La historia de Edna Imade es una de esas que te hacen volver a conectar con el fútbol. Con apenas tres meses de vida, llegó a España en una patera junto a su madre y su hermano recién nacido. Su progenitora, embarazada cuando salió de Nigeria, cruzó el Sáhara en busca de una vida mejor, dio a luz en Marruecos y, tras varios meses de cuidados, decidió emprender un viaje aún más arriesgado: la travesía por el Estrecho. “Mi madre decidió darnos una vida mejor y cruzar el Sáhara y venir a España”, recuerda la delantera. En esa travesía, una ola estuvo a punto de arrebatarles a su hermano: “Ya cerca de Cádiz vino una ola súper grande y mi hermano se cayó al agua. Uno de los que estaba en la patera saltó y lo cogió”.

Edna Imade con la selección española

Edna Imade con la selección española

RFEF

Edna creció en España rodeada de dificultades, pero también de una determinación inquebrantable. En el colegio jugaba al fútbol con los chicos durante el recreo, hasta que un profesor de Educación Física detectó su talento y animó a su madre a apuntarla a un equipo. “Ella me quiso apuntar a clases de flamenco pero duré una clase. A mí no me gustaba, me gustaba el fútbol”, relata entre risas. La figura de su madre aparece en cada paso de su camino. “El sufrimiento que ha pasado mi madre, todo lo que ha hecho para que ahora estemos bien… se lo debo todo”, explica. Su trayectoria la llevó por Málaga, Cacereño y Granada, donde explotó como goleadora y llamó la atención del Bayern de Múnich, que la fichó antes de cederla este verano a la Real Sociedad.

Lee también

En Donostia, Imade se ha consolidado como uno de los grandes valores del equipo de Arturo Ruiz. Ocho goles en nueve partidos la han convertido en una de las delanteras más determinantes de la Liga F. Su trabajo y explosión no pasaron desapercibidos para la seleccionadora Sonia Bermúdez, que decidió incluirla en la lista para la final de la Nations League.

Edna Imade debuta con la selección

Edna Imade debuta con la selección

RFEF

La delantera cumplió un sueño la noche del encuentro ante Alemania. Entró en el minuto 86, sustituyendo a Esther, en busca de desequilibrio y frescura ofensiva. “Cuando algo te ha costado mucho conseguirlo, luego lo disfrutas más”, confesó antes de su debut. Y así fue. No pudo cambiar el marcador ni darle una ventaja a España para la vuelta, pero su presencia sobre el césped ya es un hito. Lo primero que pensó cuando vio su nombre en la convocatoria lo resume todo: “Lloré de felicidad. Lo había conseguido”. Su historia empezó rompiendo olas; hoy, rompe barreras.