El exministro de Transportes, José Luis Ábalos, y su exasesor, Koldo García, han entrado este jueves en la cárcel de Soto del Real para entrar en régimen de prisión provisional, comunicada y sin fianza tal y como ha dictado el juez del Supremo, Leopoldo Puente, que ha aceptado la petición de la Fiscalía.
El magistrado ha tomado la decisión al apreciar riesgo de fuga en Koldo y el exsectretario de Organización del PSOE. El juez instructor ha considerado, de acuerdo con lo expresado por la Fiscalía y la acusación popular, que existen indicios más que suficientes de la comisión de «graves hechos delictivos» y observa un riesgo extremo de que ambos acusados puedan huir de la justicia.
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Estos últimos días, tanto Ábalos como Koldo han mandado varios avisos de ‘tirar de la manta’ a Pedro Sánchez y su Gobierno en los medios de comunicación. Primero, el exministro aseguró que fuentes presenciales le confirmaron la presunta reunión del presidente, Santos Cerdán y Otegi en un caserío vasco para negociar la moción de censura contra Rajoy en 2018, a pesar de que el Gobierno la ha negado.
Antes de entrar en la cárcel, el exministro ha indicado a El Mundo que «abriendo el melón de Air Europa podemos llegar a Begoña, podemos llegar bien llegados». Un recado en toda regla al que era su partido. Koldo también ha ofrecido una entrevista a OKdiario el mismo día de su entrada en prisión, donde ha montado una ‘performance’ en la que ha preparado el petate para entrar en la cárcel.
El cambio de estrategia de Ábalos ha generado inquietud en el PSOE, pero están convencidos de que no hay nada que pueda decir el exministro que les incrimine. «Con cada paso de la investigación se demuestra que todo era cosa del triángulo con Koldo y Santos Cerdán», indican fuentes del partido socialista, que asumen que el PP tratará de elevar cada detalle que se conozca.
Algunos dirigentes admiten en privado que es dura de ver la entrada de Ábalos en la cárcel y la reciben con pena, pero insisten en que ya se lo esperaban y que el gran golpe se lo llevaron cuando estalló el caso Koldo y que ya actuaron contra él de manera contundente.
Esta entrada en prisión de Ábalos tiene impacto político, pero también aritmético. El Congreso le ha suspendido como diputado, no cobrará ni podrá votar, pero sigue siendo diputado, ya que ninguna otra persona cogerá su acta. Es un voto congelado y uno menos para la suma parlamentaria en la que se apoya el Gobierno.