Dicen por ahí –parece que con fundamento– que RTVE se está planteando no renovar el contrato de Perico Delgado como comentarista del ciclismo por sus opiniones en la pasada Vuelta sobre las protestas contra la presencia del equipo Israel.
Desde las antípodas de esas opiniones –la movilización en la Vuelta nos gustó, porque abrió la puerta a no normalizar a un estado genocida en muchos otros eventos deportivos y culturales internacionales–, nos parecería no solo un error sino una auténtica cacicada cancelar a alguien por expresar sus opiniones con libertad. Para gustos se hicieron los colores y hay a quien le encanta Perico y a quien no le gusta como comentarista, pero nadie le podrá negar que se curra la animación de horas y horas de retransmisiones que serían soporíferas sin su concurso. Y, sobre todo, que se ha ganado su derecho –sobre la bici y después con el micrófono– a opinar lo que le dé la gana. Solo faltaba.