Miguel Angel Fernandez Menendez
Para muchos, y después de lo que hizo en su primera temporada en el Real Madrid, 23 goles y 13 asistencias, es el centrocampista total. Para otros, un jugador tan bueno como inclasificable, mitad centrocampista, mitad delantero. Y para Xabi Alonso, una bendición y un quebradero de cabeza al mismo tiempo. La ubicación en el campo de Jude Bellingham (22 años), mediapunta o centrocampista, ha ocupado mucho tiempo en la cabeza del técnico tolosarra desde que cogió las riendas del equipo. Y, si empezó la temporada diciendo que le veía más “como un centrocampista”, el desarrollo del curso ha hecho que termine acercándolo al gol, poniéndolo por detrás de Mbappé (sigue el partido en directo en AS.com).
Ayer Xabi fue preguntado por el papel que a partir de ahora tendrá el inglés en el equipo y por cómo es la comunicación entre ambos. “Tengo muy buena comunicación con Jude y una muy buena relación. Es un jugador top mundial; tiene esas ganas de mejorar, de aprender, de saber y de ser más eficiente con el gran potencial que tiene. A mí me gustan esos jugadores que tienen la curiosidad e iniciativa de venir a preguntar qué es lo que podemos hacer mejor. Él encaja en diferentes perfiles y alturas porque es muy completo y tenemos que saber también qué es lo que pasa alrededor suyo”, explicó el tolosarra, que tiene dos opciones, mantenerle en la mediapunta y retrasar a Güler a la media… o viceversa, aprovechando la asociación del turco con Mbappé, al que ha dado ya seis pases de gol.
Después de la operación a la que fue sometido en el hombro, la presente está siendo una temporada anómala para Jude Bellingham. Acortando mucho los plazos de recuperación establecidos fue convocado por primera vez para el quinto encuentro de la temporada, el primero de Champions, ante el Marsella, el 16 de septiembre. Pero no jugó. Tan sólo acumuló un puñado de minutos (1’ y 19’, respectivamente, ante Espanyol y Levante) antes de ser titular, por sorpresa, en el Metropolitano. Pero la estrepitosa derrota (5-2) le puso en el centro del debate. Xabi pudo haber adelantado demasiado su primera aparición en el once inicial…
Desde entonces Bellingham ha jugado todos los encuentros. Y todos como titular a excepción de dos, el del Kairat y el último ante el Olympiacos. Este, el de Atenas, rodeado además de un cierto misterio, pues extrañó que jugara Jude unos minutos en la segunda parte cuando previamente había trascendido que comenzaba en el banquillo por unas molestias musculares en el sóleo. Corrió, en cierto modo, un riesgo innecesario, pues cuando entró al campo acababa de marcar Mbappé el cuarto de su cuenta y el partido marchaba 2-4.
A lo largo de la temporada, Xabi ha terminado acomodando el sistema a un 4-2-3-1 para acercar a Bellingham al gol y reducir los metros que estaba obligado a recorrer cuando jugaba en el centro del campo, más pegado a la banda izquierda. El inglés, como suele hacer, no defrauda mirando a puerta. Han sido cuatro los goles que ha marcado en los últimos siete partidos en que ha sido titular, incluyendo el que salvó el empate ante el Elche, el de la victoria ante la Juventus o el primero del equipo en el Clásico. Pero ahora, el giro táctico de Xabi ante Olympiacos, en el que dispuso un 4-3-1-2 (con un trivote de mucho músculo formado por Tchouameni, Camavinga y Valverde), requiere un replanteamiento de la situación.
El cambio, en principio, no afecta a Bellingham, que puede seguir jugando en la mediapunta, en este caso por detrás de los dos delanteros, ahora con Vinicius junto a Mbbapé. Pero eso puede sacar de la ecuación a Güler a no ser que Xabi se decida a poner al turco en el trivote junto a Tchouameni y Valverde. En este caso es Camavinga el que se caerá del equipo que salga de inicio.
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La pregunta del millón, ¿dónde va a jugar Bellingham? parece estar resuelta desde hace tiempo. La mediapunta es para él. Al menos, a eso ha tendido Xabi hasta ahora. Juega el inglés más centrado (y menos obligado en defensa) de lo que lo hacía con Ancelotti. Pero el último cambio táctico del técnico tolosarra, el trivote que mostró en Grecia, obliga a volver a asentar las piezas, incluida la del inglés, si es que persiste en esa idea.
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