Mientras durante todo el año los focos siguen a los Jannik Sinner y los Carlos Alcaraz, lo cierto es que sus historias son tan extraordinarias como excepcionales. El mundo del tenis tiene más casos de intentos frustrados por vivir del tenis que de aquellos que consiguen jugar Roland Garros, Wimbledon, el US Open o el Abierto de Australia.
Paralelamente, algún desprendido, y no tanto, ya pudo ver en la web oficial de la WTA una bandera argentina al lado del nombre de Nicole Fossa Huergo. Hoy 336ª del mundo (llegó a estar 250ª), está sexta entre las albicelestes y, a pesar de tantos vaivenes y sinsabores, que compartió en charla con ESPNTenis.com, primera en el ranking de dobles, gracias al 106ª que ocupa actualmente. Y todo esto, con 13 parejas distintas a lo largo de 2025.
Nacida (hace 30 años) y criada en Isernia, una comuna italiana que apenas supera los 20 mil habitantes, sus padres y abuelos son piezas importantes del deporte argentino, por lo que ya lleva un par de veranos haciendo pretemporada en suelo rosarino. Su abuela Liliana Hasenbein supo bajar récords sudamericanos en natación. Su abuelo, Edmundo Fossa Huergo, también fue muy buen nadador. Como entrenador estuvo en la Selección Argentina en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.
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“Los mosquitos son la peor cosa pero si te adaptás a los mosquitos, ya está” se ríe, en el marco del Argentina Open WTA 125K, la semana más importante del año dentro del país.
Ahora hay un resurgir en tu carrera, que implica representar a Argentina.
Sí. Aunque ya había hecho muchas pretemporadas en Rosario. El año pasado se vino mi padre (Wolfgang Fossa Huergo), que es entrenador en Italia. Hice pretemporada con él y con la ayuda de Alejo Apud, que vive en Rosario. Ahí me entrené y la paso bien, porque estoy con la familia.
¿Cómo es tu relación con Mercedes Paz?
Como Capitana de la Billie Jean King Cup, «Mecha» me dijo que era un sistema de mérito, obviamente. Siempre han buscado doblistas y alguien que se especializara para poder ayudar al equipo. Porque las chicas son muy buenas todas, pero más enfocadas en single. Y hace mucho me había dicho de hacerme la ciudadanía y la hice. Porque sí, yo decía “sí, soy argentina”, pero me faltaban los papeles. Así que me enfoqué en eso, la saqué y seguimos hablando. Obviamente para este año ya era tarde. El equipo ya estaba armado, estaba muy unido. Así que no era el caso de hacer cambios. De hecho lo hicieron muy bien. Ahora hay que seguir progresando y ver si se le puede dar una mano para ver si Argentina puede dar ese salto más que podría ayudar a todo el equipo.
Ayudó mucho para que tomes la decisión, entonces.
Sí, desde hace unos años. Yo recién estaba volviendo al circuito, pero me gradué (N de R: en Administración de Empresas en la Universidad de Arizona City). Y cuando volví enseguida me dijo: “jugás muy bien”. Me preguntó si tenía los pasaportes y todo. Y de ahí nos fuimos viendo. Y si está la ocasión, ahí se verá en el momento.
Y ahora surgió estar en la United Cup 2026, ya como Argentina, en donde la clasificación depende de quiénes son los singlistas N°1.
Una vez que se pide el cambio de bandera, la WTA te pide el pasaporte que lo corrobore. Y para este torneo, me anoté y entramos. No voy a pretender jugar. Me voy a preparar por si me toca. Si hay que estar en cancha para jugar dobles hay que darlo todo. Y si no, hay que estar ahí para el equipo.
Ser Top 100 puede ser solo un número, pero además implica estar en el cuadro principal de los Grand Slam. Acercarse al Top 200 puede asegurar ingresar a la qualy. ¿Ese fue tu objetivo?
Sí, digamos que lo quería intentar con el single y estuve ahí cerquita. O sea, todo el 2025 estuve ahí, pero me faltó una ayuda. Al ser todo sola fue un poco complicado. Y jugando todas las semanas single y doble, sobre todo en el Tour WTA, es muy difícil. Si te va bien en dobles llegás hasta sábado o domingo. Y al día siguiente ya estás compitiendo otra vez, en el torneo siguiente en singles. Es complicado. Y llegó un momento que me cansé. Digamos que la cabeza y el físico me estaban pidiendo una pausa. Pero decidí no parar, para seguir intentándolo con el doble. De hecho estoy ahí cerquita, me faltan unos resultados más. Pero quién sabe, no sé si en Australia, pero en Roland Garros podría ser. ¿Por qué no?
En muchos casos se acaba el dinero y se tiene que dar en una gira puntual. ¿Cuando se habla de presión, esa es la muestra más clara?
Ahora cada año se están poniendo más duros. Pero sí, llegué a ser N°250 y ahí es cuando empecé a enloquecer. Empecé a buscar torneos, a jugar. Y en vez de hacer poco pero bien, jugaba, jugaba, jugaba. Y hacía viajes largos. Me enfermé. Cuando tenés mucho estrés luego de enfermar, cualquier virus que llega te lo agarras. Y de hecho, de nuevo, me lesioné. Así que fue una lástima no poder tener un apoyo. Alguien que me pudiese seguir y decir bien cómo hacer. Porque, obviamente, para mí era un mundo nuevo. Yo estaba mal y seguía. Me enfermaba simplemente. Había una gripe dando vueltas y me la agarraba. Fui a India, me intoxiqué. En agosto, me lesioné el hombro y seguí jugando. Digamos que hice todo mal.
¿Ahora tu foco estará en buscar pareja estable para jugar dobles?
Yo estuve muy enfocada en el single. Entonces no podía hacer un plan de los torneos que hacía. Así que me anotaba, veía en cuál torneo de single ir y a lo último buscar una pareja. El 2026 todavía no sé cómo encararlo. Es lo lindo del tenis. Hoy estás acá y mañana no sabés a dónde estás.
«Llegó un momento que me cansé. La cabeza y el físico me estaban pidiendo una pausa. Pero decidí no parar, para seguir intentándolo con el doble. De hecho estoy ahí cerquita», cuenta Nicole Fossa Huergo a ESPNTenis.com. Prensa IEB+ Argentina Open WTA 125K