En las International Series del Asian Tour, caladero recurrente de puntos de ranking mundial para los ‘expatriados’ del LIV, encontró Josele Ballester el primer triunfo de su carrera profesional el sábado. Una promesa, la de que atesora talento de sobra para ganar en la élite de su deporte, que se ha cumplido solo cinco meses después de dar el salto a la superliga saudí de la mano de los Fireballs.
En Riad (Arabia), en el oriente que también expuso los primeros trazos de calidad de David Puig, ganador en Singapur en 2023 y en Malasia en 2024, Josele se impuso con tres golpes de ventaja sobre Caleb Surratt, pupilo de Jon Rahm en la Legion XIII. No subió de 66 golpes en toda la semana. Entregó una tarjeta de 65 el último día, con seis de los 24 birdies que embocó entre las cuatro jornadas. Un despliegue poderoso en un campo desconocido, pues la parada que hace allí anualmente el LIV se la perdió al incorporarse con la temporada ya empezada.
No sorprende. Al fin y al cabo ya ganó el US Amateur en 2024, terreno nunca antes conquistado por un español, sin haber puesto un pie anteriormente en Hazeltine. La inexperiencia la suple en varios apartados. Tiene el molde óptimo del golf contemporáneo: un físico privilegiado y un driver que es una bomba atómica; le entrena en su Castellón natal Victor García, el padre de Sergio, a quien ha tenido como un envidiable cicerone en su desembarco en el profesionalismo; y le acompaña en la bolsa Javier Erviti, que ha trabajado para Renato Paratore o Emiliano Grillo anteriormente. Además conoce bien las implicaciones del alto rendimiento. Su padre, José Luis Ballester, fue un nadador olímpico en mariposa en tres ediciones y su madre, Sonia Barrio, formó parte de la mítica Selección que conquistó el oro en hockey hierba en Barcelona 1992.
“Desde que eres pequeño sueñas con que llegue el momento de ganar tu primer torneo profesional. Por cosas como esta trabajo duro cada día. Es fantástico haberlo logrado al fin y me motiva para seguir. Los últimos meses han sido geniales. He aprendido muchas cosas desde que me uni al LIV. Tenía que mejorar y en poco tiempo lo he hecho muchísimo. Ahora sé que puedo competir al máximo nivel con los mejores del mundo“, decía el sábado, en su estilo, tan explosivo dentro del campo como prudente cuando tiene un micro delante, Josele, otro producto de la aparentemente inagotable cantera en la que se ha convertido la universidad de Arizona State para el golf español.
La factoría que terminó de dar forma a grandes figuras como Jon Rahm o Carlota Ciganda, y a buena parte de la gran hornada que viene en la generación inmediatamente posterior a la suya. También pasaron por allí Alejandro del Rey, que este año consiguió su primer triunfo en el circuito europeo, y el citado Puig, que en 2026 compartirá con Josele la primera temporada completa de este en los Fireballs, a los que podría unirse de nuevo Luis Masaveu, el descartado para hacerle hueco el pasado junio, si se confirma el trasvase de Ancer a los Torque. De confirmarse el cambio de cromos, formarían junto a Sergio García, el capitán, el primer cuarteto íntegro de este país de la corta historia del LIV. Uno que comprendería buena parte de lo que ha sido y de lo que será el golf español en este siglo.
Noticias relacionadas
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp.
¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí