La operación liderada por los directivos de Uvesco para que un consorcio vasco compre la compañía de supermercados BM al fondo francés PAI Partners … por más de 700 millones de euros avanza a buen ritmo y podría cerrarse a mediados de diciembre. La carrera contrarreloj por la configuración de esta alianza para blindar en Euskadi un grupo con 7.000 empleados ha tenido que superar varios obstáculos y uno de ellos fue la decisión de la EPSV Geroa de descolgarse de la oferta, lo que obligó al resto a buscar una solución para tapar su agujero. Pese a que oficialmente no han trascendido las razones de este desmarque, diferentes fuentes han confirmado a EL CORREO que fue principalmente el recelo de la parte sindical lo que lo motivó. Los sindicatos no estaban cómodos ni con las prisas, ni con el elevado importe de la inversión (unos 30 millones), ni con el alto riesgo por su considerable apalancamiento. El caso es que se ha frustrado así el primer gran intento de incorporar a las EPSV en los operaciones para arraigar empresas estratégicas, eje de la política económica del Gobierno de Pradales.
Geroa, con 317.863 socios y un patrimonio de 3.350 millones de euros, es la principal EPSV de empleo de Euskadi, creada en 1996 para complementar las pensiones de los trabajadores de Gipuzkoa con aportaciones de éstos y sus empresas. Sus órganos de gobierno están repartidos a partes iguales entre la patronal Adegi y los cuatro sindicatos, que su vez se distribuyen su 50% en función de su representatividad (ELA tiene 6 miembros en la junta; LAB cuenta con 4, aunque no participa activamente; CC OO, dos y UGT, 1).
A su órgano de gobierno llegó la operación de Uvesco. Se trataba de configurar un consorcio vasco para acompañar al equipo directivo, liderado por el consejero delegado, Ángel Jareño, y lograr adquirir al fondo francés PAI Partners su participación del 70%. El objetivo era anclar al grupo en Euskadi después de que ya intentara hacerse con él Carrefour. Pero la apuesta era muy ambiciosa -se valora la compañía en 728 millones, con 370 millones de deuda incluida- y requería un elevado esfuerzo por todas las partes. En el barco estaban, aparte de Jareño, Kutxabank, a través de su vehículo de inversión Indar; la Fundación Artizarra, con su fondo Stellum Food; y la gestora Inveready, de Josep Maria Echarri.
La participación correspondiente a la EPSV Geroa era de 30 millones, muy superior a las inversiones a las que está acostumbrada. Eso ya hizo vacilar a los sindicatos porque, al fin y al cabo, lo que está en juego es el dinero para la jubilación de los trabajadores. A ello se sumó el alto apalancamiento de la operación. Y es que la oferta vasca contempla reunir 225 millones de capital pero también un préstamo de 500 millones con cargo a la empresa. Otro factor que jugó en contra fueron las prisas con las que se quería armar la compra.
Propuesta de alternativas
Los sindicatos no aceptaron los términos iniciales en los que planteó, pero su rechazo no fue frontal. Es más, se propuso una alternativa. Entrar con una inversión menor a través de Orza, un vehículo que comparte Geroa con Elkarkidetza, la EPSV de los funcionarios de ayuntamientos y diputaciones. Pero, según diversas fuentes, esa opción no gustó a la dirección de la empresa, que no veía con buenos ojos la participación de la Administración vasca en la operación. De hecho, también rechazó que el Gobierno vasco se involucrase de alguna manera, algo que reclamaba la parte sindical.
El caso es que finalmente la EPSV Geroa se descolgó, aunque fuentes cercanas aseguran que ya es un gran éxito que lo hayan estudiado seriamente. En esta operación no ha podido ser -dicen-, pero no se cierra la puerta por parte de los sindicatos a explorar este camino.
Con todo, el desmarque de Geroa también pone en evidencia la dificultad de que los más de 32.000 millones de euros que gestionan estos instrumentos de previsión social se utilicen para apuntalar el tejido productivo vasco. De hecho, apenas un 1,1% – unos 352 millones de euros- está invertido en empresas vascas. «Muchos trabajadores tienen aquí sus ahorros en EPSV; pero la mayoría termina en Madrid, financiando el déficit del Estado a través de Letras del Tesoro», se quejaba recientemente el consejero de Industria, Mikel Jauregi.