De forma inesperada, Ettore Messina dejó el banquillo del Armani Milán el pasado lunes. El de Catania (66 años) decidió hacerse a un lado y concentrarse en su labor como directivo en lo que, además, puede suponer el punto y final a su carrera como entrenador. La de, no hay que olvidarlo, uno de los grandes en ese desempeño del baloncesto europeo: ha ganado cuatro Euroligas (la última en 2008, eso sí), competición en la que tiene dos premios de Entrenador del Año.
Dos de sus títulos llegaron con la Virtus y dos con el CSKA de Moscú, el club al que entrenó (luego regresó para una segunda etapa) antes de un paso muy pobre por el Real Madrid (2009-11), donde se le encargó enderezar una nave que iba a la deriva y, por decirlo suavemente, no lo consiguió. Ni siquiera completó su segunda temporada en la capital de España. Desde 2019 se había puesto al frente de Armani Milán, y ha ganado en esta etapa tres Ligas y dos Copas, pero no ha tenido suerte en el gran objetivo, la Euroliga. Lo más parecido a un éxito fue el pasaje para la Final Four de 2021, donde su equipo cayó contra el Barcelona (84-82) en una excelente semifinal que se resolvió con un tiro en el último segundo de Cory Higgins.
Messina, que también ganó una plata continental con Italia (1997) y fue asistente de Gregg Popovich en los Spurs durante un lustro, seguirá como presidente de operaciones, pero dejará el banquillo para Peppe Poeta. Dos días después de la noticia de su adiós, el ya exentrenador ha publicado una carta abierta en al que expone sus argumentos, obviamente relacionados con las críticas que ha recibido en las últimas temporadas cada vez que no se alcanzaban los objetivos deseados, sobre todo en esa Euroliga en la que los resultados han sido muy pobres desde esa Final Four. Este es el contenido completo de la carta:
“Espero que me disculpéis si me utilizo esta carta, y no doy entrevistas ni convoco una rueda de prensa, para explicar, con una intención constructiva y un espíritu calmado, las razones que han hecho tomar las decisiones que he tomado. Desde el primer día de entrenamientos de la nueva temporada, en agosto, he disfrutado mucho yendo a la pista con los jugadores, los médicos, fisios, el resto del staff técnico… y a todos les doy de corazón las gracias. Entonces, os preguntaréis, ¿por qué dejar el banquillo pero no el club?
La razón es simple: me fui dando cuenta de que me había convertido en un factor de división y, precisamente por eso, en una distracción. Más allá de que me haya dedicado a hacer mi trabajo de la mejor manera posible, cada cosa que pasaba era convertida en una oportunidad para hacer un referéndum y ver quién estaba conmigo y quién contra mí. Por eso, y solo por eso, he decidido acabar con una situación que se había convertido en una fuente de tensión para mí y en algo dañino para el equipo y el club. Al eliminar la raíz de esas tensiones, creo que estoy cumpliendo la responsabilidad que me dio el señor Giorgio Armani desde que llegué al Olimpia.
Este año en concreto me ha costado especialmente lidiar con esa atmósfera, hasta el punto de que he tenido dudas de subir los últimos escalones hacia la pista. Por todo eso, mi decisión responde a un único objetivo: generar un momento de unidad y crear las condiciones adecuadas para que todo el mundo se ponga del lado del equipo. Creo firmemente que este grupo de jugadores puede cosechar resultados excelentes, y lo está demostrando a pesar de las muchas lesiones que ya se han acumulado. Sigo siendo el aficionado número 1 del equipo y, sobre todo, continúo trabajando en el club para que tengamos éxito con los restos que nos esperan fuera de las pistas. Y me motiva mucho seguir trabajando al lado del presidente, Loe Dell’Orco.
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También estoy seguro de que el nuevo staff técnico seguirá trabajando con la convicción y la competencia que nunca han faltado. Si todo el mundo les apoya, conseguirán los resultados que todos esperamos. Ellos saben que sigo a su entera disposición para cualquier cosa en la que crean que puedo ser útil. Pero estoy seguro de que dirigirán al Olimpiaco de la mejor manera posible, una que ahora pasa por tener serenidad y unidad”.
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