Los autoritarios campeones reinantes Oklahoma City Thunder están haciendo realidad los peores temores de aquellos que se preguntaban qué sería capaz de hacer aquel grupo de correosos e hiperactivos chavales si recién salidos del cascarón como aquel que dice se habían enfundado un anillo. Campeones más jóvenes en casi medio siglo con 25,6 años de media, la hambrienta banda que lidera el MVP Shai Gilgeous-Alexander no está dejando ni las migajas en potente Oeste, con un imponente récord ya de 18-1 tras el de 68-14 del pasado curso después de ventilarse también a los Minnesota Timberwolves de Anthony Edwards (113-105).

Tratar con estos Thunder es lo más parecido a pasar un mal rato, una tortura atado a una silla eléctrica de alto voltaje por la que siempre pasa la corriente, inagotable la mejor defensa de la NBA moderna entre perfección en la ejecución y la variedad de trampas con su repertorio de coberturas y una energía infinita con la profundidad de plantilla de OKC. Porque es Shai -40 puntos anoche por los 31 de Edwards-, y un pelotón a su alrededor que ha sido capaz de absorber como si nada una baja tan sensible como la de Jalen Williams en este arranque y la de otro titular esencial como Lu Dort durante algunos partidos. 

Entre lesión y lesión, Oklahoma ha visto emerger otro de sus cachorros de draft en Ajay Mitchell, 13 puntos anoche para liderar la segunda unidad del equipo entrenado por Mark Daigneault. Y a todo esto, los Thunder tienen más jóvenes estrellas en proceso, con el rookie Thomas Sorber recuperándose de una grave lesión y Nikola Topic de un cáncer testicular. Afortunadamente, el serbio tiene buenas perspectivas de curación para volver a disfrutar del baloncesto y la vida pues su tipo de cáncer se cura en el 90% de los casos. 

Los Thunder consiguen su primer anillo tras vencer en el séptimo partido a los Pacers  (103-91)

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El anillo de 2025…¿y unos cuantos más?
Oklahoma City Thunder

La tiranía de estos Thunder insinúa dinastía, esa palabra que ha prohibido de manera oficiosa la NBA en esta década con siete campeones diferentes desde 2019 por lo cada vez más complicado que lo ponen las restricciones financieras para mantener las plantillas, aunque por ahora OKC no sufre agobios en sus arcas gracias a su convencida política de draft y su especie de tolerancia cero con los despilfarros para traer grandes estrellas. Oklahoma es apenas el 18o octavo más caro de la NBA con una masa salarial de 186 millones, aunque otro cantar será el curso que viene cuando muchas de las extensiones de rookie entren en acción para que su gasto en sueldos se dispare a 246 millones para convertirles en la plantilla más cara. Algo se sacará de la manga el fenómeno de los despachos Sam Presti.  

Los Warriors de Stephen Curry, todavía en pie para una última quinta conquista, han sido la última dinastía de la NBA con sus cuatro anillos en 10 años, inspirándose en el FC Barcelona de Pep Guardiola para dominar con un vertiginoso estilo coral ofensivo. Los Thunder también se disponen a dominar pero con una idea antagónica, una perfección defensiva que se puede comparar más bien a la del Milan de Arrigo Sacchi.  

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La última dinastía
Los Warriors de Curry

El entrenador de Oklahoma, Mark Daigneault, es un revolucionario visionario que ha hecho saltar todo por los aires para disgusto también del marketing. En los tiempos de los highlights ofensivos, de las anotaciones desbocados, partidos hechos correcalles y triples por doquier, el joven entrenador de 40 años ha concebido la mejor defensa de la NBA moderna y la que legítimamente se puede considerar también la mejor de la historia dado que nunca ha sido tan difícil defender en la mejor liga del mundo entre el abundante talento y lo quisquillosos que se han puesto los árbitros con el contacto. 

Los Thunder tienen un rating defensivo de 102,8 puntos permitidos cada 100 posesiones, nada menos que casi 8 puntos mejor que la segunda, los Heat con 110,2. Todos sus jugadores pueden cambiar todo en los bloqueos y el único que no cede el cambio con frecuencia es Isaiah Hartenstein, aunque ningún pívot en la NBA es capaz de regular el nivel de agresividad de su defensa hundida, saliendo más o menos para dar tiempo al defensor del manejador a recuperar. Y, si se ve superado, atrás esperan Chet Holmgren y sus 2,16. Con este rating defensivo de 102,8, Oklahoma mejora sus ya de por sí altísimos estándares del pasado curso, con un rating de 106,6. 

Pero, aunque la defensa sea el sello distintivo de este equipo de acero, el de Oklahoma es el cuarto mejor ataque de la NBA con un rating ofensivo de 119. Como escalofriante señal de su dominio, una victoria ante estos Thunder es perder por una renta de menos de 10 puntos como fue el caso de los finalistas de Conferencia Timberwolves anoche dado que los Gilgeous-Alexander y compañía no habían dejado de ganar con dobles dígitos desde que empezara noviembre. 

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Los Blazers entrenados por la leyenda del Baskonia Tiago Splitter y por un sufrido 119-121 han sido los únicos hasta la fecha que han perturbado a estos mismos Thunder que se llevaron por delante también sin despeinarse a los Lakers de Luka Doncic (121-92). El 73-9 de los Warriors de 2016 -mejor récord de temporada regular de la historia-, podría quedarse corto para estos Thunder orgullosos de rescatar la defensa de su extinción para convertirla en un arte, su arma para dar un golpe de estado de dinastía en la NBA de la igualdad y la democracia.