El diagnóstico temprano del cáncer es una variable clave para el éxito del tratamiento. Cuanto antes se detecta, mejor. El problema es que no todos son fácilmente detectables en etapas tempranas. El cáncer de páncreas es uno de ellos.

En Argentina, se producen unos 5.000 casos nuevos al año. La incidencia está aumentando aquí y en el mundo, especialmente en mayores de 60, aunque también se están acelerando a un ritmo preocupante los de aparición temprana, es decir, antes de los 50.

Esa dificultad radica en una serie de características: por su ubicación no da síntomas hasta que se encuentra avanzado y su capacidad de inhibir al sistema inmune le permite crecer rápido a «escondidas», dado que no hay en la actualidad métodos que permitan detectarlo en forma temprana en población general.

Síntomas tardíos

«Es uno de los tumores más desafiantes de la medicina actual», reconoció en diálogo con Clarín Pablo Capitanich, jefe del sector cirugía de vías biliares y páncreas del Servicio de Cirugía General del Hospital Alemán. «Pero con los estudios por imágenes y el estar atentos a síntomas muy tempranos estamos llegando a hacer la detección un poco más precoz y empezando a cambiar un poco la mala fama que tiene este tumor», alentó en el marco del Día Mundial del Cáncer de Páncreas, que se conmemora cada tercer jueves de noviembre (fue el pasado 20).

Dolor de estómago, ictericia (piel y ojos amarilla), pérdida de apetito y de peso, diabetes de aparición incipiente o de larga data y difícil control, picazón, cansancio, orina oscura, heces claras, son algunos de los síntomas con los que puede manifestarse. Al ser inespecíficos, pueden confundirse con los de otras enfermedades.

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Y como en todos los tipos de cáncer, lo ideal es llegar antes de que se expresen. Pero a diferencia de otros tipos de tumores, como el colorrectal -en los que las lesiones premalignas (el pólipo adenomatoso) crecen lentamente y pueden detectarse y extirparse a través de una colonoscopia- o el de mama -en el que la mamografía puede detectar tumores ínfimos-, el cáncer de páncreas no suele buscarse, sino que se encuentra cuando ya está avanzado, lo que limita las posibilidades de tratamiento.

Llegar más temprano

Cuando el cáncer de páncreas se detecta en estadio localizado -es decir, que no hizo metástasis, no se propagó a otros sitios-, el pronóstico es más favorable.

Sin embargo, «desafortunadamente, la enfermedad localizada representa menos de 1 de cada 7 casos en el momento del diagnóstico», lamentan los autores del artículo Desafíos en la detección temprana del cáncer pancreático, publicado el mes pasado en The Journal of Clinical Investigation (TJCI).

Para intentar reducir esa brecha, de lo que se trata es de identificar a quienes están en mayor riesgo de desarrollar este tipo de cáncer y seguirlos más de cerca a través de estrategias de detección temprana.

¿Quiénes deberían someterse a pruebas?

Las guías de las principales sociedades médicas a nivel mundial acuerdan que los grupos más firmemente recomendados para las pruebas de detección incluyen aquellos con susceptibilidad genética (entre 5% y 10% se vinculan a mutaciones heredadas, como BRCA1/2, PALB2 o el síndrome de Lynch), con antecedentes familiares (dos o más parientes con cáncer de páncreas en el mismo lado de la familia, al menos uno de primer grado), o que acumulen varios factores de riesgo.

¿Cuándo iniciar los controles? Según los autores del artículo, el momento de inicio depende del gen de riesgo específico o de la edad de aparición del cáncer de páncreas en la familia. Como regla general, en la mayoría de los genes de riesgo se aconseja iniciar el cribado a los 50 (aunque en algunos se recomienda más temprano), o 10 años antes de la edad más temprana de aparición del tumor en un pariente, lo que ocurra primero.

Factores de riesgo y prevención

Los antecedentes y la carga genética, no obstante, no son lo que más pesan en la incidencia. Se estima que el 90% de los casos son esporádicos y se asocian principalmente a factores como edad avanzada, tabaquismo, obesidad, ingesta excesiva de alcohol y tabaco, sedentarismo, diabetes de larga data o detección incipiente, pancreatitis crónica. Mientras que 10 de cada 100 tumores serán heredofamiliares y 2 de cada 100 responderán a un síndrome hereditario.

Por lo general, en estos grupos, se suele indicar seguimiento con imágenes (ecoendoscopia, resonancia magnética y tomografía) y, a quienes presenten antecedentes familiares fuertes o síndromes hereditarios, se les puede ofrecer la realización de estudios genéticos.

En un comentario editorial publicado recientemente en el sitio Medscape, Grace E. Kim, profesora del departamento de medicina interna de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) insiste en dos puntos fundamentales: la importancia de recopilar un buen historial familiar en todos los pacientes y estudiar en profundidad los cuadros de pancreatitis aguda sin causa evidente, especialmente en los más jóvenes, en quienes se debería evaluar la posibilidad de un trasfondo genético. «La detección temprana salva vidas», enfatiza, y advierte que en quienes tienen riesgo genético o antecedentes familiares «no hay que esperar» y se los debe alentar a controlarse.

«Si bien no se trata de un cáncer que tenga mucha incidencia de heredofamiliar, quienes tienen familiares con antecedentes de cáncer de páncreas en forma directa (padres, madres, tíos) tienen un poco incrementado el riesgo», coincidió Capitanich. «En esos casos, no siempre será necesario un seguimiento intensivo, pero sí evaluar si hay algún otro factor concurrente» que los ubique en un grupo de riesgo más alto.

Y subrayó que el énfasis no debe estar solo puesto en buscar la forma de detectarlo precozmente y acceder a un tratamiento eficaz, sino también en la prevención, a través de una dieta saludable rica en frutas y verduras, actividad física regular, evitar el cigarrillo y el exceso de alcohol y controlar factores metabólicos como el peso y la diabetes.

Cómo se trata el cáncer de páncreas

El tratamiento se basa en la combinación de cirugía y quimioterapia sistémica, explicó el cirujano. Esa quimioterapia puede administrarse antes de la operación (para reducir el tumor) o después (para consolidar el tratamiento). «Lo más importante es detectarlo en una etapa en la que el tratamiento sea eficaz«, remarcó. En la actualidad, solo entre el 20% y el 30% de los pacientes se detectan en estadios que permiten ofrecer alternativas.

Parte de la complejidad del tumor pancreático reside en que «tiene una respuesta variable, porque se adapta muy bien al cuerpo y evita que el sistema inmune lo detecte fácilmente», describió. Eso obliga a pensar en abordajes personalizados, a medida de cada paciente.

Cambiar el pronóstico

A pesar de lo desafiante que es este tipo de tumor, Capitanich es optimista: «Se está poniendo mucho énfasis en la investigación, lo que está cambiando el paradigma de que el cáncer de páncreas es una enfermedad sin cura».

Uno de los frentes más activos es el de la detección temprana. «Se encuentra en desarrollo la biopsia líquida, que es una detección en sangre de partículas de ADN circulante de estos tumores, que en un futuro cercano probablemente nos dará información que favorecerá la detección precoz», dijo.

En paralelo, se exploran estrategias para hacer más eficaz el tratamiento sistémico. Además de la quimioterapia convencional, se encuentran en desarrollo inmunoterapias que apunten a «dar vuelta» la inhibición del sistema inmune que ejerce el tumor, para que las defensas del paciente puedan reconocerlo y atacarlo.

También hay avances en terapias dirigidas o target. Entre las más prometedoras se encuentra la droga daraxonrasib, que «tras resultados preliminares alentadores, fue incorporada en una vía rápida (fast-track) de evaluación en Estados Unidos». Y se trabaja en vacunas terapéuticas, que buscan entrenar al sistema inmune contra mutaciones específicas vinculadas al cáncer de páncreas.

“Falta, pero hay por diferentes vías cosas en desarrollo que pueden cambiar en los próximos años el pronóstico de esta enfermedad», sostuvo Capitanich.

Y concluyó: «Claramente está mejorando la sobrevida y esperamos que mejore más con todo esto que se viene, que es el diagnóstico precoz, la vigilancia de aquellos que son población de riesgo y el evitar a través de la prevención que sigan aumentando los casos».

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