Del largo culebrón judicial alrededor del Pazo de Meirás, uno de los elementos que más han coleado ha sido el de las dos esculturas del Maestro Mateo procedentes del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago y que la familia Franco almacenaba en la que fue residencia de verano del dictador.
En 2020 la justicia falló que el Pazo de Meirás, construido por Emilia Pardo Bazán, era propiedad del Estado.
El pasado mes de junio de 2025 el Supremo falló en favor del Ayuntamiento de Santiago de Compostela, a quien atribuyó la propiedad de ambas esculturas que, ahora, permanecen en el Museo del Pobo Galego de la capital gallega.
Pero ¿cómo son estas esculturas y por qué son importantes? Las esculturas, talladas en granito, representan a los patriarcas de Israel, Isaac y Abraham, y formaban parte del conjunto escultórico ideado inicialmente por el Maestro Mateo, el artesano responsable de la dirección de las obras de la Catedral compostelana en su última fase de construcción.
Cuando el Maestro Mateo finalizó el Pórtico de la Gloria a finales del siglo XII, el conjunto escultórico y arquitectónico era mucho más amplio que lo conservado en la actualidad, y se abría al exterior, hacia la plaza del Obradoiro.
En el siglo XVI la fachada experimentó una primera reforma que afectó parcialmente al Pórtico. Pero fue en el siglo XVIII, durante la gran intervención impulsada por el escultor compostelano Fernando Casas Novoa, cuando se desmanteló la fachada románica original y se sustituyó por la actual fachada barroca.
Para ello, hubo que desmontar parte de las esculturas del Maestro Mateo, entre ellas las de Isaac y Abraham, y la Gloria quedó tapada para siempre.
Las esculturas sobrantes se desperdigaron. Algunas se reutilizaron en otras obras de la Catedral, como sucedió con parte de las esculturas del coro pétreo (algunas de las cuales se colocaron en la Puerta Santa de la plaza de la Quintana).
Otras pasaron a diferentes manos. Las de Isaac y Abraham se conservaron en manos de la familia Ximonde, que las vendió al Ayuntamiento en 1948.
Sin embargo, en 1954 las estatuas desaparecieron del Pazo de Raxoi, sede del Ayuntamiento de Santiago, donde estaban depositadas.
La desaparición se habría debido, según argumentó el Ayuntamiento en su demanda, a que el consistorio habría regalado discretamente, con motivo del Año Santo, ambas esculturas al generalísimo.
Sin embargo, el regalo se habría hecho de forma oral, sin mediar ningún documento que acredite la donación ni la propiedad de las obras de arte, argumento con el que el Supremo sostiene la propiedad del Estado.
Obra maestra medieval
Las esculturas de Isaac y Abraham son, como el resto del conjunto escultórico del Pórtico de la Gloria, una obra maestra de la escultura románica.
El Maestro Mateo dotó de una identidad psicológica y una personalidad específica a cada una de las esculturas, modificando la expresión facial de cada una de ellas y dotando de movimiento, ligereza o pesadez a los ropajes de cada una de ellas.
Las esculturas realizadas por el Maestro Mateo para el Pórtico de la Gloria ya han dejado atrás la escultura románica, y apuntan abiertamente a la escultura gótica, donde las tallas ya buscan una independencia respecto al marco arquitectónico y asumir su propio discurso como obra de arte independiente, característica que la escultura gótica llevaría a su máxima expresión a lo largo de los siglos XIII y XIV abriendo el camino hacia la escultura renacentista.
Como sucede con el resto de portadas de la Catedral de Santiago, el Pórtico de la Gloria tenía una finalidad eminentemente evangélica y didáctica.
En ese sentido, el conjunto escultórico cumplía (y cumple) una función catequética. Por medio de estas puertas, la Iglesia buscaba enseñar el evangelio y transmitir a los fieles el mensaje de salvación en la persona de Cristo.
Las puertas de la catedral medieval de Santiago de Compostela formaban parte de un recorrido penitencial y catequético que debían seguir los peregrinos.
Los peregrinos entraban por la Puerta de Platerías, o Puerta Sur, en cuyos tímpanos se narraba la historia de Jesús. Continuaban haciendo el recorrido interior por los lugares santos de la Catedral y visitaban la tumba del apóstol.
A continuación, salían por la llamada Puerta del Paraíso y volvían a acceder por el Pórtico de la Gloria, donde asistían al triunfo de Cristo al final de los tiempos salido del cincel del Maestro Mateo.