Cuando el reloj la torre de la iglesia de San Miguel ha campaneado las seis en punto de la tarde, como cada 4 de agosto, un estruendoso cohete ha anunciado a toda Vitoria el descenso desde los cielos de Celedón. De su Celedón, de ese aldeano de Zalduondo que nunca ha dejado de hacer casas nuevas “con ventana y balcón” incluso en plena crisis de la vivienda. El tradicional paraguas, esta vez, le ha ayudado a guarecerse del calor. El inicio de las fiestas de La Blanca ha llegado con unos 35 grados en los termómetros y muchos más entre la masa que ha colmado la Virgen Blanca y sus alrededores, cerca de 60.000 personas según los cálculos de otros años, siempre imprecisos. Sin embargo, si por algo será recordada la edición de 2025 de la bajada de Celedón será por el clamor contra el genocidio en Palestina encarnado a voz en grito por el blusa que desde el pasado año encarna al personaje, Iñaki Kerejazu.
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“¡Basta de genocidios en Palestina!”, ha clamado en el discurso de apertura de las fiestas junto a los habituales ‘goras’ a la Virgen Blanca y a la ciudad. “Me ha salido desde dentro. No es impostado”, ha contado después a los periodistas Kerejazu, hastiado de ver “en directo” la exterminación de la población gazatí. La bandera de Palestina ha aparecido en diferentes lugares durante toda la celebración y quienes las ondeaban han agradecido especialmente las palabras de Celedón. El estilo nuevo de Kerejazu se ha notado también en el uso preferente del euskera sobre el castellano. Además, ha planteado “que esto no sea seguro sólo para el 50%”, en referencia a las agresiones sexuales.
Cuatro horas de espera
Cuatro horas antes de esto, Amara y Ayala, dos quinceañeras, llevaban habían iniciado su paciente espera para ver el inicio festivo en un lugar privilegiado. No era su primera bajada de Celedón -puntualizaban, pese a su juventud- pero sí querían tener esta vez el mejor sitio posible y no como el año pasado, que se quedaron en un punto con mala visión, aparentemente. Cuando la ciudad aún comía o hacía recados, ellas eran ya las primeras en plena Virgen Blanca.
Sentadas en los bancos del monumento de la batalla de Vitoria con una ikurriña anudada al cuello a modo de capa, sonreían armadas de paciencia… y de sendas pistolas de agua. “Luego nos caerá también todo el kalimotxo”, contaban sin tener exceso de preocupación por los rigores del termómetro. En efecto, sin el agua que otras veces han esparcido los Bomberos en jornadas de especial calor y aunque los vecinos de las casas más cercanas sí han tirado algunos cubos para refrescar el ambiente, el frescor ha llegado del todo tipo de pócimas espirituosas que volaban.
El arranque festivo tiene dos escenarios. Uno, abajo, en la plaza, que siempre se queda pequeña y que va necesitando ocupar espacio en las calles y plazas más próximas. Hasta once controles policiales se han encargado de que no se introduzcan vidrios y de garantizar las medidas antiterroristas, algo recurrente desde algunos atentados yihadistas en Europa hace una década. La Policía local y la Brigada Móvil de la Ertzaintza han movilizado a decenas de efectivos.
El celo que ponen los uniformados en que no pase un solo tapón de plástico no parece que tenga el mismo éxito con las pancartas. Decenas de ellas han aparecido en el mismo centro de la plaza. Desde las proclamas críticas con las renovables y con empresas concretas como Solaria hasta las clásicas pancartas en favor de los presos de ETA. En el escenario festivo estaba también un recuerdo para Txiki y Otaegi, los últimos ejecutados por el franquismo ahora hace medio siglo. Y ánimos para Alavés y Baskonia. En un balcón había colgada también una bandera de España, de la España republicana.
Un operativo especial
En La Blanca también hay quien no tiene fiesta. “Hay muchísima gente al servicio de la ciudadanía”, resume Javier García Reina, jefe de servicio de Bomberos y uno de los máximos mandos sobre el terreno en el operativo especial que se tiene que desplegar. A sus efectivos -que entre otras misiones han tenido que liberar a un niño cuyo brazo ha quedado atrapado en una barandilla- se les suma el personal sanitario, de Osakidetza, de Ambulancias Gipuzkoa y de Cruz Roja.
Hay incluso tres hospitales de campaña -Memorial, Plaza de España y General Loma- y tres equipos de dos personas dentro de la masa que pueden atender golpes de calor y urgencias con relativa rapidez. Llevan “mochilas de ataque” y hasta un desfibrilador, explicaba García Reina. Los responsables de las telecomunicaciones, una empresa de Burgos llamada TDE y pertrechados con uniformes con otra bandera de España, han explicado que en Vitoria se prescinde de momento de los drones para este operativo.
Y del orden de 77 operarios de la contrata de limpieza tienen como misión recoger en tiempo récord después de Celedón las montañas de residuos que se generan para que continúe el programa de fiestas. A las 18.30 horas los camiones ya estaban echando agua y el personal preparando grandes contenedores para recoger las basuras, que se suelen contar por toneladas.
En la balconada
El segundo escenario de la fiesta es arriba, en la balconada de San Miguel. Este año se han sumado a los invitados allí reunidos, encabezados por la alcaldesa, Maider Etxebarria, seis de los personajes de la comparsa de gigantes, cabezudos y reyes, caballos y sotas de la baraja de Heraclio Fournier. Estaba incluido Ojo Biriqui, el terror infantil de varias generaciones de vitorianos. Era el más demandado para fotografías y la alcaldesa se ha echado un par de bailes con él delante de todo el mundo.
Hacía lustros que las figuras no aparecían en una bajada de Celedón por la ingente cantidad de personas que se congregan y porque sus trajes podrían quedar muy dañados, principalmente. Sin embargo, como el presidente de la comparsa, Joseba Perea, ha sido uno de los elegidos para prender la mecha de la fiesta en 2025 junto con Blanca Aguillo, la nueva abadesa de la Cofradía de la Virgen Blanca, y a los premiados con el galardón Celedón de Oro Joseba Fiestras, Satur García y Begoña Dívar, no podían faltar.
La elección ha correspondido al grupo municipal del PP, cuyo portavoz local, Iñaki García Calvo, se ha saludado efusivamente con todo el mundo. Es tradición que cada año un partido proponga a sus candidatos en función del orden en que quedaron en las elecciones. En 2023 fue EH Bildu, en 2024 le tocó al PSE-EE y en 2026 lo hará el PNV.
Para Perea, el de este 4 de agosto ha sido “un momento muy especial”. “Tirar el cohete es dar el inicio a las fiestas. Y es un honor”, contaba a este periódico poco antes de las 18.00 horas. Explica que la comparsa tiene su primer acto en fiestas cada año a las 18.30 horas y que, por los preparativos, se suelen perder el Celedón. Pero este año han hecho una excepción y algunos de los integrantes de la comparsa han podido subir a la balconada.
“La comparsa es una parte de la historia de Vitoria. En cuanto un vitoriano oye a los gaiteros, se acerca a vernos pasar”, asegura Perea. El grupo, de hecho, es de 1917, cuarenta años antes de la primera bajada de Celedón, que fue en 1957. Solamente el primer día de fiestas salen a la calle cuatro figuras históricas de esa fecha, cuyos nombres son Cachán, El Pintor de Vitoria, Escachapobres y precisamente Celedón. Todos ellos han sido muy aplaudidos este lunes.
Tras el cohete, ha descendido el muñeco de Celedón a un ritmo constante. Como marca el ritual, al tocar tierra se ha encarnado en un Celedón de carne y hueso. El blusa Iñaki Kerejazu ha asumido esa misión por segundo año consecutivo. Ha surcado la Virgen Blanca en unos pocos minutos y ha escalado hasta la balconada protegido por sus escoltas. A las 18.11 horas ya estaba pronunciando su discurso, mención incluida a Palestina. La masa no ha parado de cantar con él el “Celedón ha hecho una casa nueva”, ahora también en su versión en euskera.
Una canción del siglo XIX
El pregonero de 2025 ha sido el músico Roberto Ugarte, director de la Euskadiko Orkestra. Su llamada a la fiesta fue un homenaje a la música y a las canciones vitorianas más tradicionales y, precisamente, dio un dato sobre la canción de Celedón. “Desde que lo compusiera Mariano San Miguel hace ya 127 años, ha venido a convertirse en la sintonía principal que nos representa, que es tanto como decir el himno popular de nuestra ciudad”, contó.
Por la mañana, en Euskadi Irratia, Kerejazu aseguraba estar “nervioso”, incluso no teniendo ya la presión del estreno, como le sucedió en 2024 cuando Gorka Ortiz de Urbina puso fin a casi un cuarto de siglo dando cuerpo al aldeano de Zalduondo. “Todos los vitorianos estamos nerviosos un 4 de agosto, seamos Celedón o no. Sentimos tanto este día, es tan potente eso que pasa a las seis de la tarde, que es imposible controlar los nervios”, ha explicado. Asume lo “emocionante” del papel que le ha tocado jugar. “El año pasado me pasé todas las fiestas llorando. Si le preguntaran al Iñaki pequeño, esto es algo con lo que soñaba”, ha explicado.
Después, Kerejazu ha terminado exhausto su segundo paseíllo. De hecho, ha tenido que hacer una pausa, beber agua fresca y secarse con una toalla que le ha proporcionado la siempre pendiente responsable de protocolo antes de saludar desde San Miguel hacia la plaza. Su uniforme estaba muy lejos de estar impoluto después de la singladura, pero a pocos les ha importado darle un abrazo.
Perfil bajo del Gobierno vasco
Entre las autoridades presentes, el primero en saludar a Celedón ha sido el diputado general de Álava, Ramiro González. La representación del Gobierno vasco ha sido de perfil bajo. Imanol Pradales ha vuelto a ausentarse por segundo año consecutivo y antes Iñigo Urkullu tampoco acudía. Tampoco han participado ninguno de los dos vicelehendakaris. Sí estaban tres de los cuatro consejeros alaveses, Nerea Melgosa y Amaia Barredo del PNV y Javier Hurtado del PSE-EE, aunque muy alejados de la primera línea. Entre los líderes de los principales partidos vascos solamente ha participado Javier de Andrés, del PP. Sí ha habido diputados, senadores y otros cargos, como la fiscal-jefe, Carmen Cotelo, o la vicerrectora de la EHU, Ixone Fernández de Labastida. No ha acudido tampoco la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria. Era más que evidente que la seguridad era muy fuerte, con muchos agentes de paisano. La alcaldesa Etxebarria, que ha atendido a los medios de comunicación, ha emplazado a disfrutar de la “juega” pero siempre con “responsabilidad”.
Celedón, gigantes y cabezudos y mucha música: Vitoria ya tiene el programa completo para las fiestas de La Blanca
Con Celedón, Vitoria ha descorchado 127 horas de fiesta ininterrumpida. Las calles, sobre todo las del centro, perderán toda normalidad. Desde este martes, además, un pequeño ejército de 9.000 blusas y ‘neskak’ se calzarán las abarcas para animar la ciudad. El programa incluye conciertos -que abarcan desde Rozalén hasta Fermín Muguruza en las ‘txosnas’ pasando por los incombustibles Joselu Anayak, los Rolling Stone de la Llanada Alavesa-, el concurso de fuegos artificiales en el ferial de Mendizabala, los paseíllos de las cuadrillas o deportes rurales. El Teatro Principal sigue cerrado por obras y en la plaza de toros ni hay corridas ni se les espera.
elDiario.es/Euskadi
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