Cipollini abre otra entrega de El Velódromo Express, luego ya…

Recordad, esto es el esta edición exprés de El Velódromo Express, más corta, más distendida y también más descarada y abrimos el melón con un nombre que a muchos nos remite a una época tan brillante como imposible de repetir: Mario Cipollini.

El “Rey León”, el velocista que convirtió cada llegada masiva en un desfile propio, vuelve a ser noticia.

CCMM Valenciana

Sus problemas cardíacos lo han puesto en el foco, recordándonos que incluso los mitos, aquellos que parecían esculpidos en mármol, también envejecen y cargan con las facturas del tiempo.

Un vistazo a su figura invita a recordar no solo sus victorias, sino la teatralidad, el carisma y el ciclismo exagerado –para bien y para mal– que representó.

De ahí saltamos al plato fuerte que no deja de calentarse aunque falten más de seis meses para julio: la rivalidad Pogacar-Vingegaard.

Sí, hablamos del duelo que debería sostener este deporte, pero que hoy parece más una discusión sobre si el danés puede realmente acercarse al esloveno.

Y, siendo sinceros, no lo parece.

Pogacar está en otra dimensión, más aún después de la exhibición del año pasado.

Y esto, por desgracia, más que alimentar la emoción, está dejando cierto sabor amargo en quienes esperan una pugna más equilibrada en el Tour de Francia.

También hubo hueco para el capítulo más breve –y ruidoso– de la semana: la aventura ciclista de Álex Espargaró.

Un paso fugaz, poco trascendente en lo deportivo, pero que ha generado titulares de sobra.

Su salida del ciclismo profesional ha sido el festín perfecto para los haters que ya lo tenían enfilado por su carácter.

Carnaza servida, y en bandeja.

Y hablando de gente ajena al ciclismo, nos encontramos con la noticia curiosa de la semana: Andrés Iniesta comprando la licencia del Israel.

Un movimiento que reabre un viejo debate: la fascinación de pilotos y deportistas de élite por el ciclismo.

Desde aquellos que entrenan en bicicleta hasta los que, como Fernando Alonso, estuvieron a un paso de comprar un equipo —el mítico Euskaltel— y darle un vuelco a todo.

Cerramos con un tema menos glamuroso pero igual de relevante: la industria de la bicicleta, que sigue en horas bajas.

Paradójicamente, nunca se ha pedaleado tanto, pero las marcas y tiendas se ahogan entre stocks acumulados, márgenes apretados y un mercado que no encuentra el punto de equilibrio.

Una tormenta perfecta en un sector que necesita reordenarse para sobrevivir.