En una industria que premia la exposición constante y la hiperproductividad, Adele rompe las reglas sin despeinarse. Su último anuncio de retirada temporal no es una excepción, sino parte de un patrón que ha construido a lo largo de toda su carrera: aparecer, deslumbrar y marcharse. Pero, ¿por qué?
«No tengo ningún plan para nueva música en absoluto. Quiero un gran descanso después de esto y creo que quiero hacer otras cosas creativas por un tiempo». Con estas palabras, pronunciadas en una entrevista en Alemania en julio de 2024, Adele confirmaba que, tras finalizar su exigente residencia en Las Vegas, no habría nuevo disco a la vista. El cierre de esa etapa llegó el 24 de noviembre, entre lágrimas y sin una fecha concreta de regreso.
🤎 Adele reveals she’s taking a break from music after her residency to explore new creative pursuits
«I don’t have any plans for new music at all. I want a big break after this and I think I want to do other creative things just for a little while.» pic.twitter.com/XrdJwhroes— Adelettes (@Adelettes2) July 16, 2024
2011: Silencio tras el éxito de ’21’
En pleno auge tras el lanzamiento de 21, su segundo álbum, Adele se vio obligada a detenerlo todo. Una hemorragia en las cuerdas vocales la llevó a una cirugía urgente. La recuperación fue larga y silenciosa: nada de conciertos, entrevistas ni grabaciones.
El episodio marcó un antes y un después en su relación con la industria. Su voz, su herramienta de trabajo, no podía darse el lujo de desgastarse. Esa pausa forzada sembró la semilla de una filosofía que ha mantenido desde entonces: cuidar su salud, mental y física, por encima del calendario discográfico.
2012: Pausa creativa tras el nacimiento de su hijo
Un año después, en 2012, Adele se convirtió en madre de Angelo. El nacimiento de su hijo supuso otro punto de inflexión: desapareció del radar público y priorizó la vida privada. La maternidad no solo ralentizó su actividad profesional, también redefinió su manera de trabajar.
Durante varios años, su presencia fue prácticamente nula. Ni discos nuevos, ni giras, ni apariciones en medios. Adele pasó a ser un nombre ausente pero omnipresente. El silencio, lejos de debilitar su figura, fortaleció su aura de artista inalcanzable.
2016-2021: Otro parón tras ’25’
Cuando 25 vio la luz en 2015, el éxito fue inmediato. El single Hello rompió todos los récords posibles. Sin embargo, una vez completada la gira de presentación, Adele volvió a retirarse de los focos. Esta vez por elección.
Durante cinco años no hubo música nueva. Las preguntas se acumulaban, los rumores crecían y ella se mantenía firme. En plena pandemia, cuando se le preguntaba por su siguiente álbum, respondía con evasivas: «Sigo trabajando. El virus no se ha ido y hay que ser responsables. Yo sigo trabajando».
Y sobre las fechas estimadas que circulaban en prensa, era clara: «No llegará en septiembre, sino cuando esté listo, pero llegará. En este momento se hace algo y hay que aplazarlo, por lo que vamos sin prisa».
Finalmente, 30 llegó en 2021, con una carga emocional y musical que reflejaba esa madurez cocinada a fuego lento.
2024: Nueva despedida tras 100 conciertos
En 2024, Adele volvió a decir adiós por tiempo indefinido. Tras meses de actuaciones en Las Vegas y momentos virales —como el encuentro en directo con Céline Dion entre el público—, la cantante anunciaba que necesitaba parar y explorar otros caminos creativos.
Una vez más, marcó su propio ritmo. Una vez más, se borró del mapa cuando estaba en la cima: «Quiero un gran descanso… otras cosas creativas por un tiempo».
Adele no necesita alimentar el algoritmo ni competir por la atención diaria. No lanza sencillos al por mayor. No gira sin descanso. Su fórmula es el resultado de talento, control y paciencia. Porque el caso de Adele no es solo el de una artista que se toma su tiempo. Es el de alguien que ha convertido la pausa en parte de su arte.