En los últimos meses, es prácticamente imposible entrar en una librería sin cruzarse con un libro de Liz Tomforde. La autora californiana irrumpió en el panorama del romance contemporáneo en 2022 con ‘Rozando el cielo’ (Mile High), una novela protagonizada por un jugador de hockey y una azafata de vuelo, y desde entonces ha conquistado a más de un millón de lectoras en todo el mundo gracias a su serie ‘La ciudad de los vientos’, publicada en España por Montena. La saga ha convertido a Tomforde en un fenómeno global del romance deportivo, con cifras que avalan su éxito: más de 1,4 millones de valoraciones en Goodreads (plataforma electa para las reseñas de los lectores) y una media global de 4,3 estrellas sobre 5.

El primer título de la serie se convirtió en un ‘best seller’ inmediato en Estados Unidos y llegó a las librerías españolas un año más tarde, donde rápidamente se coló entre los títulos más vendidos del género. Desde entonces, Tomforde ha construido un universo literario protagonizado por estrellas del deporte profesional -jugadores de hockey, baloncesto o béisbol- y mujeres decididas que no se dejan eclipsar por la fama, el ego ni las dinámicas tóxicas. Sus novelas, traducidas a varios idiomas y con presencia habitual en listas de los más vendidos del New York Times, han logrado abrirse hueco en un nicho tradicionalmente dominado por clichés.

Parte de su éxito radica precisamente en esa ruptura con el estereotipo clásico de «chica buena conoce a chico malo». En las novelas de Tomforde hay cuerpos no normativos, relaciones basadas en la comunicación, el consentimiento y el respeto mutuo, y un erotismo (‘steam’) que no está reñido con los vínculos emocionalmente sanos. Así lo han destacado también muchas de sus lectoras en plataformas como TikTok o Goodreads, donde ‘Jugando fuerte’, el segundo libro de la saga, fue finalista en los Goodreads Choice Awards de 2023, y ‘Siguiendo el juego’, cuarto título de la serie, volvió a situarse entre las novelas románticas más votadas en 2024.

Una historia nacida en pleno confinamiento

Liz Tomforde nació y creció en el norte de California, es la menor de cinco hermanos, amante del hockey y los perros. Compagina su carrera como escritora con su trabajo como azafata de vuelo, una experiencia profesional que inspiró buena parte del contexto de su primera novela. De hecho fue precisamente durante la pandemia del Covid-19, en 2020, cuando aprovechó el parón global para sentarse a escribir la historia que le rondaba por la cabeza: un romance entre una azafata y una estrella del hockey. Así nació ‘Rozando el cielo’, una novela autopublicada que cambió por completo su trayectoria profesional y que no tardó en ser adquirida por editoriales internacionales ante su gran acogida.

A ese primer libro le siguieron ‘Jugando fuerte’ (centrada en un jugador de baloncesto y la mejor amiga de su hermana), ‘Perdiendo el control’ (un beisbolista y la niñera de su hijo), ‘Siguiendo el juego’ (de nuevo en el mundo del béisbol) y ‘Volviendo a empezar’, publicada este 2025 y que cierra la saga con la historia de un portero de hockey y una diseñadora de interiores. Las cinco entregas conforman ‘La ciudad de los vientos’, aunque la autora ya ha anunciado una secuela para marzo de 2026, aún sin título confirmado.

En España, la saga también ha logrado cifras destacables. Las ediciones en castellano se sitúan entre los libros más vendidos del sello Montena y cosechan reseñas muy positivas en plataformas como Amazon o Casa del Libro. La comunidad lectora -especialmente activa en redes sociales- ha contribuido a consolidar su éxito mediante reseñas, clubes de lectura y recomendaciones virales en TikTok, donde el término ‘Windy City Series’ se ha convertido en ‘trending topic’ del romance deportivo.

Romance deportivo con alma

Más allá de su impacto comercial, Tomforde ha sido elogiada por su capacidad para integrar el contexto deportivo de forma realista y con sensibilidad. Aunque algunos lectores consideran que el vocabulario técnico puede ser algo denso, la mayoría coinciden en que sus historias destacan por la tensión romántica, los diálogos cargados de humor y una representación emocionalmente honesta de las relaciones.

Con un estilo cercano, personajes entrañables y tramas que combinan deseo y ternura a partes iguales, Liz Tomforde ha demostrado que el romance deportivo no solo puede ser un subgénero adictivo, sino también un espacio donde se representen nuevas masculinidades, cuerpos diversos y dinámicas afectivas basadas en el respeto. Un enfoque fresco que explica por qué su nombre ya es sinónimo de lectura imprescindible para este verano.

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