La cefalea en racimos es conocida por ser uno de los dolores de cabeza más intensos que existen. Sus ataques, breves, pero extremadamente dolorosos, aparecen varias veces al día y durante semanas seguidas, afectando de forma profunda la vida personal, laboral y emocional de quienes la sufren. Aunque se trata de una enfermedad poco frecuente, su impacto es enorme, y por eso la investigación sigue avanzando para comprender mejor qué ocurre en el cerebro durante un ataque.

Una nueva revisión sistemática, publicada en la revista Pain and Therapy, ha analizado de forma conjunta toda la evidencia disponible sobre los neurotransmisores (mensajeros que usan las neuronas para comunicarse) y otras sustancias químicas implicadas en la cefalea en racimos. Numerosos estudios previos habían evaluado estos compuestos, pero sus resultados no siempre coincidían, por lo que esta revisión busca aclarar qué alteraciones son realmente consistentes y cuál es su relevancia clínica. El objetivo es entender qué ocurre dentro del cerebro durante los ataques y destacar nuevos objetivos para mejorar los tratamientos en el futuro.

Entre las moléculas más estudiadas destacan el CGRP (un péptido relacionado con el dolor, muy conocido en migraña) y otras como PACAP y VIP, que se encuentran aumentadas durante los ataques y que, en estudios experimentales, han demostrado incluso que pueden desencadenar episodios en personas con racimos activos. Cuando estos neurotransmisores y neuropéptidos funcionan de manera anormal, pueden aumentar la sensibilidad al dolor, activar circuitos específicos del cerebro y desencadenar los ataques característicos de la cefalea en racimos. Este conjunto de alteraciones sugiere que la enfermedad no depende de un único mecanismo, sino de varios sistemas del cerebro funcionando de forma anómala al mismo tiempo. También intervienen la histamina, la serotonina y el óxido nítrico, que podrían explicar por qué los ataques son tan intensos, tan rápidos y predecibles.

Comprender este complejo químico es importante porque ayuda a explicar por qué los tratamientos actuales funcionan como lo hacen y qué limitaciones tienen. Por ejemplo, aunque el oxígeno medicinal y los triptanes son eficaces para cortar ataques, todavía no existen tratamientos diseñados específicamente para corregir estas alteraciones químicas. La buena noticia es que esta línea de investigación está abriendo nuevas posibilidades, especialmente dirigidas a moléculas como PACAP o VIP, que podrían convertirse en futuras opciones terapéuticas.

Hoy por hoy, el tratamiento más efectivo para los ataques sigue siendo el oxígeno de alto flujo, junto a los triptanes por vía subcutánea o nasal. Para prevenir los racimos, el verapamilo continúa siendo el medicamento más utilizado, aunque en casos resistentes se pueden valorar otras opciones, incluida la neuromodulación. Aun así, los investigadores creen que conocer mejor estos mecanismos podría ayudar en el futuro a ofrecer tratamientos más específicos y personalizados.

Aunque este tipo de estudios no cambia todavía la práctica clínica, sí aporta un mensaje importante para quienes viven con cefalea en racimos:

  1. Tu dolor tiene una base neurológica clara y compleja.
  2. La investigación avanza y está identificando nuevas vías que podrían mejorar los tratamientos en el futuro.

Este conocimiento es un paso más hacia una atención más precisa, más eficaz y adaptada a las necesidades de quienes conviven con esta enfermedad tan invalidante.

FUENTE: Pellesi L, Mohammad A, Wang W, Martelletti P (2025, 19 septiembre). Neurotransmitter Imbalance in Cluster Headache: A Systematic Review of Mechanisms and Therapeutic Targets. Pain and Therapy. https://doi.org/10.1007/s40122-025-00778-8