No hay duda de que el Museo Guggenheim de Bilbao está entre los más visitados de España con sus cerca de millón y medio de visitantes al año. El éxito de público es tan contundente que el Museo va a embarcarse en un ambicioso plan de expansión con una nueva sede.

Pero ¿dónde radica el éxito del Guggenheim? Inaugurado en 1997 y obra del arquitecto Frank Gehry, el museo bilbaíno desató en España el llamado «efecto Guggenheim» consistente en construir un carísimo y modernísimo edificio de vanguardia, cuanto más llamativo y ostentoso mejor, en una zona tradicionalmente degradada o abandonada para revitalizar el barrio en cuestión y poner la ciudad en el mapa con los millones de visitantes atraídos por el edificio.

Y sí, atraídos por el edificio, que no por su contenido, porque en estos edificios –normalmente museos, bibliotecas o auditorios– prima el continente antes que el contenido.

Es el caso del Museo Guggenheim. ¿Qué obras notables alberga? ¿Cuál es el peso real de su colección permanente? ¿Qué exposiciones de referencia ha impulsado? Su exposición más publicitada en este momento es «In situ», una propuesta del artista conceptual Mark Leckey.

La realidad, por mucho que no se quiera hablar de ello, es que el éxito del Museo Guggenheim radica en el edificio de Frank Gehry. Lo de dentro, no es más que una mera excusa para justificar tan carísimo museo.

Los otros Guggenheim

El efecto Guggenheim trató de replicarse en otras ciudades de España, siempre con resultado catastrófico, dejando detrás verdaderos dinosaurios y pozos sin fondo por donde se escaparon millonarios presupuestos.

Es el caso de Santiago de Compostela y su Cidade da Cultura, de Oviedo con su Palacio de Congresos de Calatrava, del Palacio de las Artes de Valencia (obra también de Calatrava) o del auditorio de Tenerife (de nuevo Calatrava).

El fracaso del modelo ya tuvo consecuencias, sobre todo tras la crisis de 2008, cuando todos esos edificios se convirtieron en incómodos quebraderos de cabeza para las administraciones locales y autonómicas.

Nuevos proyectos culturales posteriores se preocuparon mucho en que el edificio se pusiera al servicio de la colección, y pensar muy bien la relación entre contenido y continente, evitando la tentación de centrarse mucho en el cascarón para que sea lo más espectacular posible y lo de dentro.

El caso más claro es el de la Galería de las Colecciones Reales, un espectacular edificio que, sin embargo, cede todo el protagonismo a la valiosa colección de Patrimonio Nacional que alberga.

El impulso museístico vivido en Málaga, con sus delegaciones del Thyssen, del Pompidou o su estupendo Museo Picasso, es otro ejemplo de cómo priorizar la colección a exponer frente al edificio. Otras ciudades han seguido esa senda más racional que la de Bilbao y su Guggenheim, por ejemplo, Santander con el Centro Botín, un espectacular edificio que, sin embargo, está perfectamente integrado en la fachada portuaria de la ciudad y que se ha convertido en un referente cultural de España.

La Fundación Marta Ortega

Pero desde hace unos años, un nuevo modelo ha triunfado, también en el norte peninsular. Es el caso de la Fundación Marta Ortega Pérez (MOP) y su sala de exposiciones ubicada en el muelle de Batería de La Coruña.

La presidenta no ejecutiva de Inditex, una reconocida amante de la fotografía, ha aprovechado la liberación de los muelles industriales de la ciudad para alcanzar un acuerdo con la Autoridad Portuaria para instalar una sala de exposiciones temporales en una antigua nave industrial.

Desde entonces, ha convertido a la ciudad gallega en una capital de la fotografía y la moda con exposiciones dedicadas a Peter Lindbergh, Steven Meisel, Helmut Newton, Irving Penn, David Bailey y, ahora (en curso hasta mayo de 2026) Annie Leibovitz, autora, entre otras, de la célebre fotografía a los Reyes Felipe VI y Letizia.

Sin el artificio del Guggenheim, con una inversión infinitamente más racional, con una propuesta muy bien pensada y de calidad y, sobre todo, con una visión accesible del arte (sus exposiciones son totalmente gratuitas y buscan implicar a los vecinos), la Fundación MOP ha llevado a La Coruña a algunas de las personalidades más célebres del arte y la moda a nivel mundial, ha logrado rehabilitar y abrir a la ciudad una parte del puerto hasta entonces inaccesible y ha creado un foco cultural de primer orden a nivel nacional e internacional.

Es la constatación definitiva de que el antiguamente envidiado modelo Guggenheim está hoy agotado, es caduco y huele a viejo.