Cuatro meses después, la selección española femenina vuelve a una final. Cambia Basilea por la ciudad germana de Kaiserslautern, a escasos 60 kilómetros de la frontera con Francia y con el espíritu estadounidense que le otorga la mayor instalación militar del país norteamericano … fuera de sus fronteras, además de un tercio de su población. Una ciudad de fusión -denominada K-Town (Ciudad K, en inglés)- en la que también conviven la naturaleza que se respira en el Bosque del Palatinado, uno de los más grandes de Europa, la investigación e innovación en su prestigiosa universidad y el fútbol, que tiene su templo en el Estadio Walter Fritz, nombrado en honor del capitán que levantó la Copa del Mundo ganada por Alemania Federal en 1954 y que visita este viernes España.

El hogar del Kaiserslautern acoge el primer envite de la final de la Liga de Naciones entre la selección de Sonia Bermúdez y Alemania (20.30 horas, La 1), cuatro días antes de que el Metropolitano dicte sentencia en el encuentro de vuelta. Un infrecuente desenlace e insólito en el fútbol de selecciones, una eliminatoria a doble partido para la pelea por un título, que afronta su segunda edición de vida y que defiende España como único campeón hasta la fecha del torneo.

Fue en febrero de 2024 ante Francia en La Cartuja de Sevilla, después de la consecución del Mundial y todo lo que llegó después, y supuso el primer, y también último, título en la era Montse Tomé. La asturiana, destituida después de no conseguir una medalla en los Juegos de París y quedarse a las puertas de la Eurocopa en los penaltis ante Inglaterra, fue relevada por Sonia Bermúdez, quien busca estrenar su palmarés como seleccionadora con tan solo cuatro encuentros en el banquillo, los dos de las semifinales y los dos por disputar de la final.

La madrileña se mostraba ayer «feliz y encantada de tener esta oportunidad con las mejores jugadoras del mundo». El partido de vuelta será en el Metropolitano y Bermúdez tiró del clásico «partido a partido» ante una eliminatoria con dos episodios. «Esperaremos al Metropolitano que nos informan que puede que esté lleno pero les necesitamos. Firmaría ganar 0-3 pero es difícil e intentaremos ganarlo allí. Hay jugadoras que se merecen todo, nos toca ganar y estaría encantada por estas futbolistas que se lo merecen». Todo ello ante un rival «durísimo, que nunca baja los brazos, no se rinde. Es de los mejores partidos que se pueden ver», sentenció.

Un recorrido breve el de la vallecana pero suficiente para marcar con decisión una línea divisoria con su antecesora, como fue el regreso de Mapi León y Jenni Hermoso. La madrileña, junto a Esther González, fueron las últimas en incorporarse a la concentración al proclamarse el pasado domingo campeonas de las ligas de México y EE.UU., respectivamente. Un grupo que, al contrario de lo habitual, realizó ayer su último entrenamiento en Las Rozas antes de viajar a tierras germanas. Por lo que esta noche será la primera vez que pise el Estadio Walter Fritz, en el que se espera una gran entrada en un feudo con capacidad para casi 50.000 espectadores con el objetivo de convertir el gélido ambiente de Kaiserslautern en una caldera y empujar a las suyas ante las campeonas del mundo.

Un enfrentamiento que, hasta hace bien poco, era un dolor de cabeza para las españolas. Hasta la pasada Eurocopa, la selección no conocía la victoria ante Alemania después de ocho enfrentamientos, entre ellos la reciente y dura derrota en el partido por el bronce en París 2024. En las semifinales del torneo continental, el gol de Aitana en a prórroga terminó con la bestia negra de España.

Cuatro meses después, vuelven a verse las caras. Mientras España se paseaba ante Suecia para meterse en una nueva final, la cuarta en tres años después de las alcanzadas en el Mundial, la pasada Liga de Naciones y la Eurocopa, Alemania sufría de lo lindo para imponerse a Francia en su intento por completar su ya extenso palmarés con la Nations después de dos coronas mundiales, una olímpica y ocho europeas, todas ellas anteriores hasta 2016. Pasado, presente y futuro se dan cita en el primer envite de una gran final.