La conversación sobre cómo mantenerse activo después de los 50 años suele girar en torno a hacer ejercicios como caminar o nadar. Sin embargo, el entrenador personal Álvaro Puche rompe con esta idea en una entrevista concedida a ‘ABC’.

Con frases directas y sin rodeos, asegura que “solo caminar o nadar no es suficiente” y que confiar únicamente en estas actividades es “un espejismo que puede ser peligroso”. Su mensaje es claro: el verdadero aliado para una madurez saludable está en el entrenamiento de fuerza.

Nadar o caminar como ejercicio a los 50

Puche insiste en que “fiarlo todo a los paseos o a la natación es un error”. Aunque reconoce que estas prácticas cardiovasculares aportan beneficios, advierte que “pueden llevar a la pérdida de músculo” si no se acompañan de un plan específico de fuerza. El problema, según explica, es que se suele asociar ejercicio únicamente con actividad aeróbica, cuando “el verdadero pilar de la autonomía funcional en la madurez reside en la salud de nuestra musculatura”.

El entrenador pone el foco en la sarcopenia, “la pérdida progresiva de masa muscular” que comienza a manifestarse alrededor de los treinta y cinco años y se acelera con el paso del tiempo. Para Puche, una musculatura debilitada afecta directamente a la movilidad, la densidad ósea y el buen funcionamiento de los órganos vitales. Por eso defiende que “la medicina para el envejecimiento se encuentra en el gimnasio”.

Álvaro Puche   Entrenador

La sarcopenia, la pérdida progresiva de masa muscular, no se recupera con andar o nadar

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Su propuesta es sencilla y progresiva: empezar con “gomas elásticas en casa” y avanzar hacia rutinas más completas en un gimnasio, siempre bajo “la supervisión de un profesional”. En cuanto a la frecuencia, recomienda “entrenar fuerza al menos un día a la semana, siendo lo ideal dos o tres días” para notar resultados.

Además, recuerda que el entrenamiento de fuerza, unido a una alimentación adecuada, puede “prevenir e incluso revertir patologías” como la diabetes tipo 2 o ciertas afecciones cardíacas. Para él, no se trata de estética, sino de una inversión directa en calidad de vida: “abandonar el sedentarismo para refugiarse únicamente en el cardio es quedarse a medio camino”.

Más allá del cardio: la visión de Puche

En sus redes sociales, Puche refuerza este mensaje con frases que buscan impactar y despertar conciencia. “Si se pasan la vida en un vaso de agua solo conseguirán que se les arrugue la piel”, afirma sobre quienes confían únicamente en la natación. También recalca que “caminar nos salva del malestar, pero la fuerza nos guía hacia el bienestar”, una idea que ya desarrollamos en  Lecturas, donde explica que “caminar es permanecer, entrenar fuerza es evolucionar”.

Su discurso se centra en desterrar prejuicios y recordar que el músculo es el verdadero seguro de vida a partir de los cincuenta. “La fuerza es la llave de la autonomía”, repite en varias ocasiones, convencido de que el futuro de la salud en la madurez pasa por incorporar rutinas de resistencia y dejar de verlas como algo exclusivo de los más jóvenes.

En definitiva, Puche defiende que el entrenamiento de fuerza es una herramienta imprescindible para quienes buscan una vejez autónoma y plena. Sus palabras, contundentes y educativas, invitan a replantearse la manera en que entendemos el ejercicio a partir de cierta edad y a mirar más allá del cardio para descubrir el verdadero motor del bienestar: el músculo.