yo ahora necesito pausa, son esos entrenadores los que ofrecen la vocación diaria».
Sobre su futuro no fue más allá de los proyectos que ahora le ocupan -las academias que están abriendo por el mundo, la ayuda en la Fundación…- «no tengo una gran ambición federativa», advirtió. Pero tenía que salir la pregunta de su relación con el Real Madrid. «Ahora tienen al mejor», respondió sobre el deseo de ser en un futuro presidente del Real Madrid. «No se sabe. A nivel conceptual, pues es algo que tiene que ser precioso. ¿Pero qué significa eso? Pues que de planteármelo tendría que hacerlo cuando esté preparado. En parte me gustaría que se diese el caso de que me lo pudiese plantear, pero no sé».
Tambien tiró de dejada para responder al único tema controvertido que encontró en la charla: la relación Xabi Alonso-Vinicius. «Pienso que se ha manejado bien. Se arregla hablando desde el entendimiento. Vinicius tiene que entender quién es la autoridad. Son cosas que se pueden corregir desde el diálogo. El primero que debe explotar la mejora y la rivalidad en su puesto es Vinicius porque necesita aliados potentes».