Martes, 5 de agosto 2025, 02:00

Entre el centenar de ciclistas que se dieron cita el domingo en el Circuito de Getxo hubo un corredor que compitió con los Juan Ayuso, Isaac del Toro y compañía en cuanto a levantar pasiones se refiere. Fue Aleix Espargaró (Granollers, 36 años), el piloto de MotoGP que este año ha dado el salto al pelotón en las filas de un equipo de máxima categoría como el Lidl-Trek. En primavera participó en dos pruebas de gravel y en julio se estrenó en la carretera en el Tour de Austria, donde una caída le obligó a abandonar. El domingo afrontó su primera clásica y lo hizo en Euskadi. «Me hace mucha ilusión, es la cuna del ciclismo», explica.

«Era uno de mis sueños estar aquí. Ahora tengo que intentar templar los nervios y disfrutar», confesó antes de tomar la salida a las puertas del Guggenheim. Tiene ficha del equipo de desarrollo, pero ha logrado hacerse un hueco entre tanta figura y colar su nombre en citas tan exigentes como el Circuito de Getxo-Memorial Hermanos Otxoa.

«Tengo un equipo con mucha experiencia e intento seguirles», lanza el ya ciclista con todas las de la ley. Desde luego, el Trek se tomó muy en serio la clásica vizcaína. Junto a Espargaró acudieron Juanpe López, décimo en el Giro 2022, Carlos Verona, vigesimocuarto en el Tour 2024, y sobre todo Quinn Simmons, nacido en Durango (Colorado) y que lució orgulloso el maillot decorado con las barras y las estrellas en condición de campeón de ruta de Estados Unidos.

El catalán, que en julio abandonó tras una caída el Tour de Austria, finalizó 57º el domingo en Getxo

La inexperiencia en estos lares hace que Espargaró, segundo piloto con más grandes premios disputados en la historia de MotoGP con 258, solo por detrás de Valentino Rossi (372), tenga «un poquito de respeto porque es un mundo totalmente distinto. Pero la ilusión nunca hay que perderla, es lo más importante en esta vida».

Sobre todo después de conocer el amargo sabor de las caídas. Se fue al suelo en la tercera etapa de la Vuelta de Austria, tras la que abandonó al romperse el pulgar de la mano derecha. «Ha quedado un poco dañado –sigue hinchado– pero he seguido en los entrenamientos y aquí estoy. Aprendí muchísimo de la carrera. La caída fue mala suerte», relata.

El reto de Pike Bidea

Finalizó el Circuito de Getxo en el puesto 57, a 6:42 de Isaac del Toro, y se enfrentó a platos fuertes como la doble subida a Pike Bidea. «Me habían hablado de ello, he visto muchos vídeos. Fue muy duro», confiesa el catalán, que vistió el dorsal 41, el que siempre le acompañó en MotoGP. «Que me lo den aquí… Es otra liga», lanza con una sonrisa de oreja a oreja. Los números en los equipos ciclistas van de decenas en decenas y normalmente el 1 suele ser para el corredor más potente. En este caso, y pese a que siente un poco el síndrome del impostor, le concedieron ese honor.

Espargaró se estrenó con el Trek en marzo en ‘The Traka’, prueba sobre gravel en Girona, cerca de casa, aunque se fue al suelo. Sin embargo, en mayo cosechó un genial séptimo puesto en la ‘114 Gravel Race’ de Badajoz, parte del circuito mundial. El resultado le dio el billete para el Mundial que se disputará en octubre, aunque todavía no ha confirmado su presencia. «Es una de las opciones, sí. El calendario sigue abierto, veremos qué hay después», esquiva al ser preguntado acerca de sus próximas citas.

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