Entre todos los líos que ha habido en el Barça últimamente, ya nadie se acuerda de Joan Peñarroya. Tiene, hasta cierto punto, lógica: a la otra parte, la más perjudicada, de una situación imposible, nunca se le hace demasiado caso. Y casi siempre es injusto, aunque esta vez probablemente lo sea mucho más: el entrenador, sustituido por un Xavi Pascual que regresa a la que fue su casa, no ha sido el culpable de nada. Y, aunque tampoco haya sido la solución, sí que ha representado el chico expiatorio de un equipo a la deriva, que lleva dos temporadas sin pisar una sola final y que la temporada pasada ni siquiera se coló en semifinales de la Copa, la ACB o la Euroliga. Sin disputar la Supercopa este año.

Haya ocurrido lo que haya ocurrido, siempre hay daños colaterales. Y la situación es ligeramente similar a la de Roger Grimau, recogiendo el Barça las migajas de la época de Sarunas Jasikevicius y Nikola Mirotic. Con la diferencia de que Peñarroya es un entrenador con casi 20 años de experiencia en los banquillos y que está ligado al baloncesto español desde 1987, cuando empezó en el profesionalismo de la mano del Manresa, equipo al que luego dirigió como técnico. Antes, inició su andadura como técnico dirigiendo al CB Olesa i Navàs de la liga EBA, club en el que permaneció durante 4 temporadas. Y de ahí, amasó un gran currículum y una excelente reputación.

En la temporada 2010-11, se estrenó como entrenador de LEB Plata a los mandos del Bàsquet Club Andorra, consiguiendo primero el ascenso a la LEB Oro (hoy Primera Feb) y posteriormente el mismo éxito a la ACB en 2014. Tras ocho temporadas, firmó por el Manresa antes de recalar en el San Pablo Burgos, donde consiguió algunos de sus títulos más importantes: las ediciones 2019-20 y la 2020-21 de la Basketball Champions League y la Copa Intercontinental en 2021. Con el Valencia, llegó a las semifinales de la Eurocup. Y con el Baskonia la cosa empezó a ir peor y la aventura acabó en su cese para hacer hueco a Dusko Ivanovic.

Del Barça al exilio

En el Barça llegó su tumba, como suele pasar en los proyectos a la deriva. La crisis financiera de la sección de baloncesto no permitió a los azulgranas cifras ostentosas para realizar fichajes jugosos ni a Peñarroya exigir nada que pudiera necesitar. Y luego llegó la maldición de las lesiones, principalmente la de un Nicolás Laprovíttola que se quedó toda la temporada en el dique seco. Los azulgranas perdieron en semifinales de la Supercopa ante el Real Madrid (89-83) y en cuartos de final de la Copa en febrero de 2025 ante el Tenerife (91-86). A pesar de ello, la recta final de la temporada, teniendo en cuenta las lesiones, fue muy meritoria. Pero se saldó sin nada.

Eso sí, apunto estuvieron de conseguir redondear una de las revoluciones del curso baloncestístico. Inacabada, pero emocionante. Acabaron quintos de la Euroliga y se vieron las caras en cuartos de final de la máxima competición continental y enfrentándose al Mónaco por un puesto en la Final Four. Cayeron en los dos primeros partidos, pero se hicieron con la victoria en los dos disputados en el Palau Blaugrana, donde Mike James no fue suficiente para los entonces visitantes. De vuelta a campo rival, Kevin Punter hizo de las suyas en la última jugada e intentó un triple lejano sin suerte cuando podría haber atacado la canasta. Al final, 85-84 y a casa con un sabor más que amargo y una oportunidad, que a la postre sería la última, perdida.

Hasta ahí llegó el Barça de Peñarroya, ya sin suerte ni convicción para luchar contra el Unicaja, que les ganó 2-1 también en cuartos de la ACB. Segundo año consecutivo sin títulos y un injusto daño colateral que tuvo los mismos problemas con Willy Hernangómez que tuvo en su momento Grimau, que sufrió una cantidad ingente de lesiones y que llegó hasta donde pudo. Ahora, llega Xavi Pascual para solucionar algo que ya veremos si tiene solución. Y Joan Peñarroya pone camino a esa clandestinidad a la que se aboca después de fraguar una espectacular carrera desde abajo, pero encontrar el frenazo en uno de esos lugares en los que sólo se puede ganar o morir. No hay puntos intermedios. Es lo que tiene.

Noticias relacionadas

¡Tus opiniones importan!

Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí