De Llanera, como de tantos otros lugares de Asturias, marcharon muchos vecinos a hacer las Américas a finales del siglo XIX y principios del XX. Algunos lograron fortuna y regresaban, de manera puntual, en vacaciones y visitas esporádicas, o para quedarse. Otros, volvieran o no a la tierrina, fueron benefactores del lugar que les vio nacer, financiando obras para servicios o escuelas, entre otras iniciativas que salieron adelante en el concejo gracias a los fondos que aportó la emigración. Su huella es visible en casas y equipamientos que se reparten por distintos puntos del concejo llanerense.
Si se trata de conocer el legado arquitectónico indiano del municipio, lo mejor es llegarse hasta San Cucao. Pasando el colegio público de esta localidad y justo detrás del centro social está Casa El Burión y unos metros más adelante hallamos la Casa de los Pintado, ambos palacetes vinculados a la emigración llanerense.

Casa de los Pintado, en San Cucao. / P. Tamargo
Avanzando algo más, al otro lado de la carretera, se puede apreciar a lo lejos El Chalet, pintado de amarillo, datado en 1900 y con abundante decoración de hierro fundido en balcones y en la parte alta de la edificación, donde destaca una hermosa terraza sobre una de las zonas del tejado. Si se quiere ver algo más de cerca la vivienda hay que cruzar y tomar el desvío hacia Villanueva. Está rodeada de muros, por lo que su visión resultará siempre parcial aunque nos acerquemos a ella.
Para ir hacia Tuernes, donde hay otras dos casas notables, hay que regresar a la carretera general y continuar recto un buen trecho. Tuernes El Pequeño nos saldrá antes al paso y solo es cuestión de proseguir en línea recta por la carretera, que va cogiendo altura, hasta dar con el cartel que indica que llegamos a Tuernes el Grande.
Villa Irene y la influencia cubana
Las casas de este pueblo están muy concentradas y varias de ellas pegadas a la carretera. Entre ellas, Villa Irene, una vivienda a la que se atribuyen influencias de la arquitectura cubana, aunque según testimonios de lugar, la levantó un emigrante que volvió de Argentina y la hizo para pasar sus vacaciones. El diseño, sea como sea, es singular y el inmueble llama la atención se conozca o no su origen por sus proporciones y belleza pese a que se trata de una residencia de pequeño tamaño.

Villa Irene, en Tuernes. / P. T.
Tuernes El Grande es una población llamativa por la concentración de sus casas en un espacio relativamente reducido. Bajando un sendero que surge de la zona de la entrada principal de Villa Irene se da con Casa Chinta, rodeada de muros, aunque durante la bajada se aprecia la edificación. Desde la puerta principal se ve también la gran galería de madera de esta vivienda, junto a la que hay un imponente hórreo muy bien conservado.
Escuelas de Robledo, estilo único
Fuera ya de esta parroquia de San Cucao, Llanera cuenta con otros ejemplos de huella indiana que merece la pena conocer si interesa este tipo de arquitectura. Entre ellos, en Lugo, la escuela de Robledo, en realidad bautizada como de Nuestra Señora del Carmen, inaugurada en 1930 y patrocinada por el indiano Casildo López Martínez. Entre sus singularidades, la de ser el «único ejemplar de arquitectura escolar indiana de estilo historicista que hay en Asturias, aunque este se limita a motivos almenados que figuran en el frontispicio y los portales», según afirmación de Ramón Rodríguez, director del Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea).

Escuelas indianas de Robledo. / P. Tamargo
La Plaza Cubierta de Posada de Llanera, hoy sede de la Escuela Municipal de Música, es una de las grandes obras impulsadas por la emigración llanerense. Se construyó entre 1924 y 1926 por iniciativa del Club Llanera de La Habana. Como defiende Ramón Rodríguez, el edificio “goza de particular interés por dos razones principales: es el último mercado hecho en Asturias que continúa la tradición de la arquitectura de hierro y también el único de la región que, con seguridad, puede ser atribuido a la emigración”.

Plaza de Abastos de Posada de Llanera, hoy sede de la Escuela de Música. / P. Tamargo
Entre otras construcciones indianas del concejo se encuentra la Quinta Rosita, que va a ser rehabilitada. Está en Portiella (Ables). En otras parroquias, como la de Santa Cruz, hay edificaciones de gran porte y bellos jardines, como la Casa El Cabo. En esta misma parroquia, pero en Fanes se levanta también Casa El Condín, muy bien conservada, y que junto a un palomar, un hórreo y la pequeña iglesia que hay en el lugar hace de este rincón del concejo algo especial.

Casa El Condín, en Fanes (Santa Cruz). / P. Tamargo