El régimen cubano informó este lunes la muerte de 33 personas por enfermedades transmitidas por mosquitos, en medio de una compleja situación epidemiológica marcada por la expansión del dengue y el chikungunya, y la falta de recursos para tratar la actual crisis sanitaria.

De acuerdo con el diario oficial Granma, la viceministra de Salud Pública, Carilda Peña García, detalló que de ese total, 12 fallecimientos corresponden a casos de dengue —siete de ellos menores de 18 años (sin especificar las edades exacta)— y 21 a chikungunya, con 14 víctimas también menores de edad (otra vez se omite la edad exacta).

Peña precisó que tres de los 33 fallecidos reportados este lunes ya habían sido incluidos en el parte oficial de muertes por dengue divulgado en octubre.

Aunque el Ministerio de Salud Pública (Minsap) sostiene que el sistema de vigilancia muestra un descenso general de los síndromes febriles, la funcionaria advirtió que la mayoría de las provincias mantienen una tendencia ascendente y que el corredor endémico “se encuentra en zona de epidemia” en casi todo el país, con excepción de Matanzas y el municipio especial Isla de la Juventud.

En repetidas ocasiones, funcionarios del régimen han reconocido que los menores de edad constituyen el grupo más afectado por el chikungunya en Cuba.

La cifra de contagios también continúa en aumento. Solo en la última semana se reportaron 5,717 nuevos casos de chikungunya, la mayoría considerados sospechosos por diagnóstico clínico.

El acumulado nacional asciende a 38,938 pacientes, de los cuales 1,260 fueron confirmados por PCR. El dengue, por su parte, se mantiene activo en las 14 provincias y los 43 municipios del país.

El gobierno explicó que, ante la magnitud del brote, los casos con sospechas clínicas se consideran positivos, una práctica que forma parte del protocolo cubano de diagnóstico en situaciones epidémicas.

La viceministra reconoció además un incremento en el índice de infestación del mosquito Aedes aegypti, que alcanza el 0,89 %, con Camagüey, Pinar del Río, Santiago de Cuba, Sancti Spíritus y La Habana entre los territorios más afectados.

Mientras el gobierno intenta contener la propagación, la población cubana enfrenta escasez de insecticidas, falta de medicamentos y un deterioro general de las condiciones sanitarias que agravan el panorama epidemiológico.