La madera, uno de los materiales de construcción más antiguos del mundo, está de moda. La arquitectura contemporánea está aprovechando las ventajas que ofrece este material frente a la omnipresencia del acero y el hormigón, como las posibilidades de industrialización y las excelentes propiedades de nuevos tipos de madera, que están permitiendo levantar hasta rascacielos de 200 metros de altura.
Una de las mejores pruebas de este nuevo rol de la madera como elemento clave para una construcción más sostenible y eficiente es el T3 Diagonal Mar, del estudio de arquitectura catalán Batlleiroig.
Este edificio singular acaba de ser reconocido en el World Architecture Festival (WAF) 2025 en la categoría ‘Edificios finalizados – Oficinas’. Es el mismo certamen en el que una iglesia española ha sido premiada como el mejor edificio del año.

El edificio, construido en Barcelona en 2023, ha recibido además otro reconocimiento, el de ‘Mejor uso de la madera’. Y eso, según los propios arquitectos responsables de su diseño, se debe a que el material «no solo aporta calidez y calidad espacial, sino que responde a la estrategia de Batlleiroig de reducir la huella de carbono y promover materiales renovables y respetuosos con el medio ambiente».
Con una superficie de 3.705 metros cuadrados y una estructura íntegramente de madera de cinco plantas, el bloque está destinado a ocupar un lugar privilegiado en el nuevo eje verde de Cristóbal de Moura de la Ciudad Condal. Este proyecto urbanístico está pensado para unir el Parc Central del Poblenou con el Parc del Besòs, dar preferencia al peatón, aumentar la biodiversidad e incorporar la gestión del agua de lluvia a través de Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible.
Construcción industrializada
Los avances tecnológicos de las últimas décadas y la llegada de materiales como el CLT (madera contralaminada), junto con la urgencia de encontrar soluciones sostenibles y eficientes a nivel energético, han dado un nuevo impulso a la construcción industrializada, que combina estandarización, automatización y digitalización para optimizar al máximo los recursos y reducir los residuos.
El CLT, fundamental en edificios como el T3 Diagonal Mar, es «un producto altamente industrializado que da forma a vigas, pilares y paneles destinados a forjados, cubiertas o muros, que pueden alcanzar longitudes de hasta 18 metros, anchuras de 3 metros y espesores variables a partir de 25 mm aproximadamente», según un informe de Mass Madera, una red que reúne a expertos, empresas, instituciones y organizaciones pioneras en el uso de madera técnica en edificación en España.

Imagen aérea del T3 Diagonal Mar
Batlleiroig
Omicrono
El otro factor clave para optimizar el proceso constructivo es la tecnología BIM (Building Information Modeling), una metodología que permite diseñar y coordinar digitalmente cada elemento del edificio desde un diseño virtual tridimensional.
Gracias al BIM, arquitectos, ingenieros y operarios trabajan sobre un modelo único y actualizado en tiempo real, lo que permite prever y resolver conflictos antes de que aparezcan en obra.
Desde Batlleiroig, señalan que «ha sido fundamental tanto para el diseño y desarrollo del proyecto como para su coordinación durante la obra».
Entre otras cosas, el BIM «ha permitido prevenir errores y agilizar el proceso de construcción, y junto a las ventajas propias de la construcción con madera, ha sido posible ensamblar la estructura en tan solo 2 meses y medio, generando el mínimo residuo posible».

Una de las plantas del T3 Diagonal Mar
Oriol Gómez
Omicrono
Para optimizar la eficiencia energética del edificio, sus responsables han apostado por su integración en Districlima, el proyecto más grande de red urbana de distribución de calor y frío para la climatización de edificios en el sur de Europa. Este servicio, a través de instalaciones subterráneas, proporciona calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria de manera centralizada.
Tanto el uso de la madera como estos sistemas de refrigeración y calefacción permiten que el T3 Diagonal Mar cumpla «los más altos estándares de certificaciones como LEED y WELL Platinum y WiredScore», señalan los arquitectos.
Bienestar y naturaleza
La madera, a diferencia del hormigón, no sólo permite edificios con emisión negativa de carbono, sino que remite directamente a la naturaleza. Esa calidez única que ofrecen las superficies de los grandes paneles de madera vista es lo que convierte edificios como el T3 Diagonal Mar en espacios agradables, en los que «se prioriza la experiencia y bienestar de los usuarios».
Es algo que está presente desde la fachada, con pilares inclinados y transparencias, y un porche que da acceso a un lobby donde la vegetación y la madera son las protagonistas. La planta baja se abre al interior de la manzana, creando espacios de descanso y sociabilización para los trabajadores de las oficinas.

Lobby del T3 Diagonal Mar
Oriol Gómez
Omicrono
«Al llegar a las plantas superiores, los pilares de madera laminada se elevan como si fueran árboles en un bosque», aseguran desde el estudio de arquitectura. Lo que se busca es su integración armoniosa con los árboles del exterior, a través de grandes ventanales panorámicos que también permiten la entrada de la luz natural.
Lo que diferencia el T3 Diagonal Mar de otros edificios construidos con madera es cómo se han diseñado los interiores para «asegurar el máximo orden visual». Eso ha implicado replantear las instalaciones para realzar la presencia del material, reforzando todos los pasos en jácenas de madera laminada, vigas maestras que dan soporte estructural horizontal.
No todos los tipos de madera son iguales y en este caso han sido seleccionados con minuciosidad para ofrecer las mejores prestaciones, tanto estructurales como visuales. El Pino Insigne (Pinus radiata), característico de la cornisa cantábrica, fue el elegido para la estructura portante y los montantes del muro cortina.
El pino Alerce Siberiano (Larix Sibirica) se eligió porque está más preparado para la exposición exterior. Si en los pilares del porche se presenta en crudo, en el revestimiento de la fachada está carbonizado, siguiendo una centenaria técnica japonesa. El conocido como método Yakisugi se aplica para proteger la superficie de la madera de la humedad, la radiación solar, los insectos y el fuego.
El otro elemento singular del edificio, su envolvente de 1.415 m2, se construyó a base de paneles prefabricados de un metro de altura, y se disponen a lo largo del forjado de madera contralaminada. Su función principal es garantizar el aislamiento acústico, pero también sirven para «instalar una carpintería tipo muro cortina stick con montantes de madera y totalmente acristalada entre ellos».