La gran crisis de 2008 llevó al cineasta Miguel Eek a hacer las maletas y buscar trabajo fuera de España. El empleo apareció en Guinea Bissau, y allí descubrió a un personaje histórico del que hasta entonces no había tenido noticia, Amílcar Cabral. Le fascinó tanto que en 2025 terminó produciendo una película documental, “Amilcar”, sobre el que muchos consideran el Che Guevara africano. La semana pasada tuvo su estreno en el FICX, donde la película se llevó el premio al mejor montaje. La película todavía no se ha visto en Guinea Bissau, país que vuelve a estar de actualidad por el golpe de Estado vivido esta semana.
Considerado una de las figuras más destacadas de los procesos de liberación nacional en África durante el siglo XX, Cabral nació en 1924 en Bafatá, en la entonces Guinea Portuguesa, en el seno de una familia caboverdiana, detalle no menor, explica Eek, a tenor de las históricas rivalidades entre ambas colonias portuguesas. En comparación con el interior de Guinea la población caboverdiana se encontraba mucho más “asimilada” culturalmente con el colonialismo portugués.
Gracias a una beca Cabral pudo formarse en Lisboa como ingeniero agrónomo, disciplina que marcó sus primeros años profesionales y que influyó en su aproximación analítica a las estructuras sociales y económicas del colonialismo. En la metrópoli entró en contacto con el clandestino Partido Comunista Portugués y conoció a su primera mujer, Maria Helena Rodrigues, también ingeniera agrónoma. Durante su etapa como técnico agrícola realizó estudios sobre producción, suelo y organización rural que le permitieron observar con detalle las desigualdades presentes en la administración colonial portuguesa.
En 1956, junto con otros jóvenes marcados por el antocolonialismo y los procesos revolucionarios que se vivían en África y el resto del planeta, fundó el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC). Esta organización se convirtió en el eje de la resistencia anticolonial en el territorio, combinando tareas de movilización popular, campañas educativas y un progresivo desarrollo de estructuras político-administrativas en zonas bajo control insurgente.
Los inicios del PAIGC fueron duros. Tras fracasar en su primer intento por organizarse en las zonas urbanas, el partido decidió volcarse en el mundo rural y el campesinado. La tarea no fue fácil, ya que la mayoría de sus dirigentes no eran originarios del mundo campesino, pero a medio plazo terminó dando sus frutos.
A partir de 1963 la organización estuvo en codiciones de lanzar un desafío violento al régimen colonial
Apoyada militar y económicamente por el bloque socialista, a partir de 1963 la organización estuvo en codiciones de lanzar un desafío armado al régimen colonial. Cabral impulsó entonces una estrategia que integraba la lucha militar con un intenso trabajo de base, orientado a fortalecer la cohesión social y la conciencia política antes y durante el conflicto con un colonialismo portugués que se resistió con todos los medios a permitir la autodeterminación de sus pobaciones.
Además de su labor organizativa, Cabral adquirió relevancia como teórico del anticolonialismo y del panafricanismo, cuestiones que Eek aborda en un documental muy poético, en el que se combina material de archivo en formatos como el Super 8 con filmaciones nuevas que tratan de imitar las imágenes de la época. “Recuperamos su correspondencia con sus esposas, hablamos de sus dudas políticas y personales” explica este cineasta nacido en Madrid en 1982, criado entre Mallorca, Estocolmo y Barcelona, y para el que el colonialismo europeo “sigue siendo un herida abierta” en buena parte del mundo.
Para el documentalista, una de las virtudes del revolucionario africano como teórico y escritor fue “su estilo sencillo, claro y elocuente”. Los discursos y escritos de Cabral abordaron cuestiones como el papel de las mujeres y de la cultura en los procesos de emancipación o la necesidad de adaptar las estrategias políticas a las condiciones concretas de cada territorio. Sus análisis pusieron énfasis en la relación entre desigualdad económica, explotación colonial e identidad cultural, y han sido estudiados posteriormente en ámbitos académicos vinculados a los estudios africanos, la teoría política y la historia de la descolonización.



Amilcar Cabral en varios momentos de su vida.
Un asesinato nunca aclarado
Durante la década de 1960, el PAIGC, con el apoyo de la Unión Soviética y de tropas cubanas, logró establecer un control significativo sobre extensas áreas rurales de Guinea, creando redes de escuelas, servicios sanitarios básicos y mecanismos locales de administración votados en elecciones, si bien muy condicionadas en su pluralismo por la dinámica de la guerra. Esta capacidad organizativa y militar le valió un amplio reconocimiento internacional y un creciente apoyo diplomático de países como Suecia, e incluso de congresistas norteamericanos. En este período, Cabral actuó también como representante en foros multilaterales y mantuvo contactos con movimientos afines, gobiernos de países recién independizados y organizaciones internacionales.
El 20 de enero de 1973 Cabral fue asesinado por personas de su confianza en Guinea Conakry, donde se encontraba la dirección en el exilio del PAIGC. En la operación, no del todo aclarada, pudieron estar implicados los servicios secretos portugueses en colaboración con agentes del presidente de la antigua colonia francesa, Ahmed Sékou Touré. Sin embargo, la estructura creada bajo su dirección se mantuvo activa, y tanto Guinea-Bissau como Cabo Verde avanzaron hacia la independencia poco después, en el contexto de la transformación política ocurrida en Portugal tras la Revolución de los Claveles en abril de 1974.