Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y Plataforma en Nanomedicina (IBIMA Plataforma BIONAND) han dado un paso más en la lucha contra el alzhéimer, al identificar nuevos marcadores en la sangre que reflejan el estado del hipocampo -una zona clave del cerebro para la memoria- incluso antes de que se manifiesten los primeros síntomas de la enfermedad.
Estos resultados, que han sido publicados por la revista científica Biomedicine & Pharmacotherapy, “son muy alentadores”, tal y como señala el equipo científico, que subraya que el siguiente paso será validar estos hallazgos en estudios con personas, para confirmar su utilidad clínica y complementarlos con otras técnicas.
El alzhéimer es una patología neurodegenerativa que afecta gravemente a la memoria y otras funciones mentales. A medida que avanza, se produce una pérdida progresiva de neuronas. “Detectarla a tiempo es crucial para poder aplicar tratamientos que puedan retrasar o frenar su evolución. Sin embargo, las pruebas actuales, como el análisis del líquido cefalorraquídeo o las técnicas de imagen cerebral (como el PET), son invasivas, caras o poco accesibles, y además detectan la enfermedad cuando ya está bastante avanzada”, aseguran.
Este trabajo, precisamente, ofrece una alternativa innovadora: una forma sencilla y no invasiva de detectar los primeros cambios que se producen en el cerebro antes de que la persona comience a notar problemas de memoria u otros síntomas.
El equipo liderado por los profesores de la Facultad de Medicina Manuel Narváez y Pedro Serrano Castro, y la doctoranda también de este centro de la UMA Isabel Moreno-Madrid, ha descubierto que ciertos ‘complejos moleculares’ presentes en el hipocampo también pueden identificarse en las células blancas de la sangre. Estos complejos están formados por proteínas receptoras que están relacionadas con procesos clave para la salud cerebral, como la formación de nuevas neuronas y la adaptación del cerebro al aprendizaje.
Para comprobarlo, los investigadores de la UMA utilizaron dos modelos experimentales en modelos animales que reproducen distintas fases del Alzheimer:
- En el primer modelo, simularon una fase temprana de la enfermedad, parecida a la del deterioro cognitivo leve. Aunque los animales aún conservaban la memoria, ya se observaban cambios en los niveles de estos complejos tanto en el cerebro como en la sangre.
- En el segundo modelo, representaban una fase más avanzada, con pérdida de memoria y menor capacidad de generar nuevas neuronas. También en este caso, los niveles de los complejos disminuían de forma paralela en el hipocampo y en la sangre.