Para la posteridad de la historia de la Copa Davis quedará marcado el nombre de Flavio Cobolli como la firma que aseguró el tercer título consecutivo para Italia en Bolonia. En el escenario más complicado, sin contar con Sinner ni Musetti, este tenista transalpino decidió dar un paso adelante a ojos del mundo entero. Fue la confirmación de Italia como reina del tenis mundial, pero también la de un joven de 23 años que consiguió la victoria más importante de su carrera cargando a sus espaldas a todo un país entero.

Fue Flavio quien terminó de dar el último golpe a España, esa que también llegaba con un equipo sin estrellas como Italia, para poner el segundo punto para los suyos en la final en Bolonia. Fue Cobolli quien se encargó de sofocar la rebelión de Jaume Munar, intratable en el primer set, pero superado por la emboscada del transalpino en los dos últimos. Era su momento de ser el protagonista y lo aprovechó como uno de los grandes.

Italy's Flavio Cobolli celebrates after winning a Davis Cup final singles tennis match against Spain's Jaume Munar, in Bologna, Italy, Sunday, Nov. 23, 2025. (AP Photo/Luca Bruno)

Flavio Cobolli, protagonista con Italia / Luca Bruno / AP

La liberación posterior fue a la altura del sufrimiento vivido durante el partido. No era para menos. De los músculos agarrotados a la gracilidad en pista; Cobolli canalizó la fuerza poderosa de toda Italia en una raqueta que poco a poco se estabilizó durante el partido. Y llegó el golpe final, esa derecha cruzada que Munar no pudo devolver en condiciones. Éxtasis y gloria por parte de su equipo, que habían conseguido también lo imposible con su segunda unidad. Nada que reprochar a España.

De futbolista a tenista

Para quienes no conozcan a Flavio, una de sus particularidades residen en su fascinante versatilidad deportiva. Nació en Florencia, pero se crió en Roma desde pequeño, una ciudad con quien estableció una conexión especial. Especialmente con su equipo de fútbol, con quien empezó en las categorías inferiores coincidiendo, entre otros, con Edoardo Bove, todavía amigo suyo. «Al principio prefería el fútbol«, comenta el tenista. «Pero cuando me tocó elegir de verdad, me di cuenta de que jugando al fútbol no sentía emociones tan fuertes como cuando jugaba al tenis«.

No fue mala elección; gracias a su padre, el extenista Stefano Cobolli, Flavio fue subiendo poco a poco en el ranking hasta ser considerado como una de las mayores promesas del tenis mundial. De personalidad vibrante, sus ídolos tenísticos son Novak Djokovic y Fabio Fognini, este último ahora como representante y amigo cercano. Se maneja excepcionalmente en tierra batida, aunque esta Copa Davis ha recordado que también puede hacerlo y muy bien en otras superficies como la pista dura. Antes de los partidos suele escuchar canciones italianas y practica snooker como hobby fuera de las pistas. Evidentemente, si no fuera tenista, sería futbolista, como él mismo ha reconocido.

Cobolli celebra ante Munar

Cobolli celebra ante Munar / AP

Es una de las caras visibles de la nueva generación del tenis italiano, aquella que ha llevado al país transalpino a conquistar tres Ensaladeras seguidas contra todo pronóstico. Porque cuando no aparecen Sinner o Musetti lo hacen Cobolli o Berrettini; y es que Flavio podrá ser el número 22 del ranking, pero hay otros siete tenistas de su país en el top-100 de las mejores raquetas del mundo. Es la nueva normalidad de Italia, campeona de la Copa Davis por tercera vez consecutiva con Flavio Cobolli como héroe indiscutible en semifinales -ganó un tie-break por 15-13- y en la final de Bolonia.