Antonio Oteiza junto a su obra. Citoula
El artista falleció el lunes, a los 99 años, en su residencia de Madrid
Lunes, 4 de agosto 2025, 21:48
Las iglesias de San Pedro y de La Guía son algunas de las que albergan entre sus paredes piezas firmadas por el escultor Antonio Oteiza, nacido en San Sebastián en 1926 y fallecido el lunes en Madrid, ciudad donde residía durante la última época de su vida.
Fue Gijón uno de los numerosos lugares a los que llamó hogar, pues su vocación de capuchino le había traido a la ciudad en la década de los sesenta y aquí fue donde estableció una de sus residencias, a la que siempre regresaba una o dos veces al año para trabajar en el taller de Cerámica de La Guía. En él le había abierto las puertas su amigo Alberto Estrada, allá por el año 1987, para compartir espacio y arcilla, pues el donostiarra venía de trabajar en la fábrica de loza del Natahoyo.
Oteiza daba forma a sus figuras en el barro y, después, algunas privilegiadas pasaban al bronce, listas para adornar interiores o fachadas con motivos religiosos. Presentó su trabajo en una exposición que acogieron las cocinas de la Laboral en el año 2012 y dejó, además de muestras innegables de su talento, un gran número de amigos en la ciudad.
Hermano menor de Jorge Oteiza, había confesado en una entrevista a este diario que el mayor de los dos prefirió poner énfasis «en la investigación del espacio», mientras que él lo puso en «el tiempo y la sucesión». Y en el tiempo quedarán ahora grabadas sus figuras para siempre.
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