Volodímir Zelenski y los líderes de la Unión Europea siguen intentando suavizar algunos de los puntos del plan de paz de Donald Trump. Ucrania quiere mantener el territorio que tenía antes de la invasión rusa y garantías de seguridad sólidas que impidan un nuevo ataque ruso en el futuro. El problema para Ucrania es que vive uno de los momentos más delicados desde que comenzó la guerra: con Rusia avanzando en el frente, Zelenski debilitado tras haber tenido que prescindir de su número dos, salpicado por un caso de corrupción, y los ciudadanos exhaustos después de cuatro años de conflicto. Lo analizamos con José Ángel López, profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas ICADE y autor del libro ‘La era de los genocidios’.
«Por desgracia, Trump tenía razón cuando, con esa actitud prepotente, le dijo a Zelenski en la Casa Blanca que tenía malas cartas. No podemos negarnos a una evidencia como esta», reconoce López, que cree que si Estados Unidos interrumpe su apoyo financiero y militar a Ucrania, dejaría en una situación de absoluta debilidad en el campo de batalla a Zelenski porque la Unión Europea no tiene la suficiente capacidad para llenar ese hueco. «Es verdad que, si finalmente se sustenta ese órdago, Ucrania tendría pocas opciones», afirma.
Una propuesta escorada hacia Rusia
Ucrania temía el regreso de Trump a la Casa Blanca. Sus guiños a Putin hacían temer lo peor a Zelenski y los suyos. Poco más de un año después de su victoria electoral, los peores pronósticos se han confirmado. «Está actuando como un mediador de parte que quiere repartirse con Putin el botín de guerra en Ucrania. Trump está muy interesado en reinsertar a Putin en la esfera internacional y retomar cuanto antes la relación bilateral con Rusia», subraya López.
El profesor considera que la propuesta de paz plantea una serie de cuestiones que vulneran los principios del Derecho Internacional y suponen una injerencia en los asuntos internos de un país. «Es muy llamativo ver cómo se decide unilateralmente que Ucrania tiene que renunciar a adherirse a la OTAN o que tiene que convocar elecciones en un plazo máximo de 100 días», recuerda.
Para el profesor José Ángel López, estos movimientos de Trump son una demostración de que quiere volver a un orden internacional dividido en zonas de influencia, en el que las grandes potencias se repartan los territorios unilateralmente. «Me recuerda sospechosamente a lo que sucedió en el periodo de entreguerras, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Todo a espaldas del multilateralismo, de Naciones Unidas y de actores tan importantes como la Unión Europea.
La congelación de los activos rusos, la única baza de la UE
Lo cierto es que, si algo está quedando claro en todo este proceso, es que los 27 no están en la mesa de las grandes potencias. Los líderes europeos que han mostrado interés por participar en las negociaciones han sido reiteradamente ignorados por Trump y Putin. Bruselas se guarda una carta en la manga, quizás la única que le queda, para intentar hacerse oír y suavizar las propuestas de paz más duras para Ucrania: la congelación de los activos rusos, una propuesta que los líderes de la UE debatirán en el próximo Consejo Europeo.
Bruselas planea utilizar todos esos fondos rusos congelados para, a modo de préstamo, financiar los gastos más inmediatos de Ucrania de este año y el que viene. «La reacción de Putin a este planteamiento evidencia que le ha molestado notablemente, pero creo que es un mecanismo que levanta bastantes dudas desde el punto de vista de la legalidad. Además, todos sabemos que hay una serie de «caballos de Troya», como Hungría o Eslovaquia, que probablemente impedirían ese acuerdo, concluye López.