16 ediciones del Torneo Fundación Leucemia y Linfoma dan para mucho. Incluso para jugarlo, ganar, volver más de una década después… y volver a ganar. El pasado domingo, en el Triángulo de Oro, Andrés Rico levantó el trofeo como entrenador del Real Madrid catorce años después de hacerlo como jugador, e Iván Ortego lo hizo como delegado del Unicaja femenino repitiendo el triunfo de 2010, en la primera edición, entonces con el masculino.
DAVID GONZÁLEZ / DPTO. DE COMUNICACIÓN FBM
Fotos: Rocío Benítez / D. G.
Que el Torneo Fundación Leucemia y Linfoma es especial lo sabe todo el que participa en él de alguna forma. Andrés Rico jugó (y gano) la segunda edición, en 2011, con 14 años. Después escaló las categorías inferiores del Real Madrid, formó parte de un equipo júnior de leyenda, debutó en ACB, se retiró castigado por las lesiones, hizo el curso de entrenador…. Y como la vida te da sorpresas, en 2025, ya con 28 años, ha vuelto a ganar el torneo como primer entrenador del Real Madrid. De entrada, tiene claro que «se sufre más como entrenador que como jugador», y señala que «para los cadetes de primer año que no tienen una competición como puede ser un Campeonato de España, un torneo así, que en tres días nos permite jugar con equipos de alto nivel, es una gran oportunidad, un privilegio».
A Rico ahora le toca ver el baloncesto desde otro punto de vista, el del banquillo: «Me encanta por intentar ayudar a los chavales y transmitirles mi experiencia como jugador para que crezcan en todos los ámbitos, no solo en el deportivo sino también en el personal, porque el deporte trata también de educar personas e inculcar valores para la vida». Hablando de valores, el Torneo Fundación Leucemia y Linfoma es una cita anual con la solidaridad. «Creo que concienciar como se hace en el torneo, con las charlas informativas, es muy importante tanto para los chavales como para la gente que está en la grada. Es muy importante mandar ese mensaje. Por eso este torneo lo tiene todo», sentencia.
Andrés Rico participó en la segunda edición e Iván Ortego estuvo en la primera, en 2010, como delegado de equipo del Unicaja cuando los malagueños superaron en la final celebrada en el Magariños al Joventut. Aquel Unicaja (generación de 1996) formaba entre otros a Domantas Sabonis, ahora estrella de la NBA. Quince años después, Iván ha vuelto al torneo, esta vez en el Triángulo de Oro, como delegado del Unicaja femenino. Y de nuevo campeón…
«He estado dos años -afirma- y los dos hemos ganado. Cuando nos dijeron que veníamos me hizo muchísima ilusión porque tengo un gran recuerdo de este torneo. Fue en el Magariños y teníamos un equipo realmente bonito con Domantas como referente principal pero no único. Nos gustó mucho». Desde 2010 hasta 2025, el Torneo Fundación Leucemia y Linfoma sigue ahí, superando incluso los años de la pandemia. «Es muy difícil que un torneo se mantenga tanto tiempo y eso habla muy bien de la gente que lo organiza, de lo bien que se hacen las cosas, porque si no hay cariño, si no hay patrocinadores, puede haber buena voluntad pero muchos se quedan en el camino. No es el caso. Este torneo lleva muchos años porque tiene detrás algo muy importante y eso provoca que mucha gente esté volcada, intentando colaborar».
En aquella primera edición en el Magariños, Unicaja no solo se llevó el trofeo de campeón, también los premios gordos de la rifa solidaria, una consola y un televisor… que Iván tiene en su casa: «Nos llevamos un montón de premios: la tele, la play… ya ni me acuerdo. La anécdota de la tele es graciosa porque la ganó el segundo entrenador, Pablo García, que ahora es un reputado entrenador en México, y yo se la compré. Fue una odisea llevarla en el autobús y después en el AVE, pero tenía que llegar. Es la tele de mi casa y no se va cambiar jamás porque le tengo un cariño tremendo».
