A lo largo de su trayectoria, como una constante, Julio Falagán (Valladolid, 1979 ) ha reivindicado con su obra lo pequeño, lo banal, aquel arte que –por ‘viejuno’– acaba siendo arrinconado e ignorado. Y se ha servido de esas creaciones que han terminado siendo marginadas para construir un relato ácido, crítico con el poder y los dogmas, cargado de ironía, tratando siempre de desacralizar el mundo del arte, rompiendo barreras entre la alta cultura y la cultura popular, apelando a la mirada cómplice del espectador y estableciendo un juego con él.
Hoy, el artista y docente que hace unos años reinterpretaba El paso de la laguna Estigia de Patinir en una iniciativa del Museo del Prado y la organización ecologista WWF España, en plena Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, vuelve a la gran pinacoteca española para quedarse allí.
«Ya expongo en el Prado», celebra con humor el creador. Pero que nadie busque en sus salas collages del vallisoletano, que ha mostrado su obra en espacios como Matadero, Casa Velázquez y Casa Encendida de Madrid, el DA2 de Salamanca, el Atelierhauss Salzamt de Linz, la Casa de España en Roma o el MPH de Valladolid. No hay trabajos de series suyas como Doppelgänger o Real galería de retratos de gente que no existe. No. Esta vez, para encontrar un ‘Falagán’ hay que ir a la tienda del Museo Nacional.
Julio Falagán en una imagen reciente con su ‘Real galería de retratos’, en Arrecife.moisés pleitas
Allí se podrá encontrar Prado, un juego de mesa concebido y diseñado por Julio Falagán, que cuenta con ilustraciones de Patri de Blas y textos explicativos del artista, crítico y divulgador Antonio García Villarán –también en francés–. Un juego de tablero para la familia, editado por Zacatrus con la colaboración del Museo, que plantea una difícil misión: convertidos los jugadores en fotógrafos, deberán realizar un reportaje por el centro sorteando los cientos de visitantes –pequeñas cartas de acetato transparentes que impiden ver las tarjetas de las 35 obras maestras seleccionadas– que se arremolinan ante cada lienzo, las apariciones de los vigilantes, y el tiempo que corre en contra. Una forma lúdica de adentrarse en el centro, con una propuesta ideada para jugadores a partir de los 8 años.
Un detalle del juego, con obras de Goya, El Bosco o Velázquez.Zacatrus
Fue hace más de cinco años, durante una residencia artística en Senegal, cuando Falagán comenzó a coquetear con la idea de desarrollar un juego de mesa. Un primer proyecto, entonces en torno al fenómeno de las migraciones, que no cuajó. «Contacté incluso con Ludo, una asociación de diseñadores de juegos de mesa, para aprender de sus consejos, pero no hubo forma de sacarlo adelante y el proyecto acabó en un cajón», explica a este diario Falagán, que junto al diseñador J.A.M Toribio ganaba el año pasado el IV Concurso de Prototipos del Círculo de Isengard con otro juego de mesa, Pintura bajo las bombas, sobre el traslado de las joyas del Museo del Prado en la Guerra Civil.
Un detalle del juego.Zacatrus
Fue, explica, durante una visita a la gran pinacoteca, cuando a Falagán se le ocurrió la idea de diseñar Prado. «Me pareció raro cuando descubrí que no había ningún juego de mesa sobre el museo, con lo fácil que sería con todas esas grandes obras a tu alcance», evoca el vallisoletano. La dinámica fue fácil de imaginar para alguien como Falagán, que guarda en su ordenador una carpeta con imágenes de gente haciéndose selfies frente a cuadros en distintos museos del mundo. «Lo que es un problema, cuando uno no puede ver ni La Gioconda, al final me acaba gustando y me tiro diez minutos haciéndoles fotos. Me vino a la cabeza eso, y con la propia distribución que hace el museo de su colección el juego ya estaba hecho pensado casi como una colección de postales», explica el autor de Prado.
Un detalle del juego, con una carta de ‘El sueño de Jacob’ de José de RiberaZacatrus
Con el deseo de levantar un juego tan divertido como educativo fue puliendo su funcionamiento, ensayando, introduciendo elementos que convirtieran el juego en imprevisible, corrigiendo las valoraciones de las cartas según la importancia de la obra… Con el prototipo listo, Falagán se presentó al I Concurso de Creación de Juegos de Zacatrus. Triunfó y Prado es hoy una realidad.
Un detalle del juegoZacatrus