UCI

El Hospital Universitario de Bellvitge ha publicado en la revista Medicina Intensiva un estudio que demuestra el impacto positivo de las intervenciones ambientales en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Con más de 500 pacientes analizados, el trabajo muestra una reducción significativa en el uso de sedantes, una mejora del confort y una tendencia a disminuir la incidencia de delirium, uno de los trastornos más frecuentes y debilitantes en las estancias prolongadas en la UCI.

«Buscamos reducir el estrés sensorial y favorecer el descanso y la recuperación. No solo tratamos la enfermedad, sino también el entorno y la experiencia del paciente y su familia», explicó Francesc Esteve, jefe de sección del Servicio de Medicina Intensiva de Bellvitge y primer firmante del estudio.

El estudio comparó los datos de 538 pacientes antes y después de la instalación del sistema SHX®, una tecnología que reproduce las transiciones naturales del día y la noche mediante estímulos de luz, imágenes y sonido. Esta adaptación al ritmo circadiano -el reloj biológico que regula el sueño y múltiples funciones corporales- juega un papel clave en el bienestar y la recuperación de las personas en situación crítica.

Los resultados muestran una reducción del consumo de midazolam (de 9,6 mg a 3,8 mg por día de estancia), una mejoría del estado de alerta tranquila y una tendencia a registrar menos episodios de delirium.

«La luz, el sol y las imágenes pueden contribuir a restaurar el reloj biológico y reducir la necesidad de medicación», señaló Esteve. «El delirium es un trastorno frecuente en pacientes críticos que provoca confusión, desorientación y agitación, y puede prolongar la estancia hospitalaria y dificultar la recuperación posterior», añadió el intensivista.

Hacia una UCI más humana y respetuosa

En 2023, el Hospital de Bellvitge transformó los 64 boxes de su Unidad de Cuidados Intensivos en espacios inmersivos y personalizables, capaces de simular un bosque, el mar o un ambiente nocturno en función de las necesidades de cada paciente.

Este cambio de paradigma, de una UCI tradicional y cerrada a una UCI centrada también en el bienestar emocional y biológico, forma parte de un proyecto europeo de humanización de los cuidados intensivos financiado por el Programa Operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de Cataluña.

«Hemos apostado por una UCI más amable para pacientes, familiares y profesionales. Además de cuidar las funciones vitales, atendemos la dimensión emocional y social», afirmó Rafael Justel, adjunto a la Dirección de Enfermería e integrante del equipo impulsor del proyecto.

El estudio se enmarca en una línea de investigación europea sobre humanización e innovación en cuidados intensivos que analiza cómo los entornos respetuosos con el ritmo biológico y emocional pueden favorecer la recuperación funcional y reducir complicaciones como el delirium o el estrés post-UCI.

«El modelo de UCI multisensorial de Bellvitge ya está inspirando a otros centros en España y Europa y abre una nueva vía en el abordaje del paciente crítico, con una atención más centrada en la persona», concluyó Esteve.

El sistema multisensorial ha sido desarrollado e implantado por Qinera, una cooperativa de innovación con sede en Barcelona, especializada en tecnología inclusiva y entornos de estimulación sensorial. Fundada por Joaquín Romero, una persona con esclerosis múltiple que convirtió su experiencia en un proyecto de impacto social, Qinera combina desarrollo tecnológico y misión social. «Nuestro objetivo es poner la tecnología al servicio de las personas», destacó Borja Romero, CEO de Qinera. «Transformar la experiencia tradicional de una UCI en un entorno más humano y respetuoso con el ritmo biológico y emocional de la persona ingresada forma parte de nuestra misión».

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