En el Caribe, la tensión militar es palpable: después de que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos recomendara «extremar la precaución» al sobrevolar Venezuela, varias aerolíneas internacionales han cancelado sus vuelos, alimentando temores a ataques inminentes de Washington en el país sudamericano.
En el marco del despliegue militar de Estados Unidos en aguas caribeñas, las fuerzas norteamericanas han matado, desde septiembre, a más de 80 personas, que presuntamente transportaban drogas en sus embarcaciones.
Cartel de los Soles y terrorismo
El 24 de noviembre de 2025, la escalada con Venezuela adquirió una nueva dimensión con la designación oficial del Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera por parte de Washington. El Gobierno de Donald Trump asegura que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y su cúpula militar dirigen ese cartel.
Caracas, por su parte, rechaza las acusaciones y las llama «invento» y «mentira para justificar una intervención ilegítima e ilegal contra Venezuela».
Según el centro de análisis InSight Crime, el Cartel de los Soles no es una organización jerárquica, sino una red flexible de células implicadas en actividades delictivas, como el contrabando de gasolina, la minería ilegal y el tráfico de drogas.
¿Intervención militar?
La designación del cartel como grupo terrorista extranjero «se puede interpretar como una escalada más del conflicto, en el que Washington ha pretendido convencer a Maduro y a los militares venezolanos de su intención de intervenir militarmente si no dejan el poder», opina Phillip Gunson, analista sénior para la Región de los Andes y Venezuela del International Crisis Group.
«Hasta ahora, ninguna de las amenazas ha surtido efecto», remarca el experto, en declaraciones a DW.
Gunson aclara que la designación como organización terrorista no justifica legalmente ninguna intervención en Venezuela. Sin embargo, permitiría declarar cualquier apoyo al Gobierno venezolano como colaboración con el terrorismo.
«El mismo enemigo con diferentes nombres»
«Estados Unidos normalmente no necesita un argumento como el terrorismo para luchar contra un enemigo», observa, por su parte, Christian Cwik, profesor de la Universidad de Graz, en Austria.
Llámese el Tren de Aragua o el Cartel de los Soles, «en verdad es siempre el mismo enemigo con diferentes nombres», sostiene el experto en historia de América Latina, el Caribe y el Atlántico. «Pero no son Estados con ejércitos, son bandas criminales y, por eso, una lucha con buques de guerra no tiene ningún sentido», agrega.
«Estados Unidos tiene hambre de petróleo», apunta Cwik, para quien la lucha contra el narcotráfico es solo uno de muchos motivos detrás del despliegue militar norteamericano en el Caribe.
Una invasión militar de Estados Unidos en Venezuela, podría despertar sentimientos antiimperialistas en América Latina.Imagen: Ariana Cubillos/AP Photo/picture alliance
«Un nuevo Vietnam»
«La guerra es asimétrica. No creo que Estados Unidos esté planificando un ataque con infantería en Venezuela, porque eso podría convertirse en un nuevo Vietnam. Pero es posible que vaya a usar drones y misiles contra algunos objetivos para destruir la infraestructura en Venezuela», sostiene el historiador austríaco.
Para sus ataques militares, el Gobierno de Trump podría ocupar una de las islas venezolanas, como la isla de Margarita o La Orchila, o, también -en cooperación con la OTAN- la isla neerlandesa de Curazao, que se encuentra a unos 65 kilómetros de la Península de Paraguaná, en Venezuela, cree el académico.
Tampoco Phillip Gunson, experto del Internacional Crisis Group, descarta ataques aéreos en territorio venezolano: «Porque si la presión no funciona, y no hay respuesta militar de Estados Unidos, la flota tendría que irse sin haber cumplido su misión, con el precio político que eso implicaría». «Sin embargo», añade, «pareciera que el instinto de Trump es negociar antes de verse involucrado en una guerra».
¿Se cierra el cerco sobre Maduro?
Uno de los motivos detrás de la exhibición de poder de Washington también pareciera ser el intento de lograr un cambio de régimen en el país sudamericano. No obstante, Christian Cwik cita a colegas de universidades venezolanas, que afirman que Nicolás Maduro tiene hoy más poder que hace dos o tres años.
«En América Latina, el frente antiamericano, antiimperialista, también une, en momentos, a la derecha y la izquierda», comenta el profesor de la Universidad de Graz.
En ese caso, Cwik se podría imaginar dos escenarios: un proceso de integración, por ejemplo, entre Colombia, Brasil y Venezuela; y una especie de gobierno nacional de emergencia, en el que se unan partes de la oposición y del actual Gobierno.
De ahí que el historiador no esté convencido de que la agresión norteamericana vaya «a tumbar a Maduro»: «Al final, incluso podría ser más poderoso que antes del ataque estadounidense».
(elm)